Aria siempre ha sido una chica risueña y alegre, capaz de encontrar el lado divertido de cualquier situación. Pero su optimismo es puesto a prueba cuando su madre decide mudarse con su nueva pareja. Ahora, Aria se enfrenta a un desafío mayor: adapta...
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"En la oscuridad de mi confusión, Aria fue mi luz en la tormenta, un abrazo que reconstruyó mi corazón roto.".-Harley
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Harley
Estaba histérica desde el encontronazo con Aria, no podía pensar con claridad. Había estado a punto de perder la puta cabeza. No pude aguantar mucho y decidí irme a casa de Stacy. Stacy vivía en una especie de edificio destartalado que se caía con solo mirarlo. Había decidido coger ropa y meterla de mala manera en la mochila. No pude coger el coche, pues, mi padre solía usarlo para ir a trabajo, así que había ido en autobús hasta el centro.
No era la primera vez que pasaba un par de días en casa de Stacy, a veces me preguntaba como lo hacía su madre para soportarnos, no podíamos estar dos días juntas si saltarnos al cuello, quizás era lo que hacía mantener viva la llama, no lo sé. Aunque, el juego que hice con Aria no me disgusto y me hizo reír bastante, eran diferentes, no podía compararlas, al fin de cuentas una era mi novia y la otra era mi hermanastra.
Anduve con cuidado, el camino de hormigón estaba agrietado y hacía que arrugara la nariz. Cuando abrí la puerta de madera carcomida. El portal olía a moho y a cerrado y el portero estaba durmiendo, con un cigarro en la boca que, se movía cada vez que roncaba. Poniendo los ojos en blanco, miré el ascensor y al ver que, su luz parpadeaba, decidí que era buena idea ir por las escaleras. Enseguida, estas empezaron a crujir, haciendo que el sonido de la madera resonara por todo el portal. Inmediatamente, una vecina cuyo nombre no me acordaba. Se acercó a mí. El olor a alcohol inundó mis fosas nasales, haciendo que casi vomitara la bilis.El cabello canoso de la mujer estaba con rulos de color rosado fucsia haciendo que apartara la mirada. Su camiseta de estampado de flores con un desgastado color rosa le hacía verse más mayor de lo que, quizás, podía ser.
—Eres ruidosa, demasiado ruidosa, las jóvenes como tú me dan asco —escupió haciendo que diera un paso hacia atrás.
Moviendo la cabeza, seguí subiendo las escaleras, por desgracia Stacy vivía en el tercero y los escalones se hacía cada vez más pesados. Enseguida, llegué a la puerta. Oí, los gritos que procedían de dentro y supuse enseguida que Stacy estaba discutiendo con su madre... pobre mujer, a veces Stacy podía ser muy cruel.
