26 - Vergüenza (Continuación)

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—Tienes razón —dijo Aylah ignorando el saludo y lanzándole a la joven una gélida mirada mientras continuaba hablando con fría voz, sin que su sonrisa desapareciera— Soy tan mala como te contaron, y no pienso perder mi tiempo dándole explicaciones a alguien que ya decidió creerle a uno de los lados sin escuchar las versiones de ambos de manera apropiada. Alguien que juzgó a otra persona sin conocerla y sin dar espacio para la adecuada defensa.

Zheria bajó la cabeza abrumada por tales palabras, mientras su cara enrojecía por la vergüenza.

—Es un placer conocerla, aunque hubiese preferido un ambiente menos hostil —añadió Aylah dirigiéndose a la madre de Kadir— Sinceramente le agradecería que corrigiera a su hija de manera correcta. Debería enseñarle que aunque seamos familia y pronto nos una un lazo político aún más fuerte, existe una evidente diferencia de rango entre nosotras que debe respetar antes de volver a pensar en cuestionarme a mí o cualquiera de mis acciones —la cadencia de su voz indicaba una clara amenaza disfrazada con suaves palabras— Si lo vuelve a hacer no seré tan indulgente, no soy alguien muy paciente cuando se trata de ofensas. Agradézcale a Kadir por eso, pues si la joven y él no compartieran lazos sanguíneos, esto hubiese terminado de una forma muy diferente.

Kadir apenas tuvo tiempo de reaccionar mientras Aylah lo tomaba de la mano y con una mirada cómplice lo invitaba a abandonar el lugar. El simplemente se dejó llevar sin ofrecer resistencia, como una gran mascota domada por un dulce dueño.

—Eres mi hija y siempre te defenderé por encima de todo y todos —la voz de la madre de Zheria sonaba dura al dirigirse a ella— pero eso tiene un límite y ese lo cruzaste hoy. Te advertí una vez acerca de creer rumores, así que estoy muy decepcionada de que escucharas a alguien y le creyeras todo por encima de tu hermano sin haberle preguntado primero adecuadamente acerca del tema. Lo atacaste sin darle la opción de explicarse, sin dejar espacio para nada más que tus conjeturas —soltó un largo suspiro de decepción— Kadir solo merece recibir de nosotras un inmenso respeto, ya que ha sacrificado más de lo que jamás entenderías por nuestro bien.

Zheria incapaz de mantener la cabeza en alto, salió corriendo del lugar tratando de ocultar las lágrimas que escapaban de sus ojos ante las humillaciones que había sufrido una tras otra. Shyah corrió tras ella, dejando al rey y a su madre a solas.

—Ellora —llamó Duveandell a la madre de Kadir con voz suave tratando de tranquilizarla, imaginando que esta discusión entre sus hijos no debía ser algo sencillo de soportar. Sabiendo cuanto los amaba.

—Está bien —dijo Ellora mientras soltaba un largo suspiro—Zheria siempre me ha provocado más dolores de cabeza que Kadir y Shyah. Es demasiado obstinada y me temo que en algún momento eso le traerá serios problemas. Se parece demasiado a su padre en ese aspecto. Deriam también solía ser un gran cabeza dura —sonrió de manera triste— Quien me sorprendió fue la princesa, nunca imaginé que tras esa delicada figura hubiese una fuerza capaz de domar a Kadir y enfrentar a Zheria con palabras tan fuertes.

— Definitivamente, puedo verlo de manera clara, aunque en esta pareja Kadir luzca como alguien intimidante y Aylah como la persona dulce, me temo que es todo lo contrario. Ella puede ser más aterradora que él. Definitivamente, lo heredó de Leydha, de su padre obtuvo sus excelentes habilidades mágicas, pero sacó de su madre esa terrible frialdad a la hora de derribar a un enemigo, aunque sea con simples palabras —finalizó Duveandell sin poder ocultar una nota de satisfacción en su voz.

Destinada a renacer 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora