Capítulo 1 - Luna

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Parte 1: El Amanecer en los Barrios Bajos

Luna despertó con el primer rayo de sol que se filtraba a través de la ventana rota de su pequeña habitación. El sonido de las aves cantando en la distancia contrastaba con el bullicio de las calles, donde el día ya había comenzado para los trabajadores del barrio. Luna se estiró lentamente, disfrutando de esos preciosos minutos de tranquilidad antes de que el mundo demandara su atención.

Su casa, una estructura modesta hecha de materiales reciclados, reflejaba la resiliencia y creatividad de su comunidad. Vivía con su madre, Carmen, una mujer fuerte y trabajadora, y su hermano menor, Miguel, quien a pesar de su corta edad, ya mostraba signos de la misma determinación que caracterizaba a su familia. Luna se levantó de la cama y caminó hacia la cocina, donde encontró a su madre preparando el desayuno. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mezclándose con el olor a pan tostado.

—Buenos días, mamá —saludó Luna, dándole un beso en la mejilla.

—Buenos días, mi amor —respondió Carmen con una sonrisa cálida—. ¿Lista para otro día en la escuela?

Luna asintió, aunque en su interior sabía que el día sería mucho más complicado que una simple jornada escolar. Había problemas en el barrio, problemas que no podían ser ignorados.

Carmen observó a su hija con ojos llenos de preocupación y orgullo. Sabía que Luna no solo se preocupaba por su educación, sino también por el bienestar de su comunidad. Desde pequeña, Luna había mostrado una empatía y una compasión extraordinarias, siempre dispuesta a ayudar a quienes la rodeaban.

—Ten cuidado hoy, Luna —dijo Carmen, sirviendo una taza de café—. He oído que las cosas están tensas por aquí.

Luna tomó un sorbo de café y asintió. Estaba al tanto de la situación y sabía que la tensión en el barrio solo iba en aumento. Aun así, sentía una responsabilidad hacia su gente y estaba decidida a hacer algo al respecto.

—Lo sé, mamá. Prometo tener cuidado —respondió, tratando de tranquilizar a su madre.

Después del desayuno, Luna salió de casa con su mochila al hombro. Las calles estaban llenas de vida; vendedores ambulantes ofrecían sus productos, niños jugaban en las aceras, y los vecinos intercambiaban saludos y chismes. Luna caminaba con un propósito, saludando a todos los que encontraba a su paso.

Parte 2: La Rutina y la Realidad

La escuela a la que asistía Luna era un reflejo de la disparidad social en la que vivían. Mientras que los distritos más ricos contaban con instalaciones modernas y recursos abundantes, su escuela apenas tenía lo básico. Las paredes estaban descascaradas, los pupitres eran viejos y desgastados, y los libros de texto eran de segunda mano. Sin embargo, Luna amaba aprender y valoraba cada oportunidad de expandir su conocimiento.

Al llegar a la escuela, fue recibida por sus amigos de siempre: Elena, una chica de su misma edad con un espíritu indomable; Marcos, un joven brillante con sueños de convertirse en científico; y Ana, cuyo talento artístico iluminaba incluso los días más grises.

—¿Escuchaste sobre lo que pasó anoche? —preguntó Elena en cuanto Luna se sentó.

—Sí, otra redada —respondió Luna con un suspiro—. No entiendo cómo pueden seguir haciendo esto sin que nadie haga nada.

La conversación giró en torno a la injusticia que todos sabían que existía, pero que pocos se atrevían a desafiar. Las fuerzas del orden, bajo el mando de las élites, realizaban redadas constantes en los barrios bajos, justificándolas con la excusa de mantener el orden. Sin embargo, para Luna y sus amigos, estaba claro que se trataba de una estrategia para mantenerlos sometidos.

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