CAPÍTULO 83 Desatados

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Travis se talló la cara, ya desesperado. —Tenemos que subir— tomó una de las piernas de su esposa para besarla de nuevo.

—Trav— ella lo atrajo todavía más con su otra pierna, enredándolo.

—Nena— besó su muslo. —Esto es demasiado tentador, estamos en el lugar incorrecto— la besó de nuevo en la misma zona.

—¿Sí? — el tono de su voz era sugerente.

—Tay, por favor— volvió a tallarse la cara. —Supongo que esto puede ser rápido— metió lentamente su mano por la parte holgada del pantalón corto que tenía puesto su esposa, buscando una sola cosa.


En eso, Donna regresó de la cocina, Taylor no se acordó de que le estaba preparando alguna bebida tibia para relajarla y hacerla sentir mejor, al escuchar los pasos de su madre, Travis se separó de inmediato, no tenía ganas de que ella supiera lo que a ambos les pasaba por la cabeza, eso era demasiado privado.

Ella alzó una ceja al ver sentado a su hijo en el suelo frente a Taylor. —Ya volví, espero que esto te haga sentir mejor, Tay— le dio una taza.

La cantante la sostuvo. —Gracias, Donna— sonrió, creía que era muy amable, esos detalles de la madre de Travis le hacían sentir mejor.

—No es nada, espero te sientas mejor, pero será bueno que subas y descanses un poco, antes de que los niños se despierten— rio. —Aunque te vamos a ayudar para que puedas relajarte un rato— ella se ofreció a cuidarlos mientras descansaba.

—Lo tomaré en cuenta, gracias de nuevo Donna— bebió de la taza.

—Me iré arriba, los veo en un rato a la hora de la comida— ella también estaba cansada del día de hoy.

—Nos vemos mamá— Travis se despidió de ella agitando la mano y en el instante que se fue, su mirada cambió por completo.

—¡Travis! — rio ante el descaro de su esposo.

—¿No quieres subir? — arqueó una ceja.

—Por supuesto que quiero subir— rio.

—Bien— se puso de pie para acomodarse a su esposa entre sus brazos, no iba a dejar que caminara, Taylor pesaba, pero no lo suficiente como para dejar de cargarla, así que con toda la habilidad que pudo, la llevó hasta el piso de arriba, llegando hasta su habitación la colocó en la cama.

—Mis tenis se quedaron abajo—

—No es algo que necesites ahora— le quitó los calcetines.

—¿Qué estás haciendo, Travis Michael? — dijo riendo.

—Te hago sentir mejor— continuó con el masaje que le estaba brindando en las piernas, creyendo también que sus pies lo necesitaban mucho, andar todo el día tras sus hijos y embarazada no podía ser la tarea más sencilla. —Mierda— dijo.

—¿Qué pasa? — lo vio raro.

—Debo ir al baño—

—Entonces ve— rio.

—Dame unos minutos, ahora vuelvo— se puso de pie para besarla e irse al baño.


Taylor ya se sentía tan cómoda y no imaginaba tampoco que la leche tibia que Donna le dio la haría dormir, porque en un abrir y cerrar de ojos, se dio la vuelta abrazando una almohada y se quedó dormida, por más que quiso mantener sus ojos abiertos, no pudo, esos minutos donde su esposo fue al baño, le sirvieron para perderse en un sueño.


Para cuando Travis salió del baño, vio que su esposa estaba ya dormida, era la hora de la siesta, ¿Qué podía hacer?, rio para sí mismo, colocando una manta sobre ella y dejándola descansar, él se encontraba del mismo modo, destrozado por el entrenamiento, pero todavía debía subir las cajas que llegaron por la tarde, no debían permanecer afuera, el clima ha estado tan lluvioso durante los últimos días que las cosas se podían arruinar, se recostó en la cama, aprovecharía que todo mundo tomaba una siesta para ver su celular, seguro que en ese momento, la noticia de Taylor y sus hijos presenciando un entrenamiento de los Chiefs ya le había dado la vuelta al mundo, y así era, los tabloides estaban llenos de titulares donde mostraban el hecho de lo sorprendente que la "hermética" Taylor Swift sacara por primera vez a sus hijos, era una suerte mirar las fotos donde los pequeños se podían ver, porque estaban censuradas sus caras, eso le dio un alivio, la gente cada vez respetaba más y cuidaba de la privacidad de los infantes, esa era una buena señal para animar a su esposa a sacarlos más, no deseaba que sus bebés estuvieran todo el tiempo encerrados en casa, debían conocer el exterior, sabían que no tenían una vida normal puesto al nivel de fama que poseen ambos, sin embargo, alguna cosa debían hacer para involucrarlos un poco en el mundo real, "Primer avistamiento de los mellizos Kelce", "¿Terribles dos años?", "Primer escándalo", otro titular, el berrinche de Evie fue un protagonista de algunas fotos donde su hija estaba en el suelo llorando, eso podía ser bastante desatinado.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora