Capítulo 2

18 2 1
                                    

Aun cuando estaba de vacaciones, Chanyeol continuó con su rutina de entrenamiento diario. Salió a correr a las 6 de la mañana después de asegurarse que su hija aun continuaba dormida y conociendola como lo hacía, estaría así un buen rato. Reloj en la muñeca, audífonos con música workout, el pre entreno en el cuerpo y sus zapatos de correr, dió seis vueltas en poco mas de una hora. Disfrutó del paisaje precioso cerca de casa y saludó a algunos corredores que como él hacían la misma rutina.

A las 7 de la mañana, subió a casa y despertó a Yuna. La hora de la escuela era de sus momentos favoritos y más cuando éra el quién se encargaba del desayuno. Preparó unas tortitas de harina y huevo con fresas y un jugo de naranja para él y el típico vaso de leche y cereales integrales y tostadas caseras para su hija. Vestida y lista para sus clases con los nuevos accesorios que él le había traído desde España, la pequeña se veía salida de una revista de modelos infantiles.

- Buenos días, papá – saludó llevándose una tostada a la boca - ¿Saliste a correr?

- Tengo que mantenerme en forma aunque esté en mis merecidas vacaciones – explicó Chanyeol – Además es bueno que me familiarice con la zona.

- Supongo que eso es lo que los adultos hacen – Yuna se encogió de hombros y terminó su desayuno rápidamente – Tienes que recogerme a las 6 de la tarde hoy, y llevarme a comprar unos libros que necesito para los exámenes finales.

- Seguro – asintió el padre – Ahora, es hora de irnos.

Tomando su identificación y documentos personales, Chanyeol condujo a Yuna hasta su escuela. Su casa quedaba a 25 minutos en coche de la escuela para la facilidad de ambos, por lo que, dejarla y recogerla sería una aventura de lo más placentera. Dándose cuenta de que tenía todo el día por delante sin nada que hacer, volvió a casa con una cosita en mente. Los documentos en la carpeta naranja pesaban en su escritorio desde el día que los recibió de parte de su ex suegra sabiendo que finalmente eran libres.

Después de meses de un berrinche sin ton ni son y de años de una relación demasiado dañina para él y su hija, Yeeun había firmado los papeles del divorcio. Chanyeol y Yeeun eran demasiado jóvenes cuando Yuna llegó accidentalmente a sus vidas. Chanyeol acababa de firmar con un club español para una temporada de juegos seguidos y la posibilidad abierta de extender por una suma millonaria. Desde que el alto estaba en la escuela secundaria y luego en la universidad, varias universidades extranjeras deseaban ficharlo y tenerlo en su nómina. Sus habilidades en el campo y la facilidad con la que creaba estrategias fructíferas que los llevaban a ganar innumerables partidos, era de interés internacional. Cuando Yuna nació, Chanyeol acababa de ganar el primer anillo de muchos.

Tomó a su hija en brazos aún con el uniforme de su club pues, la urgente llamada de que era justo la semana de llegada de su bebé era el incentivo que necesitaba para poner el nombre del club aún más alto.

Suspiró leyendo la carta de Yeeun y el alivio se extendió por su cuerpo al saber que ella se mantendría lejos de su hija por el resto de su vida. No era que hubiera sido una mala madre al principio pero, desde la última vez que ella cuidó a Yuna e intentó quitarse la vida, Chanyeol no podía confiarle que su hija se quedara con ella hasta que su mente no estuviera equilibrada y bajo una medicación que la ayudara a recuperar las ganas de vivir y la alejase de la depresión. Enterarse que le había engañado, había quedado embarazada y perdido el bebé en un lapso de tiempo de tres meses fue demasiado para lo que quedaba de su frágil matrimonio.

Guardó los papeles dónde su hija no los viese y suspiró alejando los malos pensamientos de su mente. Prefería quedarse con lo bueno de lo que vivieron y disfrutar de su hija hasta que ella estuviera bien. Tomó su teléfono para distraerse un rato y una sonrisa traicionera pintó su rostro cuando abrió su instagram personal. Videos cortos de su último partido llenaron las redes y el orgullo por ser apreciado y marcar una diferencia se sentía demasiado bien.

La llamada de Junghwan lo distrajo por largo rato recordándole que la barbacoa de su madre era ese fin de semana. Chanyeol asintió confirmando su asistencia y la de su pequeña si esta quería ir.

Recogió a su hija como esta le había pedido a la salida de la escuela y pasaron por el centro comercial. Chanyeol estaba seguro de que una niña de 10 años y medio no podía cargar con tanto material escolar pero, al parecer sus maestros no consideraban eso. A veces le horrorizaba el sistema educativo de su país. Al llegar a casa, ayudó a Yuna a dibujar algo para su clase de arte del día siguiente.

Posicionó el caballete en la mesa encima de un nylon transparente por si se derramaba algo. El lienzo en blanco esperaba pacientemente que la pequeña artista lo cubriese de colores vibrantes. Frustrada por no saber que pintar, llamó a su padre para que le ayudase. Solo quería pintar unas flores, lo más básico del mundo y lo más difícil al mismo tiempo. Chanyeol tomó el lapiz y bajó el lienzo a la mesa. Confiaba en su instinto y más cuando llevaba tantos años sin usar las acuarelas o un lapiz para pintar. Delineó el dibujo con paciencia y dedicación y cuando estuvo listo para ser coloreado, lo dejó en el caballete para que su hija lo hiciera por si misma. El ayudaba si podía pero, el resto era por ella hasta que estuviera orgullosa de su propio trabajo.
La mañana siguiente llegó con la repetición de su rutina de mañana. Sin embargo, esa mañana el clima amaneció nublado y fogoso. Empacó unas mascarillas en la bolsa de su hija por si el polvo amarillo aumentaba no le diera alergia. La llevó hasta la escuela como todas las mañanas y, pasó por el super a la vuelta. Compró lo suficiente como para abastecer su nevera por una semana más y llevó la compra a su departamento.

Ordenó como ya tenía establecido cada alimento según el plato que haría en la semana y anotó lo que ya tenía de aseo y otros para agregarlos a la próxima compra o hacerlo online. Fue en ese momento que notó el caballete y el lienzo encima de la mesa. Golpeó su frente y viendo que aún no era muy tarde, envolvió la obra en una bolsa para llevarsela a Yuna a la escuela.Condujo lo más rápido que pudo hacia la escuela y, después de identificarse en la entrada esperó a que Yuna se reuniera con él en el portón. La joven bajó preocupada y sorprendida de verle ahí hasta que le enseñó el lienzo que se había dejado en casa y corrió a su encuentro.

- Papá, muchas gracias por esto – agradeció la niña abrazando a su padre – Lo había olvidado completamente esta mañana.

- Llamame para venir a buscarte, pequeña – besó su frente y agitó la mano – Ve arriba y hazme el padre más orgulloso del mundo.

Se retiró a su auto y suspiró aliviado de haber entregado a tiempo el trabajo mas cuando estaba a puno de encender el auto, uan joven figura conocida avanzaba a la escuela con paso lento. Frunció el ceño fijando mas la vista y haciendo memoria en su mente de dónde había visto a aquel chico rubio menudo de gafas redondas y aspecto insufriblemente adorable. La realización le golpeó cuando este sonrió suavemente al ritmo de la música que sonaba en sus auriculares. El nombre de aquel joven cuyo número pesó alguna vez en el bolsillo de su pantalón de deporte. El rubio de sonrisa suave que con mucha sutileza mostraba su interés romántico por él y en el cual no podría fijarse aunque su mirada siempre lo buscara y al que secretamente dedicaba sus partidos ganados. El hermano menor de su mejor amigo y el chico del tatuaje de la rosa, Byun Baekhyun.

Rosas para Baekhyun (ChanBaek)Where stories live. Discover now