CAPÍTULO 0

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¿Era correcto ser así?

Un cuarto en la penumbra, donde la luz se ha desvanecido, dejando solo el abrazo de las sombras.

El bajo zumbido del aire acondicionado vibraba en el ambiente, las paredes de concreto y el piso habitualmente eran fríos, la temperatura era soportable, más el jodido silencio le empezaba a agotar su paciencia. Seonghwa no podía salir de su habitación sin autorización, solo le permitían ir al baño o a la cocina para saciar su hambre, pero a veces, la astuta empleada doméstica se convertía en su cómplice, ayudándolo a escabullirse en silencio hacia el jardín, un rincón de frescura y secretos escondidos.

Había ocasiones en las que permanecía contemplando una ventana ligeramente abierta, imaginando saltar desde ella. Era una ventana muy grande, tan alta que parecía rozar con su marco el cielo. La misma dejaba traspasar la luz dorada de sol y, gracias a eso, era consiente de que todavía era de día.

En algún punto del día, la puerta se abrirá con el infierno pasando por su lado, mareado, oliendo a licor o al humo de los cigarros, quizás a ambos. Siempre una persona diferente. Y lo único que le quedaba era esperar eternamente al mañana.

Seonghwa quiere, necesita liberar un grito que retumbe en el aire, una explosión de emociones que surja desde lo más profundo de su ser. Sin embargo, en ese instante, su llanto desgarrador se entrelaza con las nubes resplandecientes del cielo nocturno, ahogando cualquier atisbo de ese grito que tanto necesita. Suplicaba en soledad, mientras las gotas de lluvia caían incesantes, convirtiéndose en esta su única compañía en medio del desconsuelo.

Al final, como siempre, exhausto por el desmán, Seonghwa se despertó en aquel atardecer tan oscuro, cuando el sol se ocultaba, cuando la tristeza lo dejaba completamente vacío. Se sentía como si la suciedad lo envolvieran, una náusea que le corroía el alma.

Ya no podía más, quería morir.
. . .

En este momento, el señor Kim Jin Ho se encontraba sentado en la sala principal de la casa, demostrando autoridad mientras disfrutaba de un vaso de whisky.

"No te preocupes, mi hijo es perfecto para esto, no te defraudará", Decía con confianza. De pronto, alzó la mano derecha y, con solo hacer un gesto de su dedo índice como orden, dos de sus hombres salieron de allí. "Pronto estará él aquí". Terminó con una sonrisa que se mostró en sus labios mientras la misma se ocultaba en un trago de aquel líquido.

Los hombres de traje subieron las escaleras y se desplazaron hasta llegar al lugar destinado. "Joven amo", Alguien llamó desde detrás de la puerta, tocándola repetidas veces en 3 golpes.

El chico de cabello oscuro se levantó de su cama a duras penas, poniéndose de paso las pantuflas qué estaban en el suelo, caminó hasta la puerta de su habitación. "¿Qué pasa?". Dijo al girar la fría manilla y abrir lo que separaba su habitación de lo otro.

"Seonghwa, tu padre quiere que bajes". Contestó uno de ellos.

Cerró sus ojos brevemente a la vez que asintió, moviendo la cabeza de arriba a abajo. Cerró la habitación. Y moviendo sus piernas llegó hasta la sala principal en donde se colocó a un lado de su padre como siempre lo hacía.

"Es este chico", el señor Kim lo presentó, "Acaba de cumplir 22 años, pero aún está en buenas condiciones, ¿Qué te parece, William?".

William, un joven de origen ruso con descendencia coreana, alto y cabello negro, sonrió al mirar al chico, "Como muchos dicen", Declaró poniéndose de pie, arreglando su abrigo mientras caminaba "Es hermoso".

Seonghwa cerro sus párpados cuando sintió los pasos de aquel tipo cada vez más cerca de su espacio personal.

"¿Cuál es tu nombre?" Habló dirigiéndose al más bajo, siendo olímpicamente ignorado.

Snow FlowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora