Avistamiento esperado PARTE 2

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—Evie, tranquila— Taylor trataba de que su hija se calmara, pero sabía que todas esas palabras que le decía eran inútiles, porque no le iba a hacer caso al menos hasta que ella se desahogara.

Las rabietas eran comunes en niños de esa edad, no lograrían controlarlas todavía, era demasiado pequeña, Evie estaba tirada en el piso, llorando con todo el drama que podía sacar, echaba su cabeza para atrás llorando y gritando al mismo tiempo, Donna miraba como es que su nieta estaba en el peor de sus momentos, Ed, no sabía ni que hacer.

—Nena, calma— Taylor se agachó para quedar hincada junto a ella, la tocó para que sintiera su mano, pero ella se puso peor.

—¡No! — gritó llorando. —No— pataleaba.

—Evie, ¿Qué es lo que tienes? — su mamá trataba de averiguar que es lo que pasaba, simplemente se puso a llorar de la nada.

—Mío— lloraba.

—¿Tuyo que, nena?, ¿Qué es tuyo? — Swift estaba confundida.

—¡Mío! — seguía gritando.

—Evie, calma, por favor, respira— su madre le rogaba.

—Pequeña, debes calmarte, no te entendemos— Ed intervino.

Ella continuaba pataleando y llorando, ¿Qué nadie la podía entender?, solamente quería a su papá, era su padre, suyo, ¿Por qué que estaba con otros niños? —Papi, mío—

—¿Qué? — Ed empezó a reír.

—Ed, por favor— Donna le dio un codazo.

—Dios mío, es eso— Taylor se tocó la cabeza. —Nena, ya calma, en unos minutos vas a poder verlo, ¿Está bien?, no te pongas así, te entiendo, pero debes de tener paciencia, ahora no puede atenderte, lo hará más tarde— no sabía cómo explicarle que es parte de su trabajo y que realmente disfruta de hacerlo, no era malo estar con otros niños, pero ella no comprendía eso.

—Mi papi— sollozaba.

—Sé como te sientes, pero debemos esperar, ya casi podemos verlo— le decía tranquila.

—Mami— le dio las manos para que la levantara.

—Taylor, no deberías estar agachada así— Donna estaba preocupada.

—Está bien, yo puedo hacerlo todavía— levantó a su hija y se sentó con ella en la butaca, acunándola en sus brazos tratando de que se tranquilizara, le acariciaba el cabello, meciéndose un poco.

La pequeña sollozaba cada que daba un enorme respiro.


Desde el campo, Travis miró todo, no pudo evitar no hacerlo, su hija se escuchaba hasta la cancha, ¿Quién más que Evie Kelce poseía ese par de pulmones y garganta tan potentes?, no quería desconcentrarse con los niños y algunos aficionados, sería grosero, sin embargo, las ganas de ir a ver qué es lo que sucedía con su hija le inquietaban, así que cuando terminó todo y se despidieron, tuvo que ir lo más rápido que pudo a donde se hallaba su familia, dejando sus cosas para después ir por ellas.


Entró a la zona de asientos y llegó a ellos. —Hey—

—¡Papi! — Charles se levantó de su silla.

—¡Hola, Charlie! — lo cargó. —¿Qué les pareció?, espero que no te hayas aburrido, la verdadera acción no comienza todavía, eso será hasta el primer juego que tengamos—

Charles no le entendía nada, solo lo abrazó.

—Creo que son muy pequeños para esto, tal vez— Travis rio. —¿Qué sucedió aquí? — miró a su hija y su esposa.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora