Capitulo 28

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Desperté por el suave roce de los dedos de Damian a través de mi cabeza, acariciando mi cabello.

"Despierta, monstruito" dijo como broma. Suspiré frustrada.

"Si fuera un monstruo no tendrías vida en estos instantes..."

"¿Tienes sed, Elizabeth?" Preguntó ladeando su cabeza, ignorando mi comentario.

Asentí, sin darle importancia a la horrible sensación de sequedad que sentía en el fondo de mi garganta, sofocándome.

"Bien, déjame arreglar eso"

Levante la cabeza para ver como tenía la pequeña daga que ayer saqué de su cuerpo y la ponía cerca de su cuello, en la yugular.

"¡¿Estas demente?! Un corte ahí te mataría"

"Bien, haz tú el corte y después me curas como ayer" dijo y me acercó a el como la primera vez, pero esa vez fue algo tan íntimo y tierno. Ahora podía sentir como el hechizo lo dominaba pero el luchaba contra el para poder salvarme. Sentí sus manos temblar detrás de mi espalda.

"Solo hazlo, ¿vale?"

Cerré mis ojos, centrándome en el delicioso aroma que invadia mis fosas nasales. Inhale su bello aroma presionando mi nariz en su cuello, provocando un estremecimiento de la piel de Damian.

"Oh, Elizabeth" dijo con voz ronca "solo termina con esto"

Acaricie su cuello con mi nariz, inhalando su bello aroma. Sentía como sus manos me apretaban más cerca de el con otro estremecimiento. Sonreí contra su piel. Tome su omoplato y el otro costado de su cuello para hacer que su cabeza se inclinara un poco, teniendo su yugular debajo de mis labios.

Entonces lo mordí. El gimió, sus manos en mi espalda y nuca me apretaron hacía el, incitándome a bebérmelo todo. Su sangre era deliciosa, tan deliciosa como recordaba. Sentía como este maravilloso líquido rojo que emanaba de su piel apaciguaba un poco el dolor ardiente de las llamas de mi esófago. Sus manos seguían donde mismo, incitándome a seguir, aplaudiendo mis actos. Iba a seguir con esto, estuve a punto de hacerlo...

Me aparté de el después de tomar lo suficiente para que algo de rubor inundara mis pálidas mejillas.

Mi pálida y fría lengua tocó su cuello, para curar su herida y que sanara rápidamente. El se estremeció.

"Gracias" murmuré.

El se encogió de hombros, haciendo parecer que no le importaba en lo más mínimo pero el rubor en sus mejillas lo delataban.

Asentí y me alejé de el, mirando hacia la pared y rasgando una parte de ella con mi uña, para marcar el siguiente día que pasaba, inundada por mis pensamientos, sin atreverme a mirarle.

Me pregunto como estarán ahora Matt y Amy. Yo sabía din dudar que Amy estaba enamorada de Matt, y sabía, por la postura de Matt, que a él también le atraía ella, pero, al parecer él todavía no superaba a su antigua novia, Mayra.

Esperaba y no lo arruinara con Amy... Esperaba que ambos tuvieran su final feliz. El final feliz que yo jamás podría tener. No si seguía amando a Damian con esta locura que atraviesa mi piel. Sabía que los muertos como yo no podían producir hormonas. Estábamos muertos. Pero de alguna manera... El hacía que mi corazón por más lento que fuera, latiera un poco más a prisa.

Sin darme cuenta, Damian se arrastró a mi lado. Me di cuenta por el cambio de temperatura del ambiente a mi alrededor. Era más cálido.

"Hey, lo siento, Elizabeth."

Me encogí de hombros y lo ignore.

El me tomó la mano.

"Elizabeth"

The Chosen Ones I : Evanesce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora