El piso del baño estaba helado, la sangre caía de su rostro, los gritos lo desconcertaban y su cuerpo temblaba de miedo.
Seguían pateando su estómago aunque ya lo hubieran hecho vomitar. El aire había abandonado sus pulmones y sentía que todos sus órganos habían sido aplastados.
Ya lloraba de desesperación, ¡Qué le dejaran!
–Chicos, ya... Lo vas a terminar matando. Después no quedará nadie para matar a golpes. –Habló mientras fumaba un cigarrillo Klaus, el drogadicto de el grupo que le hacía la vida imposible a Bill.
La verdad no podía decir mucho de los drogadictos, pero al final seguía siendo un jodido hijo de perra.
–Solo...Una...Más. –Marcus le dio una última patada, antes de suspirar. –Jodido maricón...–Se sacudió la sudadera y se largó, con los otros tres siguiéndole, dejándolo en el piso. Junto a su vómito, sangrando por la nariz y la boca, lo que era realmente asqueroso y repugnante.
Ni siquiera se podía mover, lo que era lo peor. Si el no se movía nadie lo haría.
Se arrastró por el piso hasta quedar dentro de un cubículo.
Vomitó lo que quedaba en su garganta y luego de unos diez minutos decidió levantarse para lavarse la cara.
La sangre seca y nueva parecía amar su cara, dejándola pegajosa y grumosa.
–Que asco...–Escupió la sangre en el lavamanos y se lavó el rostro.
Cuando quedó un poco más decente, salió del baño, caminando con lentitud digna de un caracol.
Su cabeza estaba mareada, su rostro, destrozado, seguía sangrando un poco y su abdomen... Su abdomen estaba simplemente irreconocible.
Moreteado, sangrando, casi deforme, según Bill.
Tom corría por los pasillos buscando a Bill. Chocó con una chica menor que el pero le importó un carajo y siguió corriendo.
Buscó por cada pasillo, salón y baño. No estaba en ningún lado.
Recordó el armario del conserje, generalmente se veían allí, así que corrió hasta ese lugar.
Abrió de un golpe la puerta y vio a Bill en el piso, casi inconsciente.
–Joder, Bill... –Susurró acercándose a él.
–Mmmh.. ¡Mierda, mierda, me duele, Tom! –Exclamó al sentir como el mayor lo intentaba levantar. Sonó el timbre y estaba claro que ninguno de los dos iría a clases.
–Lo siento... Vamos a la enfermería. –Susurró, pasando el brazo del menor alrededor de su hombro y espalda.
–¡Con...Cuidado...! –Se quejaba bajo el menor.
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The train lines; Toll fanfic
Fanfiction-Nunca pensé que llegaríamos aquí. Muertos de frío. Gritando y llorando. Solo para que no nos hagan olvidarnos.