Jeff
Despierto con la luz que se cuela por la ventana y ni siquiera vale la pena preocuparme; no importa la hora que sea, le dije que a las once, pero pague al juez por el día completo, continua dormida; respirando despacio con las manos en mi espalda y me preocupa haber aplastado la empanadita con el peso de mi cuerpo, intento levantarme pero tira de mi cabello volviendo a enterrarme en la misma posición, acaricio sus piernas despacio por unos segundos y me incorporo lo suficiente para besarla de pico antes de moverme al baño.
Puedo verla acomodarse en la cama y cubrirse con las colchas aun con los ojos cerrados, camino al baño despacio y reviso mi hombro en el espejo; no es nada, no es una herida significativa, pero me marco como su perra; tengo el moretón y la herida de sus dientes, me lavo la boca pensando en lo que necesito; un baño antes de ir por su desayuno,también tengo que hablar con Ray; ya debe haber terminado sus asuntos urgentes con Ruth y necesito que sea mi testigo, si alguien merece firmar junto a mi nombre el día mas feliz de mi vida es mi hermano.
Lavo primero el pelo y con los ojos cerrados escucho como abre la puerta, si quiere unirse no pienso negarme, normalmente cierra la puerta y se rehúsa a que la vea en el baño, a compartir el baño, ahora; sabiendo lo que se, por fin lo entiendo y me maldigo por haber intentado unirme a ella tantas veces antes de saber lo horroroso que debe sentir al compartir el baño con un hombre. La escucho cepillar sus dientes antes de sentir sus manos envolverme por la espalda y acariciar mi abdomen mientras recibo el agua para retirar el shampoo, volteo para encontrarla con todo y pijama, la pequeña pijama gris se ve negra la pegada a su cuerpo por el agua.
— Dos minutos bebe, en dos minutos te dejo el baño — le digo.
Sube las manos a mis hombros y tira de mi hacia abajo, me inclino buscando sus labios y recibe el beso, pero continua empujándome hacia abajo hasta tenerme de rodillas, estoy frente a su pecho y por alguna razón el contacto se siente inocente, vacía parte de mi shampoo en sus manos,antes de enterrarlas en mi cabello, cierro los ojos mientras restriega y limpia suavemente, enjagua despacio, es la primera vez que me lavan el cabello así, apoyo mi cuerpo sobre mis pantorrillas cuando empiezan a dolerme las rodillas y la tengo tan cerca que no puedo evitar el impulso de envolverla en mis brazos, enterrando la cabeza en ella mientras aplica lo que supongo es acondicionador, mi pelo es como una mascota auto-suficiente, una vez cada dos meses voy a alguna barbería en la que me hacen tratamiento y vuelvo a olvidarlo, literalmente lo lavo en cada baño como si tuviera un temporizador; pero ella se dedica a cada uno de mis mechones con calma, desenredando con los dedos antes de enjuagar.
—Listo— Dice como si fuera su mayor logro.
Habla despacio, envolviéndome el cabello en un moño sobre la cabeza con manos habilidosas, no se como responder, creo que es lo mas intimo que he hecho en la vida y ni siquiera ha sido sexual, ni siquiera estoy excitado pero lo que me carcome el pecho es un maldito sentimiento que no conozco.
— Cásate conmigo, cásate conmigo bebe.— Susurro y sonríe levantando el anillo frente a mis ojos y siento que el corazón se me saldrá del pecho una vez mas.
—Perdimos la cita, pero ya dije que si...— Responde.
—No tengo nada que pedirle a Dios, no hay nada mas que pueda pedirle a nadie pero tengo todo que agradecer, me pasare la vida agradeciendo haberte encontrado, agradeciendo verte a los ojos, agradeciendo saberme digno de tus besos mi amor, déjame de rodillas, no soy Nitai, no soy hombre, no tengo nombre ni apellido, llámame tuyo, bautízame como tu esclavo, porque te pertenezco en cuerpo y alma, Pelusa.—
—Yo no se decir cosas así de bonitas