Los días transcurrían en un ritmo armonioso para Iguro y Sanemi. Cada noche en la finca de Iguro era un momento de pasión desbordante y amor profundo. Tanto era el fervor de sus encuentros que, en ocasiones, Iguro apenas podía caminar al día siguiente.Una mañana, Iguro decidió preparar el desayuno para Sanemi. Con dedicación, hizo huevos revueltos, tostadas y una jarra de café. Con una sonrisa, fue a buscar a Sanemi para sorprenderlo, pero no lo encontró en la habitación.
—¿Dónde se habrá ido? —se preguntó Iguro en voz baja, sintiendo una ligera preocupación.
Decidió pedirle a su cuervo que lo buscara. Al poco tiempo, el cuervo regresó con noticias.
—Sanemi está en el bosque, conversando con una chica —informó el cuervo con una voz tranquila.
Una ola de celos invadió a Iguro de inmediato. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y sin pensarlo dos veces, siguió al cuervo, que lo guió hasta el bosque.
Cuando llegó, vio a Sanemi y a la chica juntos. Estaban hablando y riendo. Iguro sintió cómo la furia y los celos se apoderaban de él.
—¡Sanemi! ¿Qué estás haciendo? —gritó Iguro, su voz cargada de ira y dolor.
Sanemi se giró rápidamente, sorprendido por la repentina aparición de Iguro.
—Iguro, esto no es lo que parece —intentó explicar Sanemi, levantando las manos en un gesto de rendición.
Iguro, cegado por los celos, no quiso escuchar.
—¡Te vi riéndote con ella! —gritó, su voz temblando de emoción.
La chica, sintiéndose culpable, intentó intervenir.
—Por favor, escúchame. Solo estábamos hablando —dijo, tratando de calmar a Iguro.
—¡Cállate! —espetó Iguro, su mirada fija en Sanemi—. ¿Cómo pudiste hacerme esto?
Sanemi se acercó a Iguro, con una expresión suplicante.
—Iguro, por favor, déjame explicarte. Ella es solo una amiga. No hay nada entre nosotros —insistió, su voz llena de sinceridad.
Iguro lo miró con desconfianza, su respiración agitada.
—¿Una amiga? ¿Y por qué no me lo dijiste antes? —preguntó, su tono acusador.
Sanemi tomó suavemente la mano de Iguro.
—No quería preocuparte por nada. Estábamos hablando de ti, de cómo sorprenderte —dijo, su voz suave y reconfortante.
Iguro se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Sanemi había dicho. Finalmente, dejó escapar un suspiro y apartó la mirada.
—Aún así, me duele verte con otra persona —admitió, su voz apagada.
Sanemi sonrió con ternura.
—Lo sé, y me parece adorable que te pongas celoso. Pero no tienes nada de qué preocuparte. Eres el único para mí —dijo, inclinándose para besar suavemente a Iguro en los labios.
Iguro, aún con los celos latentes, permitió que Sanemi lo guiara de vuelta a la finca. Al llegar, Sanemi lo llevó directamente a su habitación.
—Por hacerme un berrinche delante de mi amiga, creo que mereces un castigo —dijo Sanemi, con una sonrisa traviesa.
Iguro lo miró con sorpresa.
—¿Un castigo? —preguntó, su tono mezcla de curiosidad y nerviosismo.
Sanemi asintió, sus ojos brillando con picardía.
—Sí, un castigo. Voy a hacerte recordar que solo me perteneces a mí —dijo, empujando suavemente a Iguro sobre la cama.
Antes de que Iguro pudiera reaccionar, Sanemi ya estaba sobre él, besándolo con una pasión ardiente. Sus manos recorrieron el cuerpo de Iguro, despojándolo de sus ropas con una habilidad casi impaciente.
Iguro gimió cuando los labios de Sanemi se deslizaron por su cuello, dejando un rastro de besos ardientes. Sanemi mordió ligeramente su piel, marcándolo con posesión.
—Sanemi... —murmuró Iguro, su voz entrecortada por el placer.
Sanemi sonrió contra su piel.
—Shhh... Esto es solo el comienzo —dijo, deslizando una mano hacia abajo, acariciando la erección de Iguro con firmeza.
Iguro arqueó la espalda, gimiendo más fuerte.
—Por favor... —susurró, su cuerpo temblando de anticipación.
Sanemi no perdió tiempo. Desabrochó sus propios pantalones y se deshizo de ellos rápidamente. Sus manos volvieron a Iguro, acariciándolo con firmeza y ternura a la vez.
—Eres mío, solo mío —murmuró Sanemi, posicionándose entre las piernas de Iguro.
Sin más preámbulos, Sanemi entró en Iguro de una vez, haciéndolo gemir fuertemente. Iguro se aferró a las sábanas, su cuerpo estremeciéndose por la intensidad del momento.
Sanemi comenzó a moverse con fuerza, cada embestida enviando oleadas de placer a través del cuerpo de Iguro. Sus gemidos llenaron la habitación, mezclándose con los sonidos de su pasión.
—Sanemi... más fuerte... —jadeó Iguro, su voz entrecortada por el éxtasis.
Sanemi obedeció, aumentando la intensidad de sus movimientos. Sus manos aferraron las caderas de Iguro con fuerza, marcando su piel con la intensidad de su deseo.
El placer alcanzó su punto máximo rápidamente. Iguro gritó el nombre de Sanemi mientras su cuerpo se tensaba, alcanzando el clímax. Sanemi lo siguió poco después, derramándose dentro de él con un gemido bajo y profundo.
Sanemi se dejó caer sobre Iguro, sus cuerpos sudorosos y temblorosos por la intensidad de su encuentro. Ambos respiraban pesadamente, intentando recuperar el aliento.
—Eso... eso fue increíble —murmuró Iguro, aún sintiendo las embestidas en su cuerpo.
Sanemi sonrió y besó suavemente la frente de Iguro.
—Y tú eres increíble —respondió, acariciando el cabello de Iguro con ternura.
Iguro se acurrucó contra Sanemi, sintiendo cómo la paz y el amor llenaban su corazón. Aunque los celos habían nublado su juicio, el amor de Sanemi lo había traído de vuelta a la realidad.
Esa noche, durmieron abrazados, sintiendo que su amor era más fuerte que cualquier malentendido. Pero al día siguiente, cuando Iguro se despertó, sintió un dolor agudo al intentar moverse.
—Sanemi, no puedo caminar —dijo, su voz entre el dolor y la risa.
Sanemi se rió suavemente y lo abrazó con ternura.
—Lo siento, amor. A veces me dejo llevar —dijo, besando suavemente los labios de Iguro.
—Solo a veces —murmuró Iguro, sonriendo a pesar del dolor.
Y así, a pesar de los altibajos, sabían que siempre estarían el uno para el otro, superando juntos cualquier obstáculo que se les presentara.
Disfruten, pecadores🩷
Espero y les guste este nuevo capítulo❤️
ESTÁS LEYENDO
Batalla & Deseo (Saneoba) (Sanemi x Obanai)
FanficNo quiero spoilear nada, así que leánlo porfi🥺🩷 Créditos a la personita que hizo la portada🤍