Capitulo 14

40 7 3
                                    

Me despierto con un horrible dolor de cabeza, mis ojos me pesan y la sed que tengo es terrible, siento como si hubiese sido exprimida hasta más no poder. Me acomodo en mi cama tratando de despertar completamente, pero mis ganas de no levantarme son mayores. No recuerdo que hice anoche.

Abro mis ojos y analizo la habitación. Para mi sorpresa, me doy cuenta de que no estoy en mi cama, ni mi habitación ¿Dónde diablos estoy? El cuarto es elegante, aunque se nota que no ha sido limpiado en un tiempo en la mesita de noche es más que evidente el polvo. Me levanto y ¡¡a la verga, mi ropa!! No estoy con mi blusa ni pantalón solo tengo una playera que me llega hasta mis muslos.

Antes de entrar en pánico me siento en la orilla de la cama, respiro profundamente y trato de recordar que hice ayer. Bien. Para empezar, salí de la universidad, llegue a la pizzería, hable con William, subí a su auto, cene con él y luego todo es borroso. Debo de aprender a no tomar tanto. Por lo menos sé qué no estoy en peligro, ósea no estoy con un completo desconocido.

Más tranquila exploro la habitación. No hay rastro de mi ropa y ni idea de qué diablos paso anoche recuerdo a lo lejos querer irme de acá, por lo visto no me dejo y a todo esto ¿dónde está William? ¿Acaso no quiere verme? ¿Qué paso anoche? Mi mente quiere recordar algo, pero el dolor de cabeza sigue presente.

Entro a una puerta que conduce a un largo pasillo, es oscuro y algo tétrico ¿desde cuándo no limpian la casa? El polvo en los cuadros que adornan la pared es visible. El pasillo tiene puertas que conducen a habitaciones con secretos en su interior o si no ¿por qué estarían cerradas con llave? Y sí, ya intenté abrir por lo menos una de todas estas, pero no obtuve una recompensa para mi curiosidad. Tal vez sea lo mejor.

Termino de atravesar el pasillo y bajo las escaleras con cuidado de no caerme por mi torpeza. Un rico olor a panqueques inunda mis fosas nasales —un olor que extraño. —. Camino hasta llegar al comedor donde encuentro la imponente figura de William. Esta de espaldas y yo apenas asomo mi cabeza para no ser detectada. Tengo vergüenza de enfrentarlo. No sé qué tanto paso anoche y no quiero saber. Si no tengo mi ropa o es porque me vomité o tuve sexo con él. Eso sí que lo quiero recordar, bueno, si realmente paso.

—Entra. No lo repetiré. -Habla imponente.

Mi piel se eriza y no hago más que obedecer. De todas formas, no es como que pueda irme de su casa vestida así... tampoco tengo transporte para volver... ni se el camino para regresar a casa. Básicamente solo puedo salir de acá con él. Me siento en la mesa del comedor acatando su palabra. Sobre la mesa hay una deliciosa pila de panqueques que dicen 'cómeme', una botella de miel, un bol con frutas y una taza de café.

—Ten -Me ofrece un vaso de agua con una pastilla yo dudo si tomarlo o no —. Es para tu resaca.

Mis mejillas se sonrojan. Fuck. Si me emborrache ¿Qué tantas cosas malas podré haber hecho? Además, el dolor de cabeza sigue presente esa pastilla sí que me ayudaría.

—Gracias –Me la tomo. —¿Qué tantas cosas hice anoche?

Su rostro es inexpresivo lo que me preocupa más. —Nada fuera de lo normal. Tranquila. –Y se encoge de hombros dándole la mínima importancia.

—Perdón si hice algo indebido.

—¿No recuerdas nada?

—No.

—Es porque nada paso. Te comportaste tonta e infantil como siempre.

Me sonrojo un poco y al mismo tiempo me tranquilizo. No hice nada malo, eso me alegra.

—Sírvete los preparé especialmente para mi pequeña. -Menciona señalando la pila de panqueques.

—¡Gracias!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 13 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Flor de la Muerte" (William Afton x T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora