Alfas de la manada

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Subir la montaña alta y fresca fue agradable para bajar los humos de su mal humor.
La humedad que se impregnada en su piel, las gotas de agua fría qué viajaban con el viento por el gran torrente de agua cerca.

Aspirando el olor limpio, sin ninguna persona alrededor, solo el y el limpio aroma del bosque. Le gustaría distraerse como lo hacía antes; estando completamente solo y deprimido, refugiadose en su soledad para no sufrir más una pérdida.

"Ya no voy a sufrir más"

Esa fue su conclucion a final de cuentas.

Acercándose a la cabaña del alfa mayor y hablar con el. Su cuervo se poso en su hombro para tomar un descanso, estaba frente el hogar del Pilar y esperaba que este se encontrará en casa.

Toco la puerta lo suficientemente fuerte y espero una respuesta. No quería pasar sin ningún permiso, pero parecía que el mayor no se encontraba en casa.
Acarició al cuervo para que se elevará de nuevo por los cielos en busca del pilar.

—Tal vez se encuentra en el bosque —camino mirando la sombra del cuervo distanciarse de el, orientando se el sonido de la cascada hasta llegar al río.

El pilar de la roca se encuentra al otro lado del río, sacudiendo sus relicarios y repitiendo sus oraciones. Giyuu se acercó al río, mirando las rocas grandes en busca de un camino para no caer al agua. No sabe nadar.
El omega sube a la roca enorme casi en la orilla del río, buscando otro lugar donde pisar con sus rasgados ojos.

Tirándose a otra y luego a otra, asegurandose de pisar bien la roca y no deslizarse.

—¡Kaw! ¡Kaw! ¡Encontré al pilar de la roca!

Su cuervo lo desconcentro, cayendo con desvalance en la piedra buscando con sus manos agarrarse de la roca mientras sus pies no conseguían aferrarse a la superficie. Cayendo al agua, resonando un "splash" ruidoso y llamando la atención del alfa mayor.

—¡Kua! ¡Himejima-sama, salve a Tomioka! ¡El no sabe nadar! ¡Kaw!

Rogo el ave desesperada al alfa. Aleteabdo a su alrededor para fastidiarlo lo suficiente y que acate su petición.
Sin esperar más el mayor fue a auxiliar al omega, que se ahogaba e intentaba salir de esa helada agua de rio.

Siendo sujetador por su haori como si fuera un pequeño gato hasta la altura del giganton.

—Tomioka-san, es un gusto que este por aquí —sonrió el pilar, bajando al menor. Quitándose su haori y poniéndoselo al omega para evitar un resfriado —La montaña es fría, ten esto —Giyuu murmuró agradecido, aferrandose al haori del mayor para entrar en calor, el agua del río estaba muy fría.

—Himejima-san, necesito hablar con usted —levanto la vista para ver al mayor, era demasiado así que tuvo que retroceder unos cuantos pasos.

—Esta bien, tomemos un té mientras charlamos —volvió a tomar al morocho en brazos, cruzando el río de nuevo. Tomando camino hacia la cabaña antes mencionada.

El fuego fue encendido dándole calor al menor mientras su anfitrión buscaba algo de ropa para el. En aquellas ropas que guardaba por si la ocacion lo ameritaba. Luciendole al omega un kimono, desconociendo el color pero adecuado para el diminuto cuerpo que lo acompañaba.

—Es muy generoso de su parte, Himejima-san —se inclino un poco antes de sentarse en seiza. Sintiendosd más cómodo gracias al kimono amarillo.

—¿De que quería consultarme, Tomioka-san? —movió los relicarios entre sus manos mientras las lágrimas salían gracias al dulce aroma del menor —Veo que a comenzado a aceptar lo que lo rodea —el aroma a ciprés impregnado en la cabaña era encantador, tan expresivo y para nada sofocante. Un padre perfecto.

Viento FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora