𝐂𝐚𝐥𝐥 𝐈𝐭 𝐖𝐡𝐚𝐭 𝐘𝐨𝐮 𝐖𝐚𝐧𝐭 | 𝐅𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐜𝐡𝐞𝐥

∘₊✧─ CAPITULO 7 ─✧₊∘

Christopher.

—Que idiota —es lo primero que mis oídos captan, después el sonido de bolsas abriéndose.

Suspiro, eran las tres de la mañana cuando nos acostamos a dormir y veo en el reloj de a un lado que apenas son las siete.

Me incorporo al no sentir a Rachel cerca. ¿Cómo hizo para que no sintiera que se levantó?

La miro sacar la ropa que compro ayer y acomodar el conjunto del traje en el sofá a los pies de la cama.

Va desnuda. Lo que me hace recordar que sus maletas siguen afuera.

Va a el armario y cuando regresa trae una camisa mía en las manos. Se la pone y abre la puerta, supongo que para ir por ellas.

Regresa con una, me causa risa que cuando ve la etiqueta que trae, suelte un sonido exasperado y vuelva a salir, enojada por la otra.

La deja a un lado y comienza a sacar ropa en el piso.

—¿Regreso tu bipolaridad? —brinca y me mira—. Estabas bien anoche y ahora pareces querer arrancarle la cabeza a alguien.

—A lo mejor te la arranco a ti —bufa, lanzando más ropa fuera de la maleta—. Quieras o no, tengo que ir a Belgravia.

—¿Y porque?

Me amarga más la mañana. Aún tengo presente que lo va a ver cara a cara y eso me jode.

—¡Necesito mis cosas!, Aquí no tengo más que esto y, discúlpame, pero no voy a andar toda tapada con esta ropa. Si me hubieras dicho desde antes me hubiera traído la otra ropa y no esto.

—Siempre cargas lo mismo, yo no sé porque solo trajiste eso.

—¡Me dijiste que me ibas a reubicar!, Y con Antoni sabiendo, creí que... Bueno, debía empezar a seguir los protocolos cómo...

Suelto una risa entre dientes y ella se enoja más, lanzándome una sudadera.

—Te odio.

—Claro. Deja eso, dale a Miranda lo que te vas a poner y vamos a desayunar.

Hace una mueca.

—No tengo hambre.

Definitivamente, a mi mujer me la cambiaron.

Me pongo de pie, sujetando su rostro entre mis manos cuando estoy frente a ella.

—¿Que tienes?

Frunce el ceño.

—Nada, solo no tengo apetito.

Chasqueo la lengua.

—Dime la verdad, ¿Que tienes?

—No tengo nada, en serio... —ante mi mirada, suspira—. Nada me pasa, solo es eso. Creo que es por los nervios.

—Tienes que comer.

—No creo que me pase nada más que una fruta.

—He dicho.

Hace una mueca y asiente. Va a su maleta y saca una bata de satín que se ata a la cintura, mientras yo me pongo también ropa, paso a dejar en la cama la ropa de Rachel y lo que yo voy a usar.

Al salir, Miranda ya está acomodando la mesa para desayunar.

—Buenos días, señor, señora —asiente hacia ambos y regreso la acción mientras Rachel la saluda como si una amiga fuera—, ya serví los platos.

—Gracias —habla la otra.

—En la cama está lo que necesito que alistes. Después de recoger todo, acomodas las maletas de la señora y puedes salir o lo que quieras. Vamos a estar fuera todo el día.