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໒꒰ྀིっ˕ -｡꒱ྀི১ !!; ninguna de estas historias son
mías, siempre créditos a su respectiv autor/w al inicio y final.
๑ ⠀ ㅤׂ ㅤㅤ ᥥ⑅ᥥ 𝅄 ഒ
¡bienvenida a 𝗦𝗜𝗟𝗟𝗬 𝗖𝗥𝗨𝗦𝗛!
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Nanami Kento
- la mayoría sabe que en realidad no era un hombre de muchas palabras, pero después de un día tan extraordinario, ¿le quedaba algo que decir? Los párpados de su hijo comienzan a temblar, despertando de alguna manera con calma, a diferencia de la norma en la que normalmente comienza a llorar. Era extraño, pero aceptó que estaba bien cuando el bebé empezó a sonreír. "Te amo", murmura en voz baja, radiante de contenido, repitiendo una y otra vez hasta que parecía no tener fin, similar a la verdad de su sentimiento. dentro de sus brazos y tu figura dormida a su lado, eso era todo lo que Nanami podía pedir y más.
Gojo Satoru
- está asombrado; su marido se está asegurando de poder observar bien todo lo que un humano tan pequeño podría presentar. desde sus mejillas sonrojadas hasta sus ojos caídos, había algo que lo excitaba por lo perfecto que era su ángel. al notar un pequeño detalle, se ríe un poco: Gojo se gira para sonreír antes de volver a centrarse en el bebé, acariciando su rostro con la nariz, reteniendo más de su entusiasmo. "Tus calcetines van a ser muy pequeños". No hay duda de que no comprará todos los diseños de la tienda.
Geto Suguru
- es justo decir que dos bebés pueden duplicar los sentimientos de saciedad. Ya la primera noche, vigilando de guardia mientras descansas, casi lo saca todo. "Tengo muchas ganas de amarte por un tiempo", se ríe ligeramente, intentando ocultar la emoción dominante mientras sacude la cabeza, esperando que pueda sacudirse (no pudo). Geto vuelve a mirar por encima de la cuna y ve a sus hijas perfectas. Acaricia las pequeñas mejillas regordetas del gemelo, y después de verlos a ambos sonreír ante su toque, finalmente deja escapar algunas lágrimas. "Pero no crezcas tan rápido".
Choso Kamo
- para abreviar, ambos estaban apegados. literalmente. En el mismo momento en que Choso cargó al niño, inmediatamente agarró con sus manitas el dedo de su padre antes de quedarse dormido en su pequeño sueño vespertino. La espera duró unos minutos, pero pronto se convirtieron en horas y el bebé simplemente no me soltaba. le preguntaste si le gustaría que tú te hicieras cargo o le ayudaras. "Está bien", dice, bajando la cabeza y levantando levemente la manita que rodea su dedo, depositando suaves besos, "yo tampoco lo soltaré".
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