𝐃𝐄𝐋𝐈𝐂𝐀𝐓𝐄 | hector fort

𝟎𝟓. y si?

Celina's pov

Mientras me alejaba, sentí todas las miradas de los chicos en mí. No puedo procesar la cantidad de pibes lindos que me DIRIGIERON la palabra A MÍ, en una sola noche. De locos. No estoy acostumbrada a que se me acerquen los hombres, directamente. Estaba saliendo todo tan bien, pero tenía que aparecer el estúpido de Hector, a molestar, obviamente. Porque hablar civilizadamente con él, es imposible. Finalmente, encontré a Bella, quien estaba con sus amigos

—CELINA, te he estado buscando por todas partes —dice, preocupada

—Estuve todo el tiempo con Marc y algunos del Barça —respondí— Y no sabes quién está

—Fort? —preguntó

—Sí —suspiré— Obviamente que ya me empezó a joder

—Pues que le den. No te va a arruinar la noche un imbécil —respondió Bella

Pedimos algo de la barra y bailamos un rato, a la distancia vi a Marc y a todo el grupo bailando también. Fort también estaba ahí. Mirándome.

—Parece que alguien no puede parar de mirarte —dice Bella, señalando discretamente a Hector—Preséntamelos, que hay unos pivones por ahí

—Dale, vení —respondo, y nos dirigimos hacia donde están los chicos

Nos acercamos al grupo y, apenas llegamos, Marc nos recibió con una gran sonrisa

—Muchachos, ella es Bella, mi mejor amiga —dije, presentándola.

—La famosa eh —dijo Marc, dándole dos besos en la mejilla

—Estos son Pau, Bernal, Unai, Juan, y Hector —estos la saludaron amablemente

—Finalmente la presentas, no? —dice Hector, a lo que yo rodeo los ojos

Bella me dio un pequeño codazo, con una mirada de complicidad en su cara. Ella saludó a todos con una sonrisa y tras esto se acercó a mí

—Será un cabrón, pero está buenísimo —susurró

—Ni siquiera eso —respondí

Ni yo me la creía.

Hablamos todos un rato. Fort no dejaba de mirarme. Hasta que se acercó. Se apoyó contra la pared, con un aspecto relajado y seguro de sí mismo. Su mirada se posó en mí, evaluándome.

—Te ves... diferente al otro día —comentó, sin desviar su mirada.

—Ya sé que te gusta lo que ves.

Fort sonrió, una sonrisa que no había visto en él antes, algo más genuino.

—Siempre tan confiada, verdad, Ferraris?

—Solo te digo la verdad.

Ni yo sabía lo que estaba diciendo. A veces me odio.

—Así que, Bella, te lo estás pasando bien? —preguntó Unai, cambiando de tema y dirigiéndose a mi amiga.

—Sí, está genial. La verdad, no esperaba encontrarme con tantos tíos guapos —dijo Bella, lanzándome una mirada rápida, guiñándome el ojo

Pau, Bernal, Marc y Juan se rieron y continuaron conversando con Bella. Fuimos todos afuera, pero ellos se alejaron, dejándome a solas con Fort. Los cago odiando.

—Qué opinas de todo esto? —preguntó Fort, señalando la fiesta.

—Está bien, podría ser peor —respondí

—Podría ser mejor también —dijo, inclinándose un poco más cerca— Depende de con quién estés, no?

—Claro. Si estoy con vos, es una mierda, por ejemplo —respondí. El soltó una carcajada.

—Vaya. Tienes tu carácter eh —dijo

—Y sí. Vos estás acostumbrado a que todas caigan de una en tus chamuyos, o me equivoco? —hablé

—Ella, la única y detergente. Solo te falta sacar un libro —dijo, sarcásticamente. Yo solamente fruncí el ceño— Tocada y hundida. Pero igualmente tienes razón. Tu no eres igual a las demás —volvió a hablar

Su sonrisa hizo que mi corazón se agitara aún más. Intenté mantener la calma, pero en el fondo me estaba derritiendo por dentro. Su acercamiento y su manera de conversar me estaban afectando más de lo que quería admitir. Fort notó mi incomodidad y aprovechó para acercarse un poco más. Estaba tan cerca que podía sentir su perfume.

—No seas así, Ferraris —murmuró, con su voz profunda. Sentí un escalofrío recorriendo mi espalda, y me sentí aún más nerviosa con su cercanía.

—Así cómo? —hablé. No le iba a dar la satisfacción de que piense que me gusta o algo.

Fort soltó una risa suave, notando mi intento de actuar indiferente. Se acercó aún más, acortando la distancia entre nuestros rostros hasta que prácticamente nuestros labios se estaban tocando.

—Tú sabes cómo —susurró— Te haces la difícil.

—Y si me gusta hacerlo? —respondí con un tono desafiante, aunque mi corazón latía con fuerza, traicionándome.

—Me encantaría ver hasta dónde llegas —susurró, dejando una sensación de calor en mi piel— Demuéstramelo.

Sus labios prácticamente rozaban los míos, y su mano comenzó a acariciar mi cintura.

—Eso depende de vos Fort —respondí, apartándome ligeramente

Fort me miró fijamente, y después se mordió el labio. Su mano se detuvo mi cintura, pero no la quitó.

—Ah, sí? —preguntó, con una sonrisa

—No te emociones tan rápido —dije, y tras esto, no sé cómo, pero salí de su agarre. Él solo me miró, y se cruzó de brazos. Ambos volvimos con los chicos y Bella, quienes charlaban animadamente

—Ya se liaron? —preguntó Juan, y todos se rieron

—NO —respondemos al unísono

—Pero casi —agrega Fort

—Mentiroso —digo— Ya quisieras

—Madre mía —habla Bella

—Venga Celi, admite que le quieres comer la boca —dice Bernal, molestándome

—Uh, córtenla —digo— Yo antes que darle un beso a Fort paso la lengua por una lija 60 veces —se ríen todos menos yo.

—Bueno, creo que ha dejado las cosas claras —dice Marc, riéndose

—Si no te interesa Hector, yo tengo una chance? —me pregunta Unai

—Mi amigo el menos rápido —contesto

—Buah, este quiere con todas —dice Pau

—Hay que coronar antes de irnos —responde Unai, haciéndonos reír

—Me lo están poniendo difícil —habla Hector, mirándome de reojo

Con Bella fingimos demencia y cambiamos de tema. Así pasamos la noche, hablando entre todos. Volvimos adentro y bailamos un rato más. Tomamos algún que otro trago, y nosotras ya teníamos bastante sueño, por lo que decidimos irnos.

—Chavales, ha sido una noche genial, pero con Cece nos vamos —habló Bella. Tras esto, nos despedimos de todos, pero a Fort no lo saludé. No me daba la cara.

—No me vas a saludar? —pregunta

—No —contesté

Sus ojos se iluminaron con diversión, como si mi negativa sólo estuviera alimentando su ego. Se acercó un paso más, acortando la distancia entre nosotros. Su altura me hacía sentir pequeña frente a él

—Qué maleducada. La otra vez en mi casa tampoco me saludaste.

—Perdón y chau —hablé, y me fui rápido con Bella. Él se quedó mirándome, pero no dijo nada más.