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Capítulo 3: Un refugio en la tormenta


Yoongi caminaba lentamente a lo largo de la orilla del río, un lugar que solía ser su refugio junto a su esposa. Las caminatas vespertinas eran su ritual, un tiempo para hablar, soñar y disfrutar de la tranquila compañía del otro. Ahora, esas caminatas eran un intento desesperado de despejar su mente y llenar el vacío que había dejado la partida de su amada.

El sonido del agua corriendo y la pronta tormenta acercándose le ofrecían un consuelo temporal, pero no podían borrar la soledad que sentía. Mientras avanzaba, sus pensamientos vagaban entre recuerdos felices y la cruda realidad de su presente. Era una batalla constante contra la tristeza, una lucha por encontrar un propósito sin la persona que había sido su ancla.

A lo lejos, notó algo inusual. Un joven se adentraba lentamente en el río, sus movimientos lentos y determinados. Al principio, Yoongi no le prestó mucha atención, creyendo que simplemente se trataba de alguien disfrutando del agua fría. Sin embargo, algo en la postura del joven y la expresión en su rostro le causó inquietud.

Decidió seguir caminando, intentando ignorar la sensación incómoda que crecía en su interior. Sin embargo, su lobo interior no se lo permitió. Había algo en ese joven que despertaba una inquietud profunda en su ser, un rugido silencioso que exigía atención. El lobo de Yoongi estaba agitado, como si percibiera un peligro inminente.

Finalmente, Yoongi se detuvo y giró la cabeza para observar más de cerca. El joven seguía adentrándose en el río, el agua ya casi a la altura de sus hombros. Un nudo se formó en su estómago. No era una escena normal; algo no estaba bien. Y luego, el joven se sumergió por completo bajo el agua, sin señales de salir a la superficie.
El instinto de Yoongi tomó el control. Sin pensarlo dos veces, comenzó a correr hacia el río, sus pies moviéndose con una urgencia que no había sentido en mucho tiempo. El lobo dentro de él rugía, impulsándolo hacia adelante. El agua fría lo envolvió rápidamente cuando se lanzó al río, nadando con fuerza hacia el lugar donde había visto al joven desaparecer.

Su corazón latía frenéticamente mientras sus ojos buscaban desesperadamente en el agua turbia. Finalmente, lo encontró. Los cabellos oscuros del joven flotaban suavemente, su cuerpo inerte en el agua. Con un esfuerzo sobrehumano, Yoongi lo agarró y lo tiró hacia la superficie, luchando contra la corriente que parecía querer arrebatárselo.
Arrastrándolo hacia la orilla, sintió el peso de la desesperación y la urgencia. Colocó al joven en el suelo y rápidamente observó con preocupación su cuerpo inerte. La piel pálida y los labios azulados eran signos inequívocos de que el agua había reclamado su aliento.

"Tiene que respirar," se dijo a sí mismo. Se inclinó sobre el pecho del joven, buscando algún signo de vida. No había movimiento, ni el más leve indicio de respiración.

Sin perder más tiempo, Yoongi empezó a realizar compresiones torácicas, contando en su mente. Tras varias compresiones, se inclinó y selló sus labios alrededor de la boca del joven, proporcionando una bocanada de aire. Repitió el proceso, sintiendo la tensión de la situación apoderarse de cada músculo de su cuerpo.
Después de lo que parecieron eternos segundos, el joven escupió una bocanada de agua. El líquido salado y amargo brotó de su boca, seguido de un débil jadeo. Sin embargo, sus ojos seguían cerrados, su cuerpo todavía parecía frágil y sin vida.

Yoongi, con el corazón acelerado y la mente nublada por la preocupación, sacó su teléfono con manos temblorosas. Marcó el número de su mejor amigo, y esperó con ansiedad a que respondiera.

—¡Jin, necesito tu ayuda!— exclamó tan pronto como oyó la voz familiar al otro lado de la línea. —Encontré a un joven en el río, casi se ahoga. Lo traje a mi casa, pero sigue inconsciente. No sé qué más hacer.

I LOVE YOU, BOY | YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora