Capítulo XIX

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Fue casi imposible contener los rumores en la alta sociedad de Chicago sobre el hecho que ni siquiera se había secado la tinta de la firma el documento que oficializaba el divorcio, cuando Anthony Andrew ya tenía una nueva esposa, quien estaba desbordante de felicidad. Era la señora de esa casa y como tal anhela darle su toque personal para borrar los rastros de su rival y sobre todo hacerse notar en su nueva posición; detalle que molestó a la servidumbre y a la tía.

Aunque todo había pasado rápido su vientre de cuatro meses y medio era cada vez más evidente, lo que le servía de recordatorio a Elroy para contenerse y no discutir constantemente con Annie quien desde el principio dejó entrever sus intenciones cuando les dice con aire fingido lleno de inocencia:

-Candy ya no pinta nada en ésta casa, ahora soy yo la señora, y si a nadie le gusta estoy dispuesta en aceptar que abandonen el lugar. No creo necesario tener que soportar malos gestos o agresiones sólo porque no les parece la decisión de mi marido en hacerme su esposa. Estamos viviendo una nueva etapa en la familia y deben saber que lo más importante ahora es que mi hijo nazca sano, así que será mejor que cada quién vaya sabiendo desde ya cuál es su lugar.

Finaliza para luego abandonar el salón mientras acaricia su vientre, la señora Elroy se desploma en un asiento mientras se da aire, debe morderse la lengua para no decirle unas cuantas cosas a esa mujer.

-Oh, qué disgusto... qué disgusto... maldita sea la hora en que a mi sobrino se le ocurrió la grandiosa idea de meterse con esa fresca.

Los meses pasaban y Annie disfrutaba de su embarazo, tiene la atención completa de su marido aunque casi no suelen tener una vida social muy activa, pero al menos se complace de incomodar a la señora McGregor cuando visita a su amiga Elroy haciéndole ver que no habían conseguido alejarla de Anthony; ellas sufrían por la ausencia de su querida Candy, aunque de vez en cuando recibían noticias suyas.

Nuevamente se acerca el cumpleaños de la tía Elroy, pero ésta vez no se siente de ánimo para una fiesta como el año anterior, no quería escuchar en cada rincón rumores sobre su sobrino, ya bastante esfuerzo le estaba costando tolerar la presencia de esa mujer sólo porque le va a dar un nieto, hecho que le creaba sentimientos encontrados, por eso no podía disfrutar al completo que un nuevo miembro llegaba a la familia. Anthony sugirió hacer una cena en un restaurante de lujo con los más cercanos, cosa a lo que accedió la mujer.

Cuando se llegó la fecha poco a poco los invitados se presenta en el restaurante y son guiados hasta la zona que había sido arreglada para el evento, luego la agasajada hace su entrada y es recibida con aplausos y abrazos, entretanto un camarero entrega copas con champán para poder hacer un brindis... nadie se percata del sonido tenue de unos tacones que se acercan, hasta que poco a poco se va haciendo el silencio cuando van reconociendo a los recién llegados... todos se giran para ver de qué se trataba y descubrir algo inesperado, sólo Elroy fue la primer en reaccionar.

-¡Candy, hija! Estas aquí...

-Tía Elroy ¡Muchas felicidades!

Celebra la rubia entregándose en el abrazo que le da la mujer. Elroy derrama lágrimas de felicidad pues la había extrañado tanto. A ella le siguen la familia McGregor, Stear, George y demás amigos que se alegraban de verla; Stear tras darle la bienvenida se acerca a su hermano y le reprocha que no le haya avisado que Candy estaba de regreso y haber ido él solo a recogerla.

Annie fue la única que no se movió ni alegraba de verla ahí, no la esperaba y deseaba con ansias decirle que se largara que esa era una fiesta privada a la que no había sido invitada por lo que mira a su esposo para que la secunde en idea y posición.

-Candy, ¿Qué haces aquí? Estamos en una evento privado.

-Lo sé perfectamente.

-Por favor Candy, no quieras armar un escándalo en éstos momentos. Sé que estás resentida con Anthony porque terminó contigo y has regresado porque estás desesperada por volverlo a ver. Hemos sido generosos en darte mucho dinero y las acciones de los Andrew para que mi marido sea libre porque me ama y quiere estar conmigo... será mejor que te retires, te lo suplico, no quiero incomodar a la familia en un día tan especial sólo porque estás desesperada en volver a conquistarlo o querer sacarle más.

SEÑORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora