# lando's pov.Antes de volver a Mónaco pase unos días más con Lu en Inglaterra, fuimos a mi hogar en Bristol y dimos vueltas mientras le mostraba cada parte. Ella estaba maravillada, aunque para mí nada era novedoso; realmente no entiendo cómo esta chica puede estar tan enamorada del Reino Unido siendo que vive en París, la ciudad más hermosa del mundo.
Con Ludovica hablamos bastante sobre lo que nos estaba pasando a ambos, ella me confesó que estaba algo asustada por empezar una relación y yo le dije que nos tomaremos el tiempo que sea necesario y que siempre estaría a su lado, esperándola. Para Vic eso fue una caricia al corazón, me dijo, ya que la mayoría de las veces que un chico la ha buscado no ha sido para más que sexo.
Hubo una noche antes de volver a mi hogar, y ella al suyo, claro, en el que nos quedamos toda la noche hablando sobre nuestras vidas. Lu me contó algunas anécdotas sobre su infancia y yo hice lo mismo, desnudando mis sentimientos ante ella.
—¿Deporte favorito? —pregunté mientras acariciaba su cabello. Vic estaba sentada en la cama, pintando un libro de dibujos que me pidió que le comprara en un puestito en la calle.
—Ballet, aunque hace muchos años ya no practico —respondió sin dirigirme la mirada—. Me gustaría hacerlo a veces, pero salí muy lastimada de ahí.
—¿Por, mi Lu?
— Las niñas son muy tóxicas, como las maestras. Cuando era pequeña pesaba algunos kilos más de los que tenía que pesar y fue traumático cuando mi profesora me hizo bajarlos. Había semanas en las que solo comía ensalada o batidos verdes —Ludovica dejó de pintar mientras hablaba y me miró—. No sabes cuánto amaba bailar, inglesito, pero me vi obligada a dejarlo por mi salud mental.
—¿Crees que si lo hicieras ahora de nuevo te gustaría?
—¡Claro! Amaba bailar, Landito, y hasta el día de hoy lo amo, pero jamás pude volver a hacerlo... Quizás en un futuro.
Ludovica volvió su vista al cuaderno y, mientras coloreaba, tarareaba una canción de una banda que a ella le encanta. Mentiría si dijera que recuerdo el nombre.
—¿Cuántos años tenías cuando diste tu primer beso? —preguntó.
—Quince, aunque si hubiera sido por mí no lo hubiera hecho hasta los veinte —respondí. Ella rió—. Fui a una fiesta con amigos y había una niña, Annie, ella estaba enamorada de mí desde la primaria y mis amigos no podían aceptar el hecho de que era virgen de labios, así que me obligaron a besarla. Fue horrible definitivamente.
—¡Pobrecito! —Lu corrió el cuaderno y se acostó sobre mis piernas—. El mío fue a los doce, con un niño de la escuela. Su nombre era Félix... ¿Recuerdas a Nikolai? Bueno, su hermano fue mi primer beso.
—Claro, que tu primer beso sea con un conde danés es algo de todos los días, normal...
—¿Tú sabes que soy condesa, no?
Mi cara se transformó en un gran signo de pregunta apenas Ludovica terminó de hablar. ¿Cómo que condesa?
—¿Es un chiste?
—De hecho no, soy condesa por parte de mi padre... Sabes, durante la revolución industrial la familia de mi papá fue muy importante, y realmente no sé de dónde salió el título de conde, pero cuando mi padre fallezca será mío; Matteo no lo quiere, así que dentro de algunos años seré la condesa Maria Ludovica Van Der Woodsen Henckel von Donnersmarck.
—Díos mío Lu, tienes demasiados nombres —Ludovica rió apenas vio la mueca en mi cara.
—Lo sé, en la escuela solo escribía Ludovica Henckel porque si no quedaba larguísimo, aunque me obligaban a escribirlo entero. Odiaba hacerlo. Luego con los años adopté el Van Der Woodsen porque comencé a ver Gossip Girl y tener el mismo apellido de Serena fue glorioso, así que comencé a amar mi nombre gracias a ella.
