Capitulo 10

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💬 – Iré después de la escuela -

El mensaje hizo sonreír a Mogami, parecía que algo le salía bien por fin.

Los esfuerzos que hacía por mejorar la salud de su madre eran infructuosos, ni todo el dinero que ganó utilizando sus poderes de manera reprobatoria era suficiente para ayudar a la mujer a sobrevivir el cáncer.

Las quimioterapias eran cada vez más agresivas y ella se veía claramente desmejorada. Quiso pensar que había alguna maldición o espíritu maligno afectando su salud, pero ni con todo su poder espiritual podía visualizar algo por el estilo.

Lo que no considero es que... no todo es culpa de lo que no podemos ver, también la naturaleza humana es frágil. Porque las cosas buenas no les pasan únicamente a las personas buenas, y lo mismo sucede con las malas.

Se encogió en su futón, cómo tratando de esconder lo que en verdad era, la forma en la que se sentía.

En algún momento de esos días, se dejó llevar por la podredumbre del poder. Esa fuerza avasalladora que lo envolvía ya no dejaba ver hasta donde estaban los límites de las verdades emociones de Mogami. Tal vez ya ni siquiera era él, pero no se daría cuenta hasta que todo estuviera perdido.

Su único consuelo era escuchar la voz de aquel joven que conoció en invierno. Recordó el rostro triste de Shigeo Kageyama, la simple idea de hacerle daño a Reigen lo destruyó.

– Lamento ser codicioso con un niño... pero... – susurró - Yo también necesito a Arataka -

Trato de callar las voces por esa noche, sin saber que era una de las últimas en las que podría disfrutar de ese remedo de paz.

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Shigeo durmió después de llorar durante un buen rato. Hacía muchísimo tiempo que Ritsu no lo veía de esa manera y aunque de cierta forma le alegraba que su hermano pudiera demostrar al menos una emoción verdadera desde el fatídico suceso que marcó sus vidas, no era de su agrado que la tristeza invadiera su alma.

Cuando los hermanos Kageyama entraron a la secundaria lo hicieron con muy poco tiempo de diferencia.

Shigeo era un año mayor que Ritsu, pero el segundo era todo lo que se podía pedir de un chico por encima de la norma. El mejor de su grupo, carismático, de buen ver y atlético. Mientras que el primogénito era reservado, terriblemente reservado. Las ocasiones en las que salía de su cascarón se contaban con los dedos de una mano.

Sin embargo, durante su niñez no fue así. Era animado y le gustaba presumir sus poderes con su hermano, hasta aquel día que lo había cambiado todo.

Ellos tenían 7 y 8 años respectivamente, jugaban con Tsubomi, la mejor amiga de Shigeo y también su vecina. Cuando la niña se retiró del lugar, dos preparatorianos los interceptaron, exigieron su dinero, pero ellos ya no tenían nada en su poder, acababan de comprar unas figuras de su anime favorito.

Uno de los mastodontes tomó a Ritsu del cuero cabelludo y azotó su cabeza contra el piso, no tan fuerte como para matarlo pero si lo suficiente para hacerle daño.

¿Por qué les estaban haciendo eso? ¿Acaso se habían metido en su camino? ¿No veían que la diferencia de edad y tamaño eran prominentes?

No, no lo hacían, los tipos estaban ebrios. Dos chicos de menos de 18 años completamente fuera de sus cabales, molestando a dos pequeños de primaria.

Shigeo corrió a ayudar a Ritsu, pero un golpe seco lo alejó de la realidad. Lo siguiente que vió el más pequeño, fue a su hermano en el suelo, en un charco de sangre... con signos vitales débiles.

Lirio ArañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora