Capítulo 4: Rumor

251 28 8
                                    

Oliver

Intenté hacer el menor ruido posible con las llaves y la puerta cuando entré al departamento y cuando pensé que Ely seguía durmiendo o no estaba, me topé con ella de frente en el pasillo que llevaba a los cuartos.

—No llegaste a dormir anoche.

—Sí, eso está claro...

—Por primera vez en tu vida, deja tus ironías de lado y comunícate como un adulto —me pidió.

¿Saben a quién tampoco le gustaban mis ironías? A mi mamá... Dios, Trish había metido una idea en mi cabeza que sería difícil de sacar.

—Perdón, pero no sé que más responder a eso —confesé.

—¿Hueles a hierba? —preguntó, acercándose más para olerme.

Yo retrocedí un paso, algo asustado y negué de una forma bastante poco creíble.

—¿Estuviste con Trish?

—¿Sacas esas conclusiones solo porque huelo a hierba?

—Es la única de tus amistades que fuma esa cosa —respondió—. Y ustedes mismos la llaman "la reina del cannabis".

—Yo nunca la he llamado así, ese apodo se lo puso Carter —le dije.

Bien, si había llamado a Trish así alguna vez, pero no lo había hecho frente a Ely, por lo que no podía saber si lo había hecho.

—Estuviste con Trish, ¿sí o no? —insistió.

—No...

Ely se cruzó de brazos y me quedó mirando.

—¿Entonces donde estuviste?

—Con Carter y Grecia.

—Le preguntaré a Grecia.

—Adelante, pregúntale.

Sin pensarlo un momento, Ely fue de vuelta al cuarto que alguna vez había sido nuestro y yo, rápidamente, saqué mi teléfono para mensajear a Carter y a Grecia y pedirles que mintieran, en cualquier caso.

[...]

Salir a correr con Carter no era una de mis actividades favoritas. Si bien, correr no era algo que me encantara, podía hacerlo, pero con Carter... Dios, era una tortura.

—¿Puedes ir un poco más lento? Solo un poco —le pedí.

—Ah, sí, perdón...

Cada ciertos minutos tenias que recordarle que no estaba solo y que estaba acompañado de una persona que nunca había tenido posición de corredor en un equipo de futbol americano.

—¿Y cómo van las cosas con Ely? ¿Muy mal?

—En realidad, está más tranquila ahora —contesté—. De hecho, pareciera que me está ignorando.

—Bueno, esperemos que entonces que ahora ponga de su parte para el divorcio.

No estaba seguro de que eso pudiera pasar, no parecía que Ely realmente quisiera divorciarse de mí.

—¿Y qué tal Grecia?

—Dentro de todo, bien. Decidió que invitaría a su mamá a la boda, así que ya vamos a entregar las invitaciones oficiales —me contó.

—Qué bueno... ¿tú estás bien con eso?

Carter comenzó a ir cada vez más lento, hasta que se detuvo. Yo me quedé a su lado esperando a que me dijera algo, hasta que me miró con una expresión que me dio algo de miedo.

Fingiendo No Amar Al AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora