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¿Por qué carajos el rumor iba a correr? Él no se lo diría a nadie. Sin embargo corrió.
Claro, había olvidado al involucrado. Aunque le causaba morbo el saber cómo fue que empezó a contar y a quien primero, qué era lo que se decía de él. ¿"Produce droga con el coño"? probablemente todos le preguntarían al alfa cómo lo descubrió y ¿qué diría él? ¿"Me desmayé y me mandó al hospital"?
Carajo, le daba tanta curiosidad, siquiera le preocupaba de hecho.
¿Él estaba mal en no importarle las probables miradas que vaya a recibir? Probablemente.
Se levantó como de costumbre, hizo sus deberes y se encaminó hacia la universidad. La mayoría podría simplemente estar en sus asuntos, pero ¿alguien que generaba droga con el coño? Dios, era algo nuevo, algo de qué hablar, nadie lo dejaría pasar y las miradas cayeron automáticamente sobre él.
Si bien se decía que el aroma de los omegas era una droga para los alfas y bla bla. Esta situación era literal, nadie sabía qué efecto tendría y no solo en alfas, sino en betas y omegas.
Sus pasos se hicieron más lentos a medida que observaba las miradas, luego se adelantó. Su clase empezaba en unos treinta minutos así que optó por ir a esperar en el campus.
Dejó sus pertenencias en un banco y tomó su teléfono para marcar a su única compañía de la siguiente clase.
— Ryu, estúpida, ¿vas a venir? — soltó en cuanto la llamada fue atendida.
— Buenos días para ti también. — se oyó del otro lado — Estoy enferma, puta. ¿No te dije acaso que tengo gripe?
— No, se lo dices todo al estúpido de tu novio. — soltó de mala gana el pelilargo — Yo creo que estuviste cogiendo con ese imbécil toda la noche y ahora te haces la enferma.
— Cierra la boca. Tú solo estás celoso porque si coges puedes matar a alguien. — ella comentó riendo.
Yeonjun se enderezó en su asiento y comenzó a bajar la voz y ocultar más el teléfono como si toda la uni no se hubiese enterado.
— ¿Tú cómo mierda te enteraste?
— Toda la universidad lo sabe, coñito de fentanilo.
— Ush, mejor ni vengas. Perra suelta. — y arrojó el teléfono sin mucha brusquedad sobre la mesa.
Ryu no era su amiga realmente, solo era una conocida de la facultad que fingía ser su amiga, porque constantemente se echaban comentarios el uno al otro. Pero era su única compañía los lunes en la primera clase. Y no estaba del todo mal, a Yeonjun le gustaba insultarla.
Entonces no tardó en dejar de estar solo porque se acercó alguien a saludarlo, como era de costumbre ese día a la misma hora.
— Hey, Yeonjun. ¿Cómo estás? — dijo el chico alto y Yeonjun le sonrió.
