capitulo 14:Una Visita Inesperada

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Era un día tranquilo en la casa de los Sano cuando de repente sonó el timbre. Takemichi, que estaba en la cocina preparando un bocadillo para los gemelos Rindou y Haru, se dirigió a abrir la puerta. Al abrirla, se encontró con una vista familiar y bienvenida: Chifuyu y Baji, con su hija de tres años en brazos.

"¡Chifuyu, Baji! Qué sorpresa verlos aquí," dijo Takemichi, abriendo la puerta de par en par y abrazando a sus amigos.

"Hola, Takemichi. Decidimos venir a hacerles una visita rápida," respondió Chifuyu con una sonrisa. "Esta es nuestra pequeña Hina."

Takemichi se inclinó para saludar a la niña, que se escondió tímidamente detrás de su madre. "Hola, Hina. ¿Quieres jugar con Rindou y Haru? Están en la sala de juegos."

Hina asintió tímidamente y, guiada por Chifuyu, se dirigió hacia donde estaban los gemelos. Takemichi les indicó la dirección y volvió a la cocina, donde Chifuyu la siguió después de dejar a Hina con los niños.

Mientras tanto, Baji se quedó en la sala de estar, observando a los niños jugar. Fue entonces cuando Kakucho, que estaba leyendo en un rincón, se levantó y se presentó.

"Hola, soy Kakucho," dijo, extendiendo una mano hacia Baji.

Baji estrechó la mano de Kakucho, sorprendido por la madurez y la seriedad del niño. "Baji. Encantado de conocerte, Kakucho."

Chifuyu observaba la interacción desde la cocina y, cuando regresó junto a Takemichi, no pudo evitar preguntar. "Takemichi, ¿quién es Kakucho? No lo había visto antes."

Takemichi suspiró, sabiendo que esta pregunta eventualmente surgiría. "Kakucho es un niño que ha pasado por muchas dificultades. Sus padres abusaban de él, así que lo estamos cuidando temporalmente mientras se resuelve su situación."

Chifuyu asintió, sus ojos reflejando comprensión y empatía. "¿Y está bien ahora?"

"Está mejorando, pero aún tiene momentos difíciles," respondió Takemichi. "Estamos tratando de darle un ambiente estable y amoroso."

Chifuyu miró a Takemichi, sus pensamientos corriendo. "Yo... pasé por algo similar cuando era niña. Mis padres también fueron muy duros conmigo. Veo mucho de mí en Kakucho."

Takemichi le dio una mirada comprensiva. "Lo siento mucho, Chifuyu. Sé lo difícil que puede ser. ¿Quieres hablar con él? Creo que le haría bien conocer a alguien que entienda por lo que ha pasado."

Chifuyu asintió y volvió a la sala de estar, donde Kakucho y Baji aún conversaban. Se sentó junto a ellos y comenzó a hablar suavemente con Kakucho, compartiendo algunas de sus propias experiencias y escuchando lo que él tenía que decir. La conexión entre ellos se hizo evidente rápidamente, con Kakucho abriéndose más de lo que normalmente hacía.

Después de un rato, Chifuyu volvió a la cocina con Takemichi. "Takemichi, he estado pensando... ¿Kakucho está oficialmente adoptado por ustedes?"

Takemichi negó con la cabeza. "No, aún no. Estamos en proceso, pero por ahora, solo somos una familia temporal para él."

Chifuyu respiró hondo y luego, con determinación, dijo: "Me gustaría adoptarlo. Creo que Baji y yo podemos darle el hogar que necesita. Puedo ver cuánto dolor ha pasado y creo que podemos ayudarlo a sanar. Además, Hina ya parece encariñada con él."

Takemichi quedó sorprendida por la oferta, pero también conmovida. "Es una decisión muy importante, Chifuyu. ¿Estás segura de que esto es lo que quieres?"

Chifuyu asintió con firmeza. "Sí, lo estoy. Hablaremos con Baji, pero siento que es lo correcto. Quiero que Kakucho tenga una familia que lo ame y lo cuide como se merece."

Takemichi sonrió, sintiéndose aliviada y feliz por Kakucho. "Gracias, Chifuyu. Esto significaría mucho para él. Hablemos con Baji y luego veremos cómo proceder."

Esa tarde, Chifuyu y Baji tuvieron una conversación profunda y sincera sobre la posibilidad de adoptar a Kakucho. Baji, viendo la determinación y el amor en los ojos de su esposa, estuvo de acuerdo. Decidieron dar el siguiente paso y hablar con las autoridades para comenzar el proceso de adopción.

Mientras tanto, Kakucho, ajeno a las decisiones que se estaban tomando sobre su futuro, jugaba con Hina, Rindou y Haru, riendo y disfrutando del momento. En su corazón, aunque aún cargaba con el peso de su pasado, comenzaba a sentir la esperanza de un futuro lleno de amor y estabilidad, gracias a las personas que lo rodeaban y se preocupaban por él.

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