Lu era una caja de secretos. Cada vez que hablaba sacaba a relucir alguna anécdota nueva y más interesante que la anterior, haciendo que la otra suene estúpida.
—¿Hermano favorito? —pregunté, aunque sabía su respuesta.
—¡Tú sabes qué voy a decir! —una de las almohadas que reposaba a su lado, fue lanzada hacia mi cara—. No tengo un hermano favorito, aunque depende la temporada es con quien peleo menos. Últimamente me llevo mejor con Aurora, aunque adoro a Teo más que a nada en el mundo... ¿Color favorito?
—Naranja, claro. ¿El tuyo?
—¡Celeste! Lo adoro, es súper bonito. Quiero usar celeste siempre.
—Te queda precioso el celeste —dije. Lu me miró y pude notar un color rojizo en sus mejillas—. ¿Cómo sería un día perfecto para ti?
—Uh, difícil... Creo que sería en Italia, en Como. Mis abuelos tienen una finca allí y cuando era pequeña íbamos siempre, aunque luego dejamos de hacerlo. Me pasaba el día en traje de baño, jugando al sol con Dino, el Border Collie de la familia, o en el lago con mis hermanos. Comíamos sandwiches y tomábamos agua tónica hasta que nos salía por las orejas.
—¡Amo el agua tónica! —dije, Lu dejó un beso en la mano con la cual acariciaba su cabello—. No conozco Como, si te soy sincero, aunque me encantaría conocerlo.
—Algún día iremos. ¿De qué te sientes más agradecido en la vida?
—Uh, esa es más difícil que la que te hice yo. Creo que de mi carrera, definitivamente, no puedo creer donde estoy ahora mismo pero le agradezco a quien sea que esté allí arriba por permitirme vivir esta vida. Y claro, estoy agradecido de tenerte aquí conmigo, acostada en mis piernas y luciendo tan hermosa como la luna cuando está llena.
—¡Harás que me sonroje! —Lu se tapó la cara con las manos y reí, mientras la destapaba.
—Lu, realmente eres la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida —comencé a hablar, sacando cada palabra que se me cruzaba por la frente—. Sabes que te quiero, Ludovica, pero te quiero más de lo que tú sabes.
Me daba muchísimo miedo ser rechazado por ella, que me dijera que no era recíproco o me ignorara, pero igualmente trataba de recordarle todo el tiempo lo importante que es para mí.
—Inglesito, yo te quiero muchísimo más, y no sabes lo feliz que me hace estar aquí conmigo. Una vez leí una frase muy bonita en un libro, el cual no recuerdo como se llama, y me quedó grabada en la mente; siempre quise poder decirla en voz alta, aunque jamás tuve la oportunidad de hacerlo, hasta hoy... Venimos al mundo a solas, y nos vamos de la misma forma, pero estoy agradecida de poder pasar días de mi existencia contigo.
Ludovica me miró fijamente mientras lo decía, como esperando alguna mueca de mi parte. Por el contrario, hable.
—Chicas en la luna —dije, ella me miró confundida—. Así se llama el libro, es el favorito de Flo... A mí también me alegra compartir días de mi vida contigo, Lu.
Ludovica aún no sabía cómo aceptar un halago sin ponerse roja como un tomate, y yo lentamente comenzaba a mostrarle mis sentimientos, por más que fueran súper intensos. Estábamos hechos el uno para el otro y nadie podría negarlo jamás.
—Ah, y lo de condesa era broma. Soy solo Vic —ella se levantó de la cama y se fue riendo al baño. Dios, creo que la amo.
# bella's notes.
VOLVÍ. estuve en un bloqueo gigante, pero una tarde me senté y con the weeknd de fondo pude escribir esto. es un cap de relleno más que nada, todavía tengo que acomodar la agenda de slut.
nos leemos la semana que viene.
con amor, su amiga personal
bella ;).
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SLUT!, lando norris
Fanfictionen un mundo de chicos, lando era un caballero, y ludovica lo sabía mejor que nadie. .ᐟ˙⋆ ( ludovica x lando norris ) ( 33norris' original ) ©