13.

74 17 4
                                    

Torturar a Haerin mentalmente se volvió mi actividad favorita. Incluso si su temperamento tranquilo no la hacía parecer desesperada. Ya llevaba buen tiempo conviviendo con ella como para no notarlo.

En un intento de sacarle la información antes de tiempo, durante la cena, como dos días después de la inscripción al club, le comenté a mi abuela de la nueva obligación. Ya saben, que necesitaría más materiales y que me quedaría más tiempo en la escuela.

Mi abuela asintió en respuesta y después miró a Haerin, como ya entendía su idioma le preguntó todo con la mirada (o alguna cosa extraña como telepatía, nunca lo sabré), a lo que Haerin negó con la cabeza.

Ella también sabía sacarme de quicio. No había forma de sacárselo, y mientras más esperaba, más me desesperaba.

Era fin de semana, lo que significaba dos cosas: Uno, solo quedaban dos días más para saber exactamente cuál era el pasatiempo que no quería sacar a la luz; Y dos, era sábado autoproclamado de visita de Hanni y Minji, las amigas geniales de mi media hermana.

Llegaron a eso del medio día, antes de que pudiéramos preparar la comida. Más bien llegaron a impedir que prepararamos la comida. Traían consigo un montón de pan hecho por Hanni y pizza comprada por Minji.

Subimos a mi habitación ya que contaba con más cosas para pasar el rato.

—Haerin, ¿aún no has decorado tu habitación? —Preguntó Minji mientras jugábamos un partido de monopoly.

Haerin no contestó, se dedicó a ver como Hanni terminaba su turno y después a verme a mi. Comencé a sentir una vibra extraña.

—¿Te hacen falta cosas? Tengo algunos posters y me sobró pintura de un proyecto, ¿qué te parece?

Miraba a Minji cuando le hablaba, haciendo saber que le escuchaba, pero seguía sin contestar. No sabía qué tipo de personalidad tenía Minji y si aquello le molestaba, pero a mí me estaba poniendo los pelos de punta, sentía que en cualquier momento habría una discusión.

—Yo tengo organizadores de escritorio y una lámpara que estoy segura que te gustará —mencionó Hanni aún con la vista en sus propiedades sobre el tablero.

De nuevo, Haerin no contestó nada. A mi parecer estaba siendo grosera, así que con el corazón latiendo al mil por hora, me giré e indecisa y le dije:

—Haerin, ¿no vas a contestar?

Creí que tampoco me contestaría, pero no era tan descarada.

—Aún no la he decorado.

Alce una ceja ante ella.

—Lo decoraré después, no se preocupen.

Minji y Hanni asintieron como si nada. E incrédula yo me les quedé viendo. Mi media hermana no era nada parecido a una chica grosera o mala, todo lo contrario, era servicial en demasía y más respetuosa que los mismísimos valores. Así que ver esta actitud con las que se supone eran sus mejores amigas no me terminaba de cuadrar. Lo peor es que sus amigas actuaban como si nada pasara. De alguna forma Haerin no lucía como la Haerin que yo conocía.

—Bien, ¿qué les parece si hacemos algo más divertido? —sugirió Minji.

—¡Siempre haces esto! —se quejó Hanni.

—¿Hacer qué?

—¡Decir que te aburriste justo cuando estoy a punto de dejarte en quiebra!

—Deja de gritar. Llevamos más de una hora en esto, quiero hacer otra cosa.

Minji se levantó y se paseó por mi habitación, aparentemente buscando algo digno de pasar el tiempo, a la vez, Hanni guardaba el juego con un enfado abismal.

Sempiterno 《Lee Hyein + Kang Haerin》 NewjeansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora