Capítulo 20

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Juanjo subió las maletas a la parte superior de la cabina del tren. Martin quería sentarse en la ventanilla porque le gustaba hacer fotos del paisaje. Aunque siendo de noche no podría hacer mucha cosa, pensó Juanjo.

Se sentó a su lado y el tren arrancó a los pocos minutos.

La mano del maño fue instintivamente al muslo del vasco. Desde que habían oficializado no podía dejar de tocarlo. Era como si su tacto le diera paz, su piel le calmaba la mente que siempre le iba a mil por hora.

Martin apoyó su cabeza en el hombro del contrario y cerró los ojos.

- Llegaremos muy tarde. ¿Duermes conmigo, no? - preguntó el pequeño haciéndole caricias en el dorso de la mano.

- Si me dejas... - contestó el maño en un susurro mirando por la ventana.

- No es que te deje, es que me muero de ganas. - añadió el vasco antes de besarlo.

Cuando sus lenguas se rozaron Juanjo se apartó.

- Paremos un poco, que estamos aquí en el tren y yo me emociono rápido. - dijo apretando el muslo del menor.

Martin hizo un puchero pero se conformó sacando un libro de su mochila y unos cascos para escuchar música. Le tendió un auricular a Juanjo y puso su playlist de música tranquila.

Ambos durmieron todo el camino hasta Chamartín. Estaban tan cansados al llegar que decidieron pedir un taxi.

Llegaron al piso que el pequeño compartía con Lucas pasadas las doce de la noche. Intentaron no hacer mucho ruido porque el uruguayo se levantaba temprano para ir a trabajar a la peluquería.

- ¿Puedo dormir en calzoncillos? - preguntó el maño quitándose la sudadera. - Siempre tengo calor.

- Claro, como si duermes desnudo. - contestó Martin con una sonrisa descarada, pero con la mejillas rojizas.

Juanjo rio y se metió en la cama. Martin lo siguió minutos después con su habitual pijama de camiseta blanca de tirantes. Se recostó de cara al mayor y metió una pierna entre las suyas.

- Hola. - dijo el pequeño en voz muy bajita.

- Hola. - contestó Juanjo riendo.

- ¿Me besas? - pidió el vasco.

Como respuesta el maño lo agarró de la nuca y empezó a besarlo. Martin había soñado tantas veces con tener a Juanjo en su cama... No se podía creer que fuera verdad esta vez. Los besos iban subiendo de intensidad y Juanjo se colocó entre sus piernas para empezar a besar su cuello y sus clavículas.

- ¿Puedo? - preguntó el mayor agarrando el borde de su camiseta.

- Sí, sí. - contestó el pequeño ayudándole a quitarla. Los besos de Juanjo pasaron a su pecho y pezones. Haciendo que Martin se retorciera de cosquillas.

Agarró la cara del maño y volvió a subirlo para besar de nuevo sus labios.

- ¿Me dejas? - le preguntó el mayor en su oído mientras bajaba par de dedos la cinturilla de sus pantalones de pijama.

- Porfavor. - respondió Martin en un jadeo ahogado. Le encantaba que Juanjo preguntara todo el rato aunque fuera una tontería.

El maño se deshizo de los pantalones de Martin y se deslizó hacia abajo para besar el interior de sus rodillas y muslos sin dejar de mirarlo a los ojos.

Martin se agarró con fuerza a las sábanas e intentó no gemir demasiado fuerte cuando la boca de Juanjo pasó a besar su polla.

- ¿Cómo te gusta? - preguntó el mayor agarrando su erección en una mano.

¿Vendrías A Verme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora