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Era un nuevo día, y esta vez Lisa disfrutaba de un sándwich que su madre había preparado para el almuerzo. A su lado, Asa bebía tranquilamente de su cajita de leche con sabor a vainilla.

Ambas estaban completamente absortas mirando la pantalla del celular de Lisa, siguiendo en vivo un partido de la NBA.

—¡Oh, vamos! —exclamó Lisa frustrada, moviendo el teléfono con emoción.

Mientras tanto, a unos metros de distancia, Jennie Kim ingresaba a la cafetería junto a sus amigas. Apenas puso un pie dentro, sus ojos se dirigieron automáticamente hacia Lisa, quien parecía demasiado entretenida con su juego y su adorable inocencia.

Jennie sonrió con malicia.

Caminó directo al área de comida y compró una cajita de leche, teniendo una sola idea en mente.

Se acercó a la mesa de Lisa con pasos lentos y calculados, asegurándose de que todo saliera a la perfección.

Justo al pasar a su lado, la cajita de leche "accidentalmente" se deslizó de su mano y cayó sobre la entrepierna de la tailandesa, empapándola en el acto.

—Oh, no… Maldición —murmuró Jennie con fingida preocupación.

—¡Mierda! —se quejó Lisa al sentir el líquido frío mojándola.

—Lo siento mucho, Lisa —se disculpó Jennie con dulzura, arrodillándose para recoger la caja caída.

Pero, por supuesto, en el proceso, su rostro terminó peligrosamente cerca de la entrepierna de Manoban.

Jennie levantó la mirada con una sonrisita juguetona, sus ojos felinos brillaban con picardía.

—Mi leche se derramó en ti… Creo que tienes que darme la tuya ahora.

Lisa, completamente ajena a la provocación, tomó su propia cajita de leche y la extendió inocentemente.

—C-claro, puedes tomarte la mía.

Asa, que había sido testigo de toda la escena, dejó caer la cabeza sobre la mesa con un suspiro.

No podía creer lo ilusa y ridículamente inocente que podía llegar a ser Lisa.

♡'ㅤ𝖽'𝖼𝗄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora