🌕 Plenilunio / Twoshot / ZeeNuNew ver 🌑

Primera parte; deseo 🌕

Era 25 de septiembre del año 2018, 11:03pm.

La luz de luna llena titilaba, refulgente, sobre los techos de las viviendas de Bangkok.

Zee Pruk se sacudió unos mechones de cabello que le caían sobre la frente y emitió un suspiro de exasperación, manteniendo la vista pegada a la ventana, donde las ventanas se ondeaban con el viento. Junto a él, NuNew, su pareja, batía las manos en medio de reclamos y exclamaciones que nacían de un incontrolable enojo.

—¿Por qué no admites que no has superado la muerte de Saint?

Aquellas palabras, escupidas con el más crudo afán de herir, lo azotaron como una fuerte ventisca, desempolvando recuerdos que durante los últimos meses había resguardado bajo llave al fondo de su cabeza, entre otras memorias que no era capaz de olvidar, pero que ya no dolían.

En ese momento, lo que más lo lastimaba era la intención.

Por lo general, escuchar las quejas de su novio con ese tono dulce y agudo no lo ponía de mal humor; era incluso entretenido. Sin embargo, sus discusiones nunca antes habían llegado a ese grado. El nombre de Saint solía tratarse con sumo cuidado. Había sido su mejor amigo, su primer amor. Atravesaban la mejor etapa de su relación cuando Saint falleció. Fue un accidente, hubo un auto involucrado, aunque Zee prefería no pensar en los detalles.

Durante algunos años, no se permitió desarrollar sentimientos por otras personas, ni siquiera tenía citas. El recuerdo de Saint le impedía volver a dedicar sus sonrisas a alguien más, porque creía que hacerlo significaba olvidarlo, y la culpa le impedía seguir adelante. No planeaba que eso cambiara, pero entonces conoció a NuNew, y sucedió.

NuNew entró en su vida como los rayos de luz que se cuelan por la ventana al alba: sin permiso, avasallante, iluminando todo a su paso con una preciosa sonrisa. Y de pronto su corazón no dolía más; estaba listo para amar y ser feliz de nuevo. Pero incluso si no lo hubiera estado, no habría estado dispuesto a dejarlo ir.

Se conocieron un verano en el que NuNew, siendo un estudiante de último año en la universidad, llegó a su empresa a trabajar como becario. Era mediodía cuando Zee volvía de una junta. Mientras caminaba hacia su oficina, pasó por fuera de la sala donde se llevaban a cabo las entrevistas y, al mirar a través de la puerta abierta, no pudo seguir avanzando.

Allí dentro estaba el chico más atractivo que había visto, sentado con la espalda erguida mientras respondía preguntas con una sonrisa tímida. Cuando el chico se percató de su presencia, giró el rostro hacia la puerta y reaccionó con un destello de vergüenza, pero casi de inmediato sonrió más ampliamente, juntó las palmas de las manos delante del pecho y se inclinó para saludar. En ese momento, Zee se encontraba tan patéticamente perdido en sus ojos que no fue capaz de devolver el saludo. El chico continuó la entrevista y él se marchó a su oficina.

Durante el resto de la tarde, sin importar lo que estuviera haciendo, sus pensamientos volvían a aquel momento en el que vio al muchacho. Se preguntaba si le había dejado la impresión de ser un hombre grosero y de escasos modales. Esa idea le había impedido descansar correctamente, así que, a la mañana siguiente, tan pronto como llegó a la empresa, solicitó los datos del chico y se aseguró de que fuera contratado.

Su nombre era Chawarin, un nombre tan bonito como él, aunque todos le llamaban NuNew. Era un muchacho encantador y todos en el trabajo estaban contentos con él, sobre todo Zee, a quien no se le había visto sonreír de manera tan genuina desde la muerte de Saint.

Dado que no le gustaba estar solo en casa, trabajar hasta entrada la noche se había vuelto un hábito difícil de abandonar. Una tarde, mientras leía algunos documentos, alguien llamó a su puerta. Sin levantar la mirada de los papeles, respondió con un «adelante» y esperó a que la persona entrara. Cuando vio por el rabillo del ojo un par de atractivas piernas enfundadas en un pantalón negro, se olvidó de lo que estaba haciendo. No esperaba que se tratara de NuNew, puesto que su hora de salida ya había pasado, pero al parecer el departamento de ventas estaba atrasado con algunas entregas y él había accedido a quedarse horas extras.