9. Secuestro justificado

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Por primera vez sintió que una profunda tristeza la invadía.

Estar en casa de North sin que él estuviera presente hacía palpable la única realidad que no quería admitir. Había llorado más veces que cuando se enteró que estaba desaparecido; resultaba ser que la negación sólo era factible cuando no había nada que comprobara lo contrario. Estando ahí, era obvio que North no lo estaba y que tenía mucho tiempo sin estarlo, Briseida creía que realmente nunca vivió ahí, lo cual quería decir que jamás sintió que tuviera un hogar, y eso le dolía.

No había nada que le gritara el nombre de su esposo, no había retratos o algo personal que le hiciera saber que estaba cerca de él o de algún momento de su vida. La habitación ni siquiera tenía ropa, era parecido a estar en una jaula con buenos muebles.

Llevaba días sin salir de la cama, comía muy poco y para lo único que tenía energías, era para cuidar de su hijo. Al fin estaba asimilando que el resto de su vida estaría en la completa soledad, incluso su hijo se iría algún día y ella no tendría nada más.

—No querida, eso no.

Aquella voz fue lo más parecido a recibir un martillazo. Cerró los ojos y aparentó dormir, tomando como ventaja que estaba dando la espalda a la puerta. No tenía idea de cómo logró subir hasta ahí, pero con su hermana todas las posibilidades estaban disponibles.

—Vete Ashlyn, no quiero hablar con nadie.

—¿Crees que me importa? —sonrió—. Oh, miren a este lindo bebé.

—Se llama Noah —Briseida seguía sin volverse, sabía que su hermana no podía hacerle nada a su hijo.

—Bien pequeño Noah, dile a tu mamá que, si quiere volver a verte, tendrá que ir por ti a casa de tu tía ¿de acuerdo? Dile adiós a mamá.

Briseida se levantó de la cama, volviendo el rostro justo a tiempo para ver cómo su hermana robaba a su hijo. Decir que la desconcertaba sería mentir, creía a Ashlyn capaz de hacer cosas mucho peores.

—¡Maldición! —apretó los dientes—. Está loca.

La joven se estiró y jaló la cuerda del servicio, esperando a que Amanda llegara a prisa para asistirla y seguir a la enloquecida de su hermana que logró filtrar todas las barreras de seguridad que disponía el general.

—¡Lady Briseida! —llegó la mujer de una carrera, incluso sudaba—. ¡Mi lady! ¡Alguien se ha llevado al pequeño Noah! ¡Lo vi con mis propios ojos!

—Sí, es mi hermana —dijo la joven con tranquilidad—, anda, ayuda a cambiarme, quiero salir de aquí antes de que el general se dé cuenta.

—Es un poco tarde, mi lady, el general está furioso.

—Seguro que sí —rodó los ojos—. ¿Logró retenerla?

—¡Claro que no! ¡Parecía un gato! —Amanda parecía en verdad muy estresada—. ¡Logró salir de la casa y casi brincó a su automóvil!

—De verdad —Briseida se llevó una mano a su frente—, ¿Qué pretendía al tener a mi hijo en manos?

—Conozco poco a su hermana, pero esto me parece una locura.

—Ah, claro, olvidaba que no hace mucho que entraste a trabajar con mis padres —la miró divertida—, pero así es mi hermana Ashlyn.

—Ella no es la gemela de su hermano Adrien, ¿verdad?

—No, es menor que ellos.

Amanda trajo consigo un vestido apropiado para la salida de su señora. No podía creer que se encontrara tan tranquila cuando se habían llevado al pequeño Noah, comprendía que era su hermana, pero de todas formas se trata de un secuestro, al menos, eso era lo que decía el general.

NORTH [Luz y Oscuridad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora