¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No puedo dejar de pensar en yuuta, que te oye decir con confianza a tus amiguitas: "yo no follo con vírgenes", en una fiesta. Escucha atentamente mientras sigues y sigues hablando de cómo odias lo inexpertas que son, de cómo requieren tanta mano y tanto alboroto durante toda la prueba. "Quiero follar con alguien que pueda follarme como yo necesito".
No te impresiona cuando lo ves por primera vez en la fiesta, poniendo los ojos en blanco de una forma que no debería hacer que la excitación le recorriera la piel, los ojos afilados centelleando bajo las duras luces de neón.
Sabe que ha estado buscando demasiado tiempo cuando por fin te acercas y te reúnes con él en su solitario lugar en el sofá, rodeado de varios niveles de libertinaje. "¿Vas a hacer algo o te vas a quedar mirándome todo el día?"
"¡No! Espera, quiero decir que sí, quiero hacer algo, pero... ya ves", se le caen las palabras bajo tu mirada escrutadora, y Dios, esta tiene que ser la peor impresión del mundo, sabe que no hay forma de que lo desees⸺.
Tus ojos se entrecierran. "Escúpelo".
"Soy virgen".
Por un momento, dejas que tus ojos recorran toda su figura. Tarareas, un sonido bajo y decepcionado que hace que se le caiga el corazón al estómago. "Una pena. De cerca eres muy guapo".
Yuuta se desploma, como si se regodeara en el hecho de que no tiene remedio, y casi te hace gracia, pero entonces recuerdas con qué intensidad te miraba, con tanto deseo y necesidad sin filtro.
"No me dedico a casos de caridad", agudiza el oído. Sabes que le has retomado la atención, ya que asiente con tanta impaciencia, interesado en lo que vas a decir a continuación, y es delicioso. Sonríes. Vas a devorarlo entero. "¿Y si hacemos un ensayo?"
Cuando le haces una paja descuidada y brusca en un pequeño cuarto de baño aislado en el piso de arriba, se corre, vergonzosamente rápido y en voz muy alta, obligándote a taparle la boca con la mano que te sobra.
"No hagas ruido", le susurras mientras pone los ojos en blanco, corriendose inútilmente en la palma de tu mano, gimiendo cuando sigues sacándole todo lo que vale incluso mientras se corre. "Pero eso es, ya está. Tan bonito para mí, ¿eh, cariño?".
Asiente inútilmente, con la espalda encorvada por todas las sensaciones inesperadas, pero mantiene la mirada fija en la forma en que retiras la mano para probarlo a hurtadillas, con la lengua rosada deslizándose por la yema brillante de tu dedo. Acepta ansiosamente tus dedos para saborearse a sí mismo y tu saliva.
Cuando abre los ojos, te estás quitando esa minúscula faldita que ha estado mirando toda la noche, con un brillo diabólico en los ojos. "¿Estás lista para perder tu virginidad, Yuuta?"
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
