Cap. 40 Cruel Desdicha

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═───────⊰❪ CRUEL DESDICHA ❫⊱───────═༻

❛40 • Punto de vista de Judy Hopps •

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Mis ojos se abrieron de golpe por una fuerte opresión en el pecho.

Al incorporarme, el hincón en el dorso de mi mano me sorprendió y, por reflejo, noté la presencia del catéter a través del cual me administraban el suero. La sensación de fragilidad se hizo más evidente mientras contemplaba las líneas finas de la vía intravenosa.

Me encontraba en un centro de salud, rodeado por la frialdad de las paredes blancas y el constante murmullo de enfermeras y pacientes. Cada sonido resonaba en mis oídos.

De repente, un bombardeo de recuerdos me invadió, abrumándome por completo. Intenté moverme para salir de la cama, pero una incómoda sensación punzante me atravesó el vientre, haciéndome encorvar del dolor. Cada movimiento era una batalla contra mi propio cuerpo, cada recuerdo una carga emocional difícil de soportar en ese momento de vulnerabilidad. Sentí cómo el pasado y el presente se entrelazaban en un torbellino de emociones, haciendo que cada respiración fuera un esfuerzo.

Me quejé en silencio, tratando de tolerar el malestar mientras me esforzaba por encontrar la calma. Cerré los ojos y respiré profundamente para disipar la incomodidad que se extendía por mi cuerpo.

Inesperadamente, abrieron la puerta de la habitación y al levantar la mirada presencié la entrada del jefe Bogo acompañado de un profesional de la salud.

Mi superior, con un movimiento de la mano, impidió que me moviera, así que opté por permanecer en mi lugar.

—Hopps...

—¿Cómo está Nick? —interrumpí. Era más importante para mí saber de él.

Hasta donde recuerdo, el equipo especializado en primeros auxilios lo socorrió de inmediato y nos trasladaron a este establecimiento. Durante el trayecto, mi cuerpo se desvaneció por ende desconozco cuánto tiempo ha transcurrido.

El mayor le otorgó la palabra al médico quien respondió mi pregunta—. Su pronóstico es reservado, por el momento entrará a cuidados intensivos y monitorearemos su recuperación las 24 horas.

Sentí un alivio tan profundo al escuchar sus palabras que finalmente pude respirar con tranquilidad.

—¿Eso significa que está fuera de peligro?

Ambos se miraron y sus gestos alimentaron mi desconfianza.

—¡Tengo que saber la verdad! —reclamé, bajando de la camilla de un brinco. Al poner los pies en el suelo, mis piernas flaquearon por el intenso dolor que sentía en la parte baja de mi abdomen.

Esta vez no pude contener mi quejido, ya que el malestar se había incrementado.

—¡Hopps! —se asustó, pero frente a mi situación no supo cómo sobrellevarlo.

Por suerte entró una enfermera que junto al médico me sostuvieron con cuidado, aunque se me hacía imposible enderezarme y un miedo profundo me invadió.

—Mi bebé...—musité, posando una mano sobre mi vientre, asombrando a ambos.

—¿Usted está embarazada? —consultó el doctor un poco incrédulo.

A duras penas asentí, cerrando los ojos mientras intentaba controlar mis impulsos. Cada movimiento brusco despertaba mi inseguridad, temiendo por la criatura que llevaba dentro.

Instinto Erótico {Nicudy}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora