"Mi corazón es un péndulo entre la certeza y la duda, oscilando en el abismo de mis inseguridades.".-Harley
Harley
Me quedé mirando el móvil como una loca histérica. Hacía cuarenta y cinco minutos que Stacy no me hablaba; cuarenta y cinco minutos en los que sabía que estaba en una estúpida fiesta. Quizás es algo que no puedo evitar. Al fin y al cabo, ella es libre de hacer lo que quiera, pero, ¿tanto le costaba mandarme un mensaje para saber que estaba bien? Lo único que sé es que se había ido con sus amigas a una fiesta que organizaba un ex de ellas, una fiesta en la que la desconfianza y el terror se hacían cada vez más evidentes en mí. No sé cuántas veces revisé el móvil; no sé las veces que me he metido en Instagram a ver si Stacy había subido una foto.
Me estaba comportando como una loca, lo sabía, pero la confianza hace mucho que la perdí y solo dejaba rastros de la evidente inseguridad que me comía por dentro. Mi mente me repetía constantemente las múltiples cosas que podían pasar en esa dichosa fiesta, múltiples escenarios que solo aumentaban mi mal humor. Resignada, lancé el móvil al lado de mí. Miré por última vez el dichoso aparato que me incitaba a que lo cogiera y la llamara nuevamente. No estaba bien; esto no era sano, lo sabía, pero ella tampoco se hubiera quedado de brazos cruzados si llegaba a descubrir que me he ido a una fiesta sin ella. Posiblemente hubiera sido peor.
Ya me podía imaginar las doscientas llamadas que tendría, los doscientos mensajes que saldrían en mi pantalla de notificaciones. Mordiéndome el labio, intenté acallar mi cabeza. Estaba sola. Mi padre y Linda se habían ido a trabajar, y Aria se había quedado hasta más tarde en el ensayo de baile. Lo sabía porque me había avisado de que no la esperara para cenar.«Ves, Stacy, no es tan difícil mandarme un mensaje. Uno solo y ya estaría más que tranquila.»Cansada de darle tantas vueltas a la cabeza, decidí darme una vuelta. No sabía a dónde, pero necesitaba despejarme, no pensar, dejar que esos pensamientos intrusivos que no me dejaban tranquila desaparecieran. Cogiendo las calles, me aventuré al exterior.
Ya en la calle, noté cómo el aire cálido me acariciaba la cara. Suspirando, me di cuenta de que, en realidad, no tenía un rumbo, que no sabía a dónde ir. El coche de mi padre ya estaba arreglado. Una alocada idea cruzó mi mente, pero la descarté de inmediato. No creía que fuera buena idea ir a la fiesta y ver lo que estaba haciendo Stacy. Me maldije por actuar de esa manera, por pensar de ese modo.
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Perdona Si Te Llamo Amor-Primer Libro De La Saga: Perdona Si Me Enamoro-
Roman d'amourAria siempre ha sido una chica risueña y alegre, capaz de encontrar el lado divertido de cualquier situación. Pero su optimismo es puesto a prueba cuando su madre decide mudarse con su nueva pareja. Ahora, Aria se enfrenta a un desafío mayor: adapta...