Capítulo 6: "La Ausencia de Abigail"

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La partida de Abigail hacia el campamento juvenil marcó el inicio de una etapa oscura y dolorosa para mí. A pesar de haber apoyado su decisión, la realidad de su ausencia comenzó a pesar sobre mis hombros como una pérdida insuperable.

Los primeros días fueron los más difíciles. Me encontraba constantemente revisando mi teléfono en busca de un mensaje suyo, una señal de que ella aún estaba ahí, pero el silencio que reinaba en mi bandeja de entrada era ensordecedor. Cada texto que enviaba se perdía en el vacío digital, sin respuesta, sin consuelo.

Las noches se volvieron interminables, con el eco de su risa y su presencia ausente llenando cada rincón de mi habitación. Me sumergí en un mar de lágrimas y melancolía, incapaz de encontrar consuelo en nada ni en nadie.

Mi semblante se volvió cada vez más sombrío, mis ojos perdidos en un horizonte invisible donde solo veía el rostro de Abigail. Mi mente vagaba por los recuerdos compartidos, los momentos felices que ahora parecían tan distantes y efímeros.

Los días se convirtieron en semanas, pero el vacío dejado por la ausencia de Abigail seguía presente en cada respiración que tomaba. A medida que el tiempo pasaba, me di cuenta de que esta separación no era solo física, sino también emocional. Mi corazón se había convertido en un paisaje desolado, donde las palabras de amor de Abigail resonaban como ecos lejanos de un pasado perdido.

Cada noche, solo me imaginaba en un mundo de fantasía donde Abigail y yo estábamos juntos otra vez. Podía sentir el roce suave de sus labios contra los míos, tan real que me dejaba sin aliento. Solo me quedaban esos audios donde me susurraba esos “te quiero” que al cerrar los ojos la sentía a mi lado, palabras que resonaban en mi alma, pintando cada rincón de mi mente con su sonrisa cálida y sus ojos llenos de amor. sintiendo su presencia reconfortante como si estuviera justo ahí, a mi lado.

Era como si cada beso, cada abrazo, cada palabra de amor compartida se convertiría en un faro de esperanza en medio de la oscuridad. A pesar de la distancia física, nuestra conexión emocional permanecía intacta, un lazo indestructible que nos unía incluso en la distancia.

Y así, mientras el tiempo seguía su marcha implacable, encontré consuelo en esos momentos fugaces de conexión imaginaria con Abigail. Porque, aunque la realidad fuera cruel y distante, en mis sueños y recuerdos, nuestro amor seguía ardiendo brillante y eterno. Simplemente quería que todo fuera real, y de verdad tenerla ahí a mi lado.

—¿Qué hago quejándome? —me pregunto.

Empecé a recontar mis ahorros y a revisar cada cuenta bancaria, y me encontré con una sorpresa, tenía un dinero acumulado y juntando todo, me alcanzaba para un viaje ida y vuelta.

De inmediato empecé a buscar personas cercanas a Abby para averiguar donde esta ella exactamente, la dirección de ese campamento. La única persona que respondió a mi mensaje fue su mejor amiga, Lucia, quien me dijo donde se encontraba y sabiendo esto compre los boletos y tome camino hacia Uruguay.  

Lo más fácil del viaje fue subirme a ese avión, cuando llegue a Montevideo, todo era muy diferente a lo que acostumbraba ver. Lucia me esperaba en el aeropuerto y tomamos camino a su casa. Mientras íbamos en el taxi ella me hacía preguntas, una de ellas fue.

—¿Por qué haces esto? —pregunta.

—Ni yo se la respuesta a esa pregunta. Solo soy feliz desde que ella llego a mi vida y no pienso dejar que mi felicidad acabe así.

—No conozco a alguien capaz de hacer estas cosas— responde mientas bajamos del taxi. Cierra la puerta.

—Es cierto, nadie lo haría— respondo mientas bajo las maletas—. pero el amor nos hace hacer cosas.

—¡She! Estás loco.

Entramos, acomodamos mis cosas y nos sentamos a cenar. Llegue bastante tarde y no había comido nada desde que Salí de mi casa. Como en todas las visitas que he hecho, esta vez no falto el interrogatorio.

—¿Entonces vienes de Colombia? —pregunta la mama de lucia, mientras lleva a su boca un poco de comida.

—Si señora.

—Abby tuvo que hacerle algo mami —dice lucia mientas se ríe.

Al terminar de cenar me fui a dormir, pero no dejaba de pensar y de estar nervioso por lo que iba a suceder al otro día.

Justo como lo estaba planeando, salí muy temprano hacia el campamento, todo era muy lindo, abby no se equivocaba al decirlo. El campamento no quedaba muy lejos así que llegamos muy rápido, pensé que entraría sin problemas, pero me toco llenar un formulario tipo icfes, sentí que dure una eternidad. Y el momento llego. Logre entrar, pregunte por ella a uno de los tutores y mientras me decía dónde podía encontrarla, la vi, pude verla en fotos mucho tiempo, pero ese cabello, esa figura, ella, la reconocería en cualquier parte, a cualquier distancia. ¡Abby¡…

Para el amor solo existes tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora