Sé mío

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Por suerte la taquilla estaba vacía, pero igualmente, debido a la estrechez del lugar, me sentía como en una lata de sardinas. Quizá el próximo producto estrella de los supermercados sea Dean enlatado con su jugo.

Miré por las diminutas rendijas que había en la parte superior, y lo que vi me hizo tensarme desde los dedos de los pies hasta el último mechón de mi cabello. Justo frente a la taquilla en la que me encontraba estaban Seth armado con una silla y su papito Triple H con su martillo mirando en todas las direcciones.

-Quizá se haya escondido en una de las taquillas-dijo Seth.

-Sólo hay una manera de comprobarlo-Triple H le pegó un martillazo a la primera taquilla de la izquierda.

Seth sonrió y empezó a golpear con la silla una a una todas las taquillas de la derecha, mientras que Triple H golpeaba las de la izquierda, donde yo me encontraba. Golpeó la primera y luego la segunda. Mi mente trabajaba frenéticamente, buscando la manera de escapar de la trampa en la que yo mismo me había metido. Se llegaba por la quinta, la golpeó y justo después tocaba la mía. Una gota de sudor frío descendió por mi frente. El martillazo de Triple H impactó contra la puerta de mi taquilla y después contra mi estómago. Caí de rodillas, pero conseguí ahogar un grito.

-Esta taquilla no se ha abollado como las demás. Probablemente Dean esté aquí dentro, Seth.

Una patada aterrizó sobre la cerradura, abriendo la puerta, por lo tanto yo caí de bruces al suelo.

-Con que aquí estabas. ¡Chicos, lo hemos escontrado!

Joey y Jamie llegaron desde el otro lado del pasillo.

-¿Llamo a la policía?-inquirió Jamie.

-No, yo tengo un plan mejor para él, un plan con el que me podré vengar de todo lo que me ha hecho.

-Está bien, todo tuyo, Seth-aceptó Triple H.

-Metámoslo en ese vestuario, parece vacío.

Mi vista estaba borrosa, así que casi no me enteré de a dónde me llevaban. Entramos por una puerta sobre la que había un rótulo que decía "Solomon Crowe". ¿Quién era ese? Nunca había oído hablar de él, quizá era algún luchador nuevo y le estaban preparando un camerino, dado que en el interior de la sala no había más que cajas.

-Ya está, podéis dejarnos solos-dijo Seth, a lo que los demás obedecieron.

Ató mis manos y las enganchó a lo único que había clavado en la pared, un gancho para colgar la ropa.

-Ahora vas a pagar por todas las humillaciones que me has hecho pasar. Esta va por la pintura verde que me escupió el maletín-un puñetazo impactó contra mi rostro.

-Cobarde... Suéltame y lucha como un hombre.

Seth se rió con malicia.

-Esta va por la del carrito de perritos calientes-golpeó con una patada mis partes íntimas.

-Ya... Basta-tartamudeé.

-No, todavía no es suficiente. Esta por robarme mi preciado título-una patada estaba a punto de llegar a mi estómago, pero logré moverme a tiempo y su pié se golpeó contra la dura pared.

El hombre de cabello bicolor soltó un grito y me maldijo. De un salto me liberé del gancho, aunque mis manos seguían atadas. Le di una patada a Seth y salí sigilosamente del vestuario para que nadie me viera. Pero ahora no sabía dónde podía ir, si volvía al vestuario de Bray me pillarían y también revisarían el de Roman. ¡Roman! Seguro que él estaba en la enfermería. Lenta pero decididamente me dirigí allí, mi estómago y mi miembro todavía me dolían. Por el camino me encontré con alguno de los trabajadores de la empresa, ellos me dirigieron miradas de todo tipo, pero no me dirigieron la palabra. Entré en la enfermería y, efectivamente, Roman estaba allí, tumbado sobre una camilla mientras era atendido por un par de médicos.

Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora