Capítulo 16: Valor

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Días después...

Amanda bajó con cuidado del jet privado de su novio mientras lo vio esperarla al final de las escaleras con cara de pocos amigos. Sí, era tan suyo como de su hermano, pero no quería admitir que era un heredero millonario ni que había terminado por acceder a regañadientes regresar a Nashville por insistencia suya. Aunque sabía en el fondo que, en realidad, lo hacía gracias a que Gabriel les había comunicado que el deterioro de su madre iba en ascenso y que el poco tiempo que tenía estaba contado. Tomó su mano y la apretó con fuerza, comprendía que no quería estar ahí, pero algo lo mantenía firme y decidido a terminar con todo de una vez. Ambos subieron al coche que los estaba esperando para llevarlos hasta el viñedo. En el camino se mantuvieron callados, pero tomados de las manos y acariciándose en medio del ensordecedor silencio. Ella quería que Gavin pudiera liberarse después de tantos años de resentimiento, de dolor y rencor hacia su familia. Quería que lograra despedirse de su madre antes de que terminara por lamentarlo el resto de sus días; no estaba dispuesta a abandonarlo en ningún sentido, a menos que se lo pidiera personalmente. Después de treinta minutos de viaje en auto, vieron la enorme mansión comenzar a asomarse de entre la preciosa arboleda que recubría gran parte del perímetro y del camino. El auto se detuvo frente a un enorme y antiguo portón de metal, donde varias personas del servicio doméstico los esperaban con una sonrisa, y fue la primera vez que lo vio sonreír desde que habían llegado a su ciudad natal.

Gavin bajó del auto y corrió a abrazar a una de las señoras que vestían aquel uniforme.

— ¡Nana! 

— ¡Mi niño! ¡Oh, por Dios, mírate! —exclamó la señora con la mirada cristalina, sin dejar de acariciarle el rostro—. Estás tan hermoso, tan grande...

— Te eché de menos, no sabes cuánto. —respondió apretándola contra su pecho, le sacaba varias cabezas a la mujer. Amanda se mantuvo al margen con una sonrisa cortés dibujada en sus labios, pero su novio no aguardó ni un segundo más para incluirla—. Mi amor, ven... Ella es María, mi nana. Ella es Amanda y es mi...

— ¡Hola, muñeca! Es un placer... Tú debes ser su novia. —replicó la mujer sonriendo de oreja a oreja y tomando la mano de la pelirroja con ambas manos.

— El placer es mío, María. —correspondió la mujer sin dejar de sonreír. 

— Pasen, pasen por favor. Enseguida subirán su equipaje a la habitación. Qué bonita eres... 

Ambos sonrieron encantados con la mujer, y al entrar se quedaron estáticos.

— Vaya, nada ha cambia...

— Wow. —exclamó Amanda observando totalmente sorprendida cada parte de la mansión, y tan solo estaban en la sala de estar. Gavin sonrió de lado y besó su cien, era lo único que tenía ganas de hacer.

Una voz muy familiar se pronuncio detrás suyo y ambos se giraron.

— No saben lo agradecido que estoy de que hayan venido.

— No tienes que estar agradecido por nada, no estaremos mucho tiempo.

— Entiendo, yo... —el muchacho colocó una de sus manos dentro del bolsillo de su pantalón e intentó sonreír—. Gracias por haberlo logrado, Amanda.

— ¿Cómo está? —preguntó ella acercándose a su cuñado con algo más de tacto, y en su mirada percibió el enorme dolor que cargaba.

— Nada bien, anoche ni siquiera durmió por culpa de los dolores. Pero creo que no durmió porque estaba ansiosa... —explicó intentando no quebrarse al encontrarse con la mirada atormentada de su hermano—. Hermano... ¿Quieres verla?

Insaciable Deseo (ACTUALIZA LENTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora