Algo Contigo // Segunda Parte // Meddison

Espionaje

Narra Addison

Tengo a mis cuatro hijos durmiendo en la cama conmigo, nunca me ven débil, así que ésto los movió demasiado, están realmente preocupados. A eso de las dos de la mañana, recibí una llamada urgente, mi paciente se había desestabilizado, tenía que correr al hospital.

- Amor, vuelve a la cama - dijo Mer, sujetando mi brazo.

- No puedo, debo ir con ella - contesté en voz baja mientras me cambiaba con prisa.

- Tu hombro está muy inflamado, alguien más puede hacerse cargo - insistió.

- Yo debo hacerme cargo, volveré antes del amanecer, te lo prometo - dejé un beso en sus labios y me escabullí antes de que los niños despertaran.

Narra Emily

Oí a mamá levantarse, esperé a que fuera al baño para bajar a hurtadillas y colarme en el asiento trasero de su auto. Sé que irá en el deportivo porque el auto familiar es muy grande para ella sola.

Me agaché y me escondí para evitar que me viera, estaba muerta de dolor y de sueño, al subir en el auto empezó a llorar, es muy duro verla así. Limpió sus lágrimas y condujo hasta el hospital intentando ignorar el dolor en su hombro, voy a regañarla demasiado cuando volvamos a casa.

Llegamos a la entrada del Mercy Grace y se me escapó un estornudo. Ella volteó asustada y me vió oculta detrás de su asiento.

- ¿Emily? ¿Qué haces aquí? - preguntó confundida.

- Ma, no estás bien, quiero cuidarte - dije, para evitar un regaño de su parte.

- Si tu mamá se despierta y ve que no estás, le dará un infarto - dijo, en tono de reproche.

- Ya lo sé, pero me preocupas - expliqué, tomando su mano temblorosa por el dolor.

Suspiró y miró hacia arriba aceptando que tengo razón.

- Bien, ven conmigo, sólo quiero mantenerlas estables, luego iremos a casa y prometo que haré reposo y tomaré mis medicinas - dijo, mirándome a los ojos.

- ¿Pinki promess? - pregunté extendiendo mi meñique.

Ella aceptó el trato y le dediqué una sonrisa, ella siempre nos cuida, ahora nos toca a nosotros consentirla.

Esperé a que atendiera a sus pacientes mientras recorría el hospital, es muy tétrico de noche, se siente un ambiente muy frío y pesado.

- Niña...oye niña - me llamó una voz avejentada, sentí escalofríos.

- ¿Necesita algo? - pregunté al ver a un anciano que quería que me acercara a él.

- ¿Puedes alcanzarme ese periódico? No puedo conciliar el sueño, tal vez las malas noticias me ayuden a dormir - dijo, con una mirada sincera, me dió algo de pena verlo conectado a un suero.

- Claro - dije, entrando a su habitación para alcanzarle el periódico.

Una vez que lo tuvo en sus manos, sonreí y quise retirarme, pero él sujetó mi brazo con fuerza.

- Espera, eres una niña muy linda ¿Cuántos años tienes? - dijo, mirándome de pies a cabeza, tengo miedo.

- ¡Emily! Ven aquí, y usted aleje sus manos de mi niña - dijo mamá, llegando a mi rescate.

Me oculté detrás de ella, no volveré a ser amable con un desconocido.

- Sólo le decía que es una jovencita muy hermosa - dijo el anciano intentando mirarme a toda costa.

- No tiene nada que decirle - dijo ella, sacándome de allí y cerrando la puerta de esa habitación.

Me llevó a la recepción y me miró molesta.

- ¿Cuántas veces te dije que no hables con extraños? - dijo, con una mano en su cintura.

- Lo sé, lo siento, parecía una buena persona, sólo le acerqué su periódico - dije, haciendo que su mirada se suavizara.

- Está bien, cariño, no tienes que pedir disculpas por eso - besó mi frente y me hizo sentir mejor, ella siempre logra hacerme sentir bien.

Empezamos a caminar hacia la salida cuando ella se detuvo y sujetó su cabeza, volví a su lado muy preocupada.

- Ma ¿Estás bien? - pregunté, mirándola e intentando ver su herida.

- Me dió una puntada...- dijo entre dientes conteniendo el dolor.

- Buscaré a un médico de guardia - dije, mirando a mi alrededor.

- No es necesario...- dijo antes de perder el equilibrio.

La sustuve y la ayudé a caminar en busca de alguien que pudiera atenderla. Uno de sus internos estaba juntando horas extra, así que no dudó en brindarle su atención. Al parecer, mamá no dejó que revisaran su golpe, así que no tenía idea de si había tenido una contusión o si era algo superficial. Le hicieron estudios y me ví obligada a escribirle a mami para contarle que estaba con ella.

- Tiene una pequeña fisura en el cráneo, no es nada peligroso, pero tiene una contusión que requiere de medicación y reposo - indicó él médico, quien también le dió antiinflamatorios para su hombro, si no se queda quieta terminará poniéndose en peligro.

- Mamá, está bien que seas frágil a veces, tú cuidas a todos, deja que te cuidemos, eres humana - dije, con mis ojos llenos de lágrimas - Quiero tener mamá por muchos años más - agregué para lograr ser más convincente y hacer que aceptara regresar a casa y hacer reposo.

- Está bien, mis pacientes están bien, no sé por qué sigo huyendo de éstos cuidados - dijo, empezando a llorar.

- Tienes miedo, es normal, yo tuve miedo cuando pasó lo de Hannah, todos estaban preocupados por mí y eso me hizo sentir débil...pero esa ayuda me sirvió muchísimo, estar mal no te hace débil, eres la mujer más fuerte que conozco - dije, tomando su mano y abriendo mi corazón.

- Eres lo más maravilloso que tengo, te amo- dijo, dándome un abrazo, tengo a la mejor mamá del mundo.

Narra Meredith

Addie y Emily regresaron a eso de las cuatro de la mañana, mi niña me contó todo lo ocurrido, apenas las ví llegar, corrí a abrazarlas con todas mis fuerzas. Addison estaba exhausta, así que la llevé a la cama y la dejé descansar.

- Hablé con ella, se tomará tres días del trabajo para hacer reposo y mejorar - informó Emily, orgullosa de haber logrado eso.

- Eres increíble, princesa - dije, dando un gran beso en su mejilla.

Dejamos que Addie y los niños durmieran en mi cama, Bailey ocupa mucho espacio cuando duerme. Mi hija me invitó a dormir con ella y conversamos hasta quedarnos dormidas. Amo a esta loca familia.

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Ésta mujer no aprende.