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-En un día más en Japón, más especifico, en la ciudad de Musutafu, oh bueno. Ah las afueras de la ciudad, en un frondoso y extenso bosque. Se ve a un hombre mayor, sentado sobre un tronco. De unos aparentes 60, quizás 65 años. Tez bronceada, aunque ya algo pálida por el paso del tiempo, una pronunciada barba, una cicatriz en su ojo derecho, y un tatuaje rojo en en la zona izquierda de su piel, que avarcaba desde su cara, su pecho y hasta su brazo izquierdo.

El miraba fijamente hacia adelante, en su mano derecha sostenía un hacha muy peculiar, pues su mango y su filo, tenían gravados distintas runas, que en la actualidad ya se consideran una legua muerta. El cierra sus ojos un instante, inalahando suavemente al sentir la brisa del aire fresco.

El se pone de pie con ayuda del hacha, demostraba tener un buen físico a su edad. Si bien, no estaba tan definido como en sus mejores años, se veía grande e imponente.

Este mira a su lado derecho, y a los pocos segundos de entre los arbustos, sale un peli verde de unos 13 años que corre hacia el, empuñando una lanza y un escudo de madera-

_Detecte qué te acercabas por ahí hace 10 minutos_al decir eso el hombre mayor esquiva los constantes y rápidos ataques del joven. Quien no demostraba miedo o duda en llegar a apuñalar lo con aquella arma.

-Dando ligeros pasos hacia atrás, el hombre levanta el hacha, amenazando el torso del joven con un corte diagonal. El peli verde pone su escudo por delante, y el hacha impacta con la madera de manera superficial, generando solo un corte. Aún así, la fuerza de aquel ataque tan "simple", hizo detener el ritmo del adolescente-

_¡No dejes que algo como eso te desestabilice! ¡No puedes dudar en la batalla ni un segundo!_

_¡Si señor!_exclama el joven de pecas para volver al ataque, siendo sus ataques esta vez bloqueados por su maestro con las manos desnuda, y teniendo que usar su escudo para bloquear algunos golpes lanzados a su cara y estómago.

-El peli verde en un momento consigue rozar con su lanza la cara de su maestro, quien agudiza su mirada y al esquivar una estocada, toma la lanza y la rompe con suma facilidad, y lanza un golpe que por igual destroza el escudo, e impacta con el brazo del peli verde, quien apretá los dientes al sentir el impacto, saliendo disparado hacia atrás, siendo detenido por un árbol-

_Debes estar firme. Un escudo no te protegerá siempre. Puede ser atravezado. Y si eso ocurre, tu cuerpo debe estar listo. Listo para resistir y contra atacar_

_Grrr. Pero, esta vez exageraste padre_

-Los ahora identificados como padre e hijo, se miraban fijamente. El padre acaba por soltar una leve sonrisa. Si es verdad que exageró. Acercándose a su hijo le pide ver su brazo, este se lo extiende, dejando ver un moretón, que a los segundos después desaparece-

_¿Estas mejor?_

_Si. Solo es frustrante no poder ganar _Kratos suelta otra leve sonrisa por lo dicho por su hijo. Demuestra tener un espíritu muy competitivo, pero sanó dentro de todo.

_Por ahora es suficiente Izuku. Debemos ir a casa_

_Entendido padre_

-Kratos posa su mano sobre el hombro de su tercer hijo. Comenzando a caminar junto a el, mientras que el Hacha Leviatan qué habia quedado apoyada en un árbol, regresa a la mano libre de Kratos cuando este extiende su mano.

Kratos, ex general Espartano. Hijo de Zeus, Rey del Olimpo. Dios de la guerra griego y nórdico. Tras poner fin a su senda de destrucción, y enfrentar su pasado en Valhala. A seguido adelante. Durante sus inviernos sentando en el trono nórdico, fue un nuevo dios. Uno del que está orgulloso, uno que inspiró, que en lugar de crear conflictos, los acababa. Si era posible, de forma pacífica. En siglos, por primera vez no odiaba ser un Dios.

Un Dios Entre Héroes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora