6| Lo Hecho Está Hecho

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Hermione se encontraba sentada e incómoda en la sala de espera del hospital San Mungo de enfermedades y heridas mágicas. Suspiró cuando escuchó su nombre, caminó directo al consultorio del medimago y tras ingresar se sorprendió al ver a Draco delante de ella, sintió que sus orejas empezaban a calentarse y su pecho sentía un nudo. Ni siquiera pudo responder al saludo.

— Hermione, ¿ocurre algo? — Pregunto el mago, sin embargo por su actitud era fácil prender qué ella no se sentía cómoda con él como medimago— Entonces, prefieres que te derive a otro medimago.

Hermione negó con la cabeza, una decisión firme en sus ojos. — No, está bien. Ya estoy aquí, y confío en tu profesionalismo — soltó un suspiro, ya estaba ahí, no podía dar un paso atrás — Quiero empezar a tomar pociones para preparar mi cuerpo para un... Para... Para tener un embarazo

Draco no pudo ocultar su sorpresa — Oh, ¿deseas ser madre tan pronto?

— ¿Pronto? — Hermione carraspeo un poco — creo que es tarde, ya cumplí con mis metas educativas y profesionales, tengo un hogar propio, vencimos a los seguidores de Riddle

Hermione se acomodó en la silla, intentando disimular su nerviosismo.

Hubo un breve silencio antes de que Draco rompiera el hielo con una pregunta delicada.— ¿Tienes a alguien en mente para... para el bebé?

Hermione se sonrojó visiblemente, pero una chispa de humor brilló en sus ojos. — Bueno, había pensado que podrías ser tú el voluntario —bromeó, con una sonrisa torcida.

Draco parpadeó, sorprendido por su comentario, pero luego sonrió. — Eso sería... interesante —admitió, jugando con la pluma en su mano — Ya te había dicho que un hijo nuestros sería un genio muy guapo.

Hermione se apresuró a disculparse, su risa nerviosa llenando la habitación.— Lo siento, fue una broma. Tengo seis meses para... quizás enamorarme y encontrar a alguien especial.

Draco no dijo nada más al respecto, temía incomodarla así que se apresuró a entregarle las pociones, su sonrisa aún presente.— Bueno, si cambias de opinión sobre el voluntario, estaré por aquí —dijo, guiñándole un ojo.

Hermione salió del consultorio con una sonrisa, sintiendo que tal vez, después de todo, la idea no era tan descabellada.
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Hermione estaba sumergida en la lectura del Diario el Profeta, su ceño fruncido ante las últimas noticias del mundo mágico, cuando Theodore Nott se deslizó en el asiento frente a ella con una sonrisa traviesa.

— Si Draco no se decide, siempre puedo ofrecerme como voluntario para darte un bebé—dijo Theodore, guiñando un ojo.

Hermione levantó la vista, sorprendida por la ocurrencia, pero no pudo evitar sonreír ante la audacia de su amigo.

— Oh, Theo, creo que deberías considerar formar una familia con Pansy —respondió Hermione, devolviéndole la sonrisa—. He notado cómo se miran. Hay una química innegable entre ustedes.

Theodore se rió, inclinándose hacia atrás en su silla.

— ¿Pansy, mi amiga de toda la vida? —preguntó, fingiendo incredulidad, lo había pensado antes, pero le temía al rechazo y el perder su amistad por un intento de romance —. Bueno, quizás tengas razón. Pero no cambies de tema tan rápido. ¿Has pensado más sobre Draco?

Hermione suspiró, doblando el periódico y dejándolo a un lado.

— Sí, he pensado en ello —admitió—. Pero es una decisión importante, y no quiero apresurarme.

Theodore asintió, su expresión se volvió más seria. — Sea cual sea tu decisión, Hermione, sabes que cuentas con mi apoyo —dijo, ofreciéndole una sonrisa sincera.

Hermione le agradeció con una mirada cálida. A pesar de las bromas, sabía que podía contar con Theodore como un amigo leal. Y mientras se despedían, Hermione se sintió un poco más ligera, sabiendo que, sin importar lo que decidiera, no estaría sola en su camino.

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Por su parte Harry estaba en Sortilegio Weasley comprendo un par de bromas, se las daría de comer a Malfoy, esas intenciones con Hermione no debían ser del todo buenas.

— Harry, amigo mío. Hace mucho tiempo que no te veo —era ron hablando, claramente era una comadreja pelada sentada sobre una de las bromas del estante — Podrías hacerme el favor de regresarme a mi verdadera forma.

Harry ahogó una risa. "amigos" si claro, en sus sueños — Podría, claro. Sin embargo, tengo entendido que esa forma te la ganaste por algo relacionado con Hermione.

No se atrevió a decir el motivo debido al público. Era mejor ahorrarse los improperios qué deseaba decirle, incluso barajó la idea de inmovilizarlo y dejarlo al sol con una fina capa de aceite, más alejo dicha idea para lanzarle una fría mirada.
— Sí, me equivoque, mi orgullo de hombre fue herido por ella — usó un tono de voz de lamento — Mi conducta ha sido errática desde que intenté destruír el guardapelo de Slytherin.

Algo dentro de la cabeza de Harry hizo clic. Riddle seguía con vida debido al horrocrux. El aire en Sortilegios Weasley se había vuelto tenso, casi tan espeso como el misterio que ahora envolvía el destino del guardapelo de Slytherin.

Harry, con una mirada que destilaba sospecha y una astucia digna de un verdadero Gryffindor, se enfrentaba a la revelación de Ron.

— Ronald Weasley, ¿cómo es que el guardapelo sigue en tu poder? Pensé que lo habíamos destruido juntos —la voz de Harry era firme, pero su mente corría a mil por hora, intentando unir las piezas de este rompecabezas mágico.

Ron, aún en su forma de comadreja, se retorcía incómodo bajo la intensa mirada de su amigo. Sabía que no podía ocultar la verdad por más tiempo.

— Verás, Harry, nunca llegué a destruirlo. En el último momento, algo me detuvo. Una voz en mi cabeza, susurrando promesas de poder y... y gloria —la voz de Ron era apenas un susurro, pero cada palabra caía como un golpe en el corazón de Harry. — En estas últimas semanas es que he notado que cambié debido a ese artefacto, sin embargo, eso no es excusa para pedir disculpas a Hermione.

Harry dio un paso atrás, procesando la confesión. La idea de que un fragmento del alma de Riddle aún pudiera estar influyendo en los eventos actuales era aterradora. No solo ponía en peligro todo por lo que habían luchado, sino que también amenazaba la seguridad del mundo mágico.

— Tenemos que actuar, y rápido. Debo ir por la espada de gryffindor —Harry ya estaba en movimiento, su varita lista en la mano, preparado para enfrentar lo que fuera necesario para proteger a sus amigos y al mundo que tanto amaba. — Prepara ese aguardapelo, ni te atrevas a ocultarlo o te entregare como postre a las acromántulas.

Divorciada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora