𝒟 | 𝒟𝒶𝓇𝓎𝓁 𝒟𝒾𝓍ℴ𝓃
—¡Uno y cinco juntos!
—¡Entendido!
—¡Ocho, nueve y diez saliendo a Londres!
La noche estaba cayendo. No había nadie a nuestro alrededor más que los transportistas y mi gente. Solo un pequeño foco iluminaba el puerto en donde estábamos; lo demás, cada uno traía su linterna. Había que hacerlo con sigilo, no podíamos arriesgarnos a que nada saliera mal. Mis hombres se movían de un lado a otro, cargando cada barco que saldría en unos minutos: Londres, Inglaterra, Alemania, Rusia, algunos de los países a donde iría el cargamento.
—Reg, el cargamento siete tiene que salir en diez minutos —hablé mientras observaba a mis hombres trabajar, sintiendo la tensión en el aire.
—Sí, jefe, está listo. Si quiere, puede salir ahora.
—No, en diez minutos exactos —respondí, asegurándome de que todo estuviera en orden.
—Entendido, jefe —contestó Reg, asintiendo con determinación.
Este era el cargamento más grande que salía en meses. Las cosas últimamente habían estado complicadas; sufrimos muchas emboscadas, pero por suerte, nadie de mi gente cayó. Cada operación se sentía como una victoria personal, una batalla ganada en una guerra constante.
Sophia<3
Aceptar Rechazar
—Amor, ¿cómo está todo por allá?
—Hola, cielo, todo bien por acá, ¿y tú?
—Estaba preocupada, no respondías mis mensajes —continuó intranquila.
—Cariño, estoy trabajando, he estado muy ocupado.
—Está bien, lo entiendo —dijo resignada—. Luego saldré, ¿te molesta?
—¿Por qué me molestaría? Siempre te he dicho que necesitas distraerte —respondí mientras hacía señas con las manos a todos como loco, tratando de mantener el control.
—Bien, iré con una amiga del trabajo por unos tragos —contestó nerviosa.
—¿Tragos? —dije frenándome en seco—. Tú no bebes mucho.
—Ay, Daryl, solo serán unos tragos, nada más.
—Te cuidas —dije después de unos minutos, preocupado por ella—. Me escribes cuando llegues o si necesitas que mi chofer vaya por ti.
—Lo haré. Beso, te amo —dijo antes de colgar sin darme tiempo de responder.
—Mujeres —susurré mirando el teléfono
Continué mi camino por el muelle, analizando los cargamentos con una mezcla de orgullo y ansiedad. Miré mi reloj y ya era hora.
—¡Fuera! —grité y vi cómo los barcos comenzaban a adentrarse en el mar. Una ola de alivio y emoción me recorrió el cuerpo.
Mis hombres se acercaron a mí como niños felices y orgullosos cuando hacen algo bueno. Solo que no eran niños y no estábamos haciendo nada bueno, pero, en fin, todo estaba yendo viento en popa. Ellos se saludaban unos a otros mientras yo admiraba la escena encendiendo un cigarro.
—¿Está todo bien, amigo? —preguntó Liam una vez que llegó a mi lado, compartiendo mi satisfacción.
—Sí, amigo, todo bien —respondí—. Luego de esta exportación, nuestras ganancias subirán en un 200%.
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Weakness | • Daryl Dixon +18
Fiksi PenggemarPara ella, conocerlo fue su perdición. Para él, ella se convirtió en su debilidad. Pero recuerda, no todo lo que brilla es oro.