Capítulo 01

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El viaje había sido por demás de cansador. No se en que momento nos pareció buena idea venir en auto, pero si en algún otro momento de nuestras vidas se vuelve a repetir un trayecto tan largo háganme acordar que nunca más lo hagamos.

—Boludo, no puede ser, no siento el ojete de tanto estar sentada. —Reclamaba Anto mientras se bajaba del auto.

—Estoy como bambi recién parido. —Agregó el Impa que salió detrás de ella.— Menos mal que viniste vos, Lucas, sino me iba a morir de infeliz manejando. No me quiero imaginar cómo debe estar el Dino. —Dijo riéndose como siempre. Tan burlón era que nadie lo podía tomar enserio, salvo cuando se enojaba.

—Uh, eh, loco. Yo no viajo más con Florencia, ceba los mates más lavados, me estoy por cagar encima. —Acotó el Dino bajando de su auto.

—Ay, que bolacero que sos, Dino. No te quejaste en todo el viaje de mis mates. Estaban riquísimos ¿O no, Borsi?

—No, Flor, la verdad que tus mates una verga. Quiero, dormir, así que no me rompan mucho las bolas.

—Bueno, Borsina, tranquila que recién llegamos. —Calmó Barbarita.

—Ahí viene el espantoso de Dante y nos empezamos a acomodar. —Hablé por fin mientras bostezaba y estiraba mis extremidades.— Si alguno tiene un fibron me lo pasa que se me acaba de borrar la raya del orto.

Todos reímos, a pesar del cansancio, siempre había tiempo para jodernos entre nosotros. No podíamos no insultarnos, cargarnos o echarnos alguna huevada en cara, sino no éramos nosotros.

—Bueno, gente, vamos a instalarnos que se nos va a ir el día. Lo bueno es que llegamos de madrugada casi, así que a dormir y después a ver un par de garotas. —Dante, cuando no el pensando en las minas.

Entramos todos a las cabañas que habíamos alquilado. Eran relativamente lindas, bastante apartadas de todo el lío de Río, aunque cerca de algunos hoteles que parecían ser bastante caritos pero nosotros queríamos un lugar más amplio y sin horarios como en un hotel, aparte a veces tenías que pagar hasta para usar desodorante, queríamos estar cómodos y descansar. Por fin nuestras vacaciones pudieron coincidir, así que fue un viaje bastante organizado una vez que nos enteramos que nuestras fechas eran las mismas.

Eran dos cabañas, una para los chicos y otra para las chicas, cada una con tres habitaciones.
Empezamos a acomodar todo en su lugar y cuando nos terminamos de repartir las camas nos tiramos a dormir sin siquiera hablar. Estábamos muy cansados.

[...]

—Vamos que nos vamos.

Nos golpeaban la puerta a patadas los pibes. Ellos tan amorosos como siempre. Por suerte ya estábamos casi listas, la única que faltaba, como siempre, era Flor que no paraba de sacarse fotos.

—Bueno, Bueno, vamos che que se nos pasa la tarde. Dejen de sacarse fotos. —Nos apuro Borsi.

Salimos con todo lo necesario. Estaba emocionada por conocer las playas de Brasil, se decía que eran de las más hermosas, cálidas y de más alegria que existían y era justo lo que yo necesitaba en este momento de mi vida. Agarre todo, en silencio, y salí mientras me ponía las gafas.

—Eeeeh mansas gafas pegaste, amiga. —Me dijo Lucas mientras me abrazaba por los hombros y yo sonreí sin mostrar los dientes.— Eeh dale, ya vas a estar mejor. No te quiero ver con cara de culo. Aunque con vos imposible, siempre tenes cara de estar oliendo caca.

— Ay, Lucas. —Alargue la "a" de su nombre mientras le pegaba en el hombro y él se alejaba corriendo atrás de los chicos.

—Por más que lo haya dicho en el idioma Lucas, tiene razón, amiga. Disfruta y cuando vuelvas, si queres, te ayudamos con todo lo que tengas que hacerte cargo. Ahora despeja tu cabeza y disfruta de estas vacaciones con amigos. 

Vacaciones | Guido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora