Una noche loca en Sydney

429 63 14
                                    

Capítulo 3

Una noche loca en Sídney

Brandon

¿Cómo lo decía tan tranquilo? Acababa de violar mi intimidad y aun así lo hacía ver como si me estuviera haciendo un enorme favor, ¿quién se cree que es? ¿Cupido?

Tenía que tener mucha paciencia con él, porque estaba claro que estaba mal de la cabeza, no entendía la situación en la que nos encontrábamos. Este será mi primer y último viaje.

Al menos no había escrito algo demasiado profundo, no era de esos diarios en los que pones lo que pasa en tu día a día o como te sientes al respecto. Solo tenía algunos pensamientos y había pasado mucho tiempo desde que escribí en él por última vez. Sí, lo admito, la última vez que escribí en él parecía un adolescente enamorado de la vida y con esperanzas en el amor. Eso, cambio después de doce citas del Tinder fracasadas y de darme cuenta de que nunca había tenido una relación romántica.

Podría rendirme y volver a casa, seguramente Mel y Susan no lo verían tan mal si les explico la situación. Quería mi cama, mi café y mis programas de televisión.

¿Por qué se me ocurrió esto?

-¿Entonces qué dices? -coloco sus manos en sus caderas-. ¿Vamos a buscar chicas?

-No tenías que leer mi diario -ignore su estúpida pregunta-. Ahí pongo cosas personales y vístete.

Él rodó los ojos -Estoy vestido y pensé que era poesía, además no. Entendí ni la mitad, solo eso que cupido te odia.

¡Estaba en ropa interior! Su descaro era demasiado, le quitaba importancia a todo, incluso al estar medio desnudo frente a mí. Yo no era de esos hombres que se sentía cómodo con otros estando en ropa interior. Lo veía tan intimido como si fuera con cualquier mujer.

-No tienes que ayudarme, además esto es ridículo, solo fue...

-Romántico -me interrumpió con una sonrisa en su rostro-, y te ayudaré solo porque yo también soy un romántico.

Alce una ceja -¿Tú eres romántico?

-Por supuesto, la gente que viaja son unos románticos -me informó él-. Amamos la vida.

-Olvídalo, tengo migraña -entre al pequeño cuarto de baño y lo dejé afuera.

Al menos aquí no tenía que escucharlo y me estaba orinando.

Era imposible sacarse al amigo en un espacio tan pequeño, una vez lo hice suspiré y vacié la vejiga. Consideraría mejor lo de irme, solo porque imagino la cara que pondría Mel y Susan. Soy muy orgulloso como para darles la razón.

La puerta se abrió de golpe y Freddy se apoyó en ella para hablar con un mapa en las manos y unas gafas que lo hacían verse horrible. Ni siquiera Harry Potter llevo unas tan feas como las de él.

-Muy bien churri te enseñaré nuestros destinos, seguramente en alguno encuentras a tu chica ideal -miro mi entrepierna-. ¿Terminaste?

-¡Sal de aquí! -esto ya era pasarse de una violación a la intimidad.

Me miró de arriba abajo -¿Qué? Es casi igual, solo que la mía es...

¿En serio se iba a poner a compararlas?

-¡Fuera! -le grité.

-Ya, muy bien.

Me apoyé en el lavado cuando cerró la puerta. Doce días, solo me quedan doce días, yo puedo hacerlo, puedo soportarlo, conocer gente nueva y ver todos esos lugares encantadores que ofrece Australia. De los perdedores no se ha escrito nada, rendirse no era una opción.

Te estuve esperando L(G)TBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora