Aquel invierno frío de 1901, una noche oscura en medio de Chernobil. Los murcíelagos salieron para hacer su aparición, no había un alma , ningún suspiro en aquel sofocante bosque gris.
Charlie,un niño bueno, educado y agradable rondaba cada lunes para estar un rato solo y charlar con la hermosa luna llena. Tenía una vida muy agitada ya que ayudaba mucho a su madre y su padre con su pequeño almacén. Cada día que hiba a aquel tronco lloraba sus penas y sacaba lágrimas de las tantas veces que sus compañeros de escuela lo cargaban por su aspecto gris y silencioso.