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La habitación de Itadori estaba envuelta en una penumbra sepulcral, solo interrumpida por el débil resplandor de la luna que se filtraba por la ventana.

Estaba solo, completamente solo con sus pensamientos, cada uno de ellos una daga que se clavaba más profundamente en su corazón destrozado.

No podía escapar de la imagen de Itadori yaciendo sin vida ante sus ojos. La sensación de tristeza lo consumía, como si cada respiración fuera un recordatorio punzante de su fracaso para salvar al único que había significado algo para él en mucho tiempo.

Cerró los ojos con fuerza, tratando en vano de alejar la imagen de Itadori de su mente. Pero estaba ahí, tan real, tan vivo como la oscuridad que lo rodeaba.

Recordaba cada detalle, el rostro pálido y sereno del peli rosa, los mechones de su cabello pegados a su frente a causade la lluvia, los labios entreabiertos en un último suspiro silencioso.

Las lágrimas amenazaban con desbordarse, pero Fushiguro se negaba a dejar que fluyeran.
No podía permitirse ese lujo, no cuando su mente estaba siendo arrastrada por un torbellino de dolor y culpa.
Se acercó a la cama del peli rosa que yacía vacía.

- Yuji... - murmuró, apenas un susurro roto por la agonía.
Cerró los ojos con fuerza, dejando escapar un sollozo ahogado mientras las lágrimas finalmente encontraban su camino por sus mejillas.

¿Cómo podía haberlo perdido? ¿Cómo podía haber sido tan débil frente a Sukuna? Fushiguro sentía como si estuviera atrapado en un abismo sin fondo, donde cada recuerdo de su tiempo juntos solo servía para empujarlo más cerca del borde del desespero.

La lluvia golpeaba contra la ventana con furia, como si el cielo mismo llorara la pérdida del pelirosa.
Fushiguro miro hacia afuera, sintiendo que el peso del mundo descansaba sobre sus hombros.
- ¿Por qué? ¿Por qué tuviste que dejarme solo? -murmuró, con voz temblorosa.

En ese momento, en la oscuridad de la habitación, Fushiguro sintió más solo que nunca.
Ya no había consuelo, ya no había esperanza. Solo quedaba el vacío abismal de la pérdida, un vacío que amenazaba con consumirlo por completo.

Fushiguro se recostó lentamente en la cama de Itadori, hundiendo su rostro en la almohada.
Al meter las manos debajo de esta, notó un pequeño sobre y decidió ver su contenido. Al abrirlo, se encontró con una carta de Itadori dirigida a él. Sus manos temblaron mientras deslizaba la carta fuera del sobre y comenzaba a leer.

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Mi querido Megumi,

No sé si alguna vez tendrás la oportunidad de leer estas palabras, pero necesito escribirlas.

No sé cómo empezar esta carta, ni siquiera estoy seguro de cómo escribir una carta adecuadamente, pero lo intentaré.

Después de todo, supongo que no importa mucho, ¿verdad? Porque nunca te la entregaré, así que no me preocupo demasiado por la formalidad.

Si estás leyendo esto, significa que ya no estoy con vida, aunque dudo que pase por un largo tiempo.
Me duele pensar en todas las cosas que nunca podré decirte, todas las risas que nunca compartiremos, todos los momentos que nunca viviremos juntos.

Megumi, quiero que me escuches como si estuviera aquí, frente a ti, diciendo estas palabras, ya que me da miedo que no sientas lo mismo que yo, es algo estúpido pero si.

Desde el momento en que te conocí, supe que eras especial. Tu valentía, tu fuerza, tu determinación... todo en ti me inspiró de una manera que nunca antes había experimentado. Cada vez que te veía, sentía que el mundo estaba un poco más lleno de luz, un poco más lleno de esperanza.

Cada vez que te veía, una extraña mezcla de emociones se agitaba dentro de mí. Admiración por tu fuerza y tu valentía, ternura por tu bondad y compasión, anhelo por algo que no podía nombrar. Nunca antes había conocido a alguien como tú, alguien tan fuerte, tan vulnerable y al mismo tiempo un amargado, pero sobre todo que despertaba en mí un deseo tan profundo de protegerte y cuidarte.

Quiero que sepas que te amo, Megumi. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, más de lo que mi corazón puede soportar.

Eres más que un amigo para mí, eres mi ancla en medio de la tormenta, mi razón para seguir adelante incluso cuando todo parece perdido. Y aunque quizás nunca te lo haya dicho en persona, quiero que sepas que te amo, Megumi. Te amo de una manera que trasciende las palabras, una manera que va más allá del tiempo y el espacio.

Cada sonrisa tuya, cada mirada, cada gesto, ha llenado mi corazón de una felicidad indescriptible. Eres el faro que me guía en la oscuridad, la razón por la que nunca me rendiré.
Pero también sé que nunca podré entregarte esta carta en persona. Las circunstancias de nuestra vida como hechiceros nos han separado de una manera que nunca habría imaginado.

No sé qué depara el futuro para ninguno de nosotros, pero quiero que sepas que siempre estarás en mi corazón, Megumi. Siempre. Prométeme una cosa, por favor. Prométeme que nunca olvidarás el amor que te tuve. Prométeme que seguirás adelante, que encontrarás la felicidad que mereces, aunque yo ya no esté aquí para verlo.

Por favor, nunca olvides los momentos que compartimos. Las risas, las batallas, los pequeños instantes de paz en medio del caos. Todo eso significó el mundo para mí, y siempre lo guardaré en mi corazón. Quiero que vivas tu vida plenamente, que encuentres la felicidad que tanto mereces.
No dejes que mi partida te detenga.

Con todo mi amor

Yuji.

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Las lágrimas comenzaron a empañar la vista de Fushiguro mientras leía cada palabra de la carta.
Una mezcla de emociones lo inundó, dolor por la pérdida del peli rosado, pero también una sensación cálida de consuelo al saber que su amor había sido correspondido.

Con la carta apretada entre sus manos temblorosas, Fushiguro cerró los ojos y dejó que las lágrimas fluyeran libremente. Aunque el destino les había arrebatado la oportunidad de estar juntos, el amor de Itadori viviría para siempre en su corazón, como un faro de esperanza en medio de la oscuridad.

Después de un momento, Fushiguro dobló cuidadosamente la carta y la guardó.
Sabía que esta carta sería su tesoro más preciado, un recordatorio eterno del amor que compartieron, incluso en la oscuridad más profunda. Con un suspiro tembloroso, cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño, sosteniendo en su corazón la promesa de un amor que trascendería el tiempo y el espacio.






Holi, sigo escribiendo aún más historias, espero que esta sea de su agrado. Gracias por leerme 💗

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⏰ Última actualización: Jun 15 ⏰

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