Después del fallecimiento de uno de sus hijos, Aquino, Duxo y sus dos pequeños, deciden empezar de cero en un nuevo hogar.
Pero perder un hijo no es cualquier cosa, y Aquino estaba intentando sobrevivir con el dolor encima, descuidando su matrimonio...
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{5 meses antes del accidente}
Un mes había transcurrido.
Un mes lleno de cambio para la pequeña cabeza de Soarinng.
Sus padres notaban que algo andaba sumamente mal, algo que tenían que hablar con sus hijos, pero temían estar equivocados.
Pero más que temer decir algo mal, temían ver a su pequeño hijo inquieto y con acciones jamas vistas antes.
Ya no le gustaba utilizar faldas, dejo de salir a jugar con sus hermanos y amigos de piso, comenzó a ser más paranoico y a tener pesadillas en las noches.
No entendían de donde podía surgir todo eso y del por que.
Tenían que tener alguna pista, una idea del repentino cambio.
Solo una señal.
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Mientras sus tres hijos dormían, Aquino sacaba la ropa sucia del cesto del baño. Lavaba ropa para poder mantenerse despierto y poder esperar la llegado de Duxo a casa, ya que había hecho horas extras.
Antes de salir, sus torpes pies hicieron que el cesto cayera al piso, haciendo que Aquino notara un par de atuendos detrás de este. Extraño, pero tenia en cuenta que sus hijos eran desesperados.
Mientras regaba todo por el suelo para separarlo por color, escucho la puerta de entrada ser abierta y cerrada en silencio.
—Ya llegue.— Susurro Duxo mientras observaba a Aquino en el pasillo junto a un pequeño montón de ropa.
—Te deje la cena en la cocina.— Dijo concentrado en averiguar el color de unos pantalones por la oscuridad del pasillo.
—Ya cené, déjame ayudarte.— Se sentó sobre el suelo junto a Aquino.
—No es necesario, deberías ir a dormir, es muy tarde y me imagino que vienes cansado.—
Duxo, terco a ayudar, robo un tramo de ropa para ayudar a separar.
