Único

458 49 4
                                    

Las manos de Miyeon hormiguean mientras se baña, asegurandose de limpiar correctamente su cuerpo y al salir, incluso usó una crema corporal nueva, con un olor bastante bueno. Para terminar se lavó los dientes con cuidado, usando hilo dental y enjuague.

Al terminar se pone una simple bata, porque sabe que no va a necesitar la ropa en cuanto Minnie llegara.

Se sienta en la cama, observando a su fiel consolador sobre la mesita de noche, a su lado había lubricante y su cosa favorita; un collar con correa, que a veces usaban.

Muerde su labio inferior, comenzando a excitarse ella sola por el solo pensamiento de tener a Minnie como en otras ocasiones, ella sabe que está prohibido, pero si solo era algo de diversión entre ambas, entonces nadie lo sabría.

Observó la foto de su hermano colgada en la pared, justo frente a ella, por lo que decidió tomarla y guardarla en un cajón de ropa, ya que no era momento para sentir culpa alguna, Minnie era su cuñada, pero no le importaba en ese momento; porque Miyeon había conocido antes a Minnie, ellas siempre habían llevado una amistad que tenía sus beneficios, así que no era su culpa que su hermano decidiera casarse con la chica que le daba un orgasmo cada sábado.

Recordó la primera vez que Nicha la folló, fue después de una fiesta universitaria. La tailandesa la había estado rozando de forma más íntima desde que la fiesta había empezado, pero al término, Minnie le ofreció divertirse en su casa, ya que sus padres millonarios le pagaban un departamento con jacuzzi y muchos otros lujos.

Miyeon cerró los ojos y desabrochó su bata mientras tocaba sus duros pezones, al mismo tiempo en que su mente se esforzaba para recordar cómo se sentía el delicioso toque de la tailandesa sobre su cuerpo. Su coño comenzó a mojarse cuando recordó lo delicioso que fue ser follada con fuerza contra el cristal de los ventanales.

Cuando estaba a punto de bajar sus dedos para saciar su deseo, el timbre de su departamento sonó.

Se levantó y corrió a la puerta para abrir, sin importar el notorio sonrojo en su rostro y sus muy erectos pezones rozando contra la tela de la bata abierta.

Nicha ni siquiera habló, sólo entró como siempre y cerró la puerta tras ella, rodeando la cintura de Miyeon y estrellando sus labios en un beso húmedo.

La coreana jadeó, pues Minnie la había recargado contra una pared fría, deslizando su rodilla entre sus muslos —¿Qué hacías sin mi princesa?— movió su rodilla contra la húmedad, frotando el clítoris necesitado de la coreana —Estaba solita, en mi cama— contestó la mayor, con un tono juguetón.

La tailandesa bajó su mano izquierda y apretó una de sus nalgas —Me encanta, ¿Estabas pensando en mi?— le dio una pequeña nalgada mientras su rodilla seguía moliendose contra su coño mojado, Miyeon ahogó un gemido —Sí, pensaba en ti— su voz baja, pero tentadora, alentaba a Minnie para seguir provocandola —¿Ah sí? Cuentame qué estabas pensando— la levantó para cargarla, llevandola hasta el cuarto de la coreana, quien tenía el rostro sonrojado.

La dejó en la cama, recargada contra las suaves almohadas —Estaba recordando la primera vez que me follaste— relamió sus labios y con la mano derecha se hizo el cabello hacia atrás, provocando que se pusiera algo rebelde, con varios mechones cayendo sobre su rostro.

Minnie se quitó el crop-top que llevaba puesto, junto a sus botas y pantalones, quedando solamente en ropa interior —Mhm, las primeras veces nunca se olvidan ¿Cierto?— llevó sus manos hacia la bata de Miyeon y preguntó gentilmente —¿Puedo?— la coreana asintió.

Minnie le quitó la bata, observando el delicioso cuerpo ligeramente bronceado de la coreana. Aunque su mirada se quedó pegada en el par de senos rellenos de la chica —Siempre se ven tan hermosos— Nicha se inclinó sobre Miyeon y con cuidado tomó el seno izquierdo.

Saturday // Mimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora