Dieciséis

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Narra Esmeray: 

Es increíble como una simple caricia puede devolverte a la realidad, aunque si no fuera porque provenía de él, hubiese preferido haberme quedado dormida abrazada a esa oscuridad, en donde todo parecía estar tranquilo y el dolor no se sentía.

Podía sentir a la perfección como la suavidad de los de dedos de Daniel iban desde mi palma recorriendo todo mi brazo, hasta llegar al punto en donde podía sentir como el catéter de la aguja que ingresaba en mis venas me hacía doler, lo que provocó que mis parpados se cerraran aún más demostrando una mueca de dolor con el resto de mi rostro, lo cual generó que él lo notara. 

Lo siento, no fue mi intención hacerte daño

Se disculpó por su accionar balbuceando de forma poco audible, aunque sin dudas fueron sus palabras las que provocaron que mi mente recordara parte de lo que había pasado, haciendo que el dolor de la aguja se viera reducido a una simple molestia.

*Inicio del flashback* 

Buenas noches señoritas, ¿Me permite la documentación? 

Preguntó el policía con demasiada seriedad, lo cual me sorprendió porque si bien los Emiratíes eran serios, él parecía serlo más de lo normal. 

Mis manos se desviaron hacia el pequeño bolso que llevaba, y aunque mis ojos buscaban desesperados la documentación aun así podía ver como Dana buscaba con el mismo nerviosismo que yo, aunque el mundo pareció detenerse cuando el oficial mencionó que solo necesitaba los míos.

Mis ojos se movieron tan rápidamente del bolso hacia el oficial, así como el frío que viajó por todo mi cuerpo de forma instantánea, provocando que mi piel empalideciera aun cuando mi corazón no paraba de bombear sangre producto de los nervios.

Mi mano temblorosa intentó sacar el documento del bolso, pero el mismo volvió a caer en su interior ante la sorpresa de ver como la tía Aisha se interponía entre medio de nosotras y los oficiales a modo de protección.

Y ese era el rasgo que más admiraba de ella, su valentía de querer romper las reglas sin miedo a nada ni a nadie, mucho menos al qué dirán.

Me pregunto ¿Por qué los humanos tienen que llegar a darse cuenta de las cosas en situaciones límites? 

—Hija tu no le vas a dar nada hasta que me diga porque 

—Señorita necesito la documentación— insistió

—Y yo necesito saber ¿Por qué? 

Volvió a retrucar de forma desafiante, pero esa postura firme se desarmó por completo cuando ellos decidieron reducir su poder a nada utilizando la fuerza física.

En menos de un segundo su compañero sacó una pistola de su bolsillo, mientras que el otro no dudó en empujar a la tía Aisha al suelo, haciendo que Dana reaccionara para intentar levantarla, mientras que mi cuerpo parecía haber quedado paralizado con todo lo que estaba pasando y cuando reaccionó ya era demasiado tarde. 

Podía sentir como dos brazos me agarraban con brutalidad, provocando que mi abdomen bajo doliera, mientras que mis brazos estaban detenidos por los suyos sin movilidad, por lo que solo me quedaban libres las piernas.

Comencé a patalear de forma desesperada provocando que el sujeto tuviera que ejercer mayor fuerza sobre mí, pero todo ese esfuerzo fue en vano, por lo que simplemente me quedaba alzar por primera vez mi voz y gritar para ver si alguien de una vez por todas lograba escucharme

—POR FAVOR SUELTENME! 

Pero todo fue en vano.

La imagen de Dana y la tía Aisha se veían cada vez más desdibujadas producto no solo de que nos estábamos alejando cada vez más de ellas, sino por las lágrimas que brotaban sin control de mis ojos, y aun así sin poder ver grité utilizando la poca fuerza que quedaba en mi voz.

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⏰ Última actualización: Jun 30 ⏰

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Tinta negra |Daniel Ricciardo | Trilogía F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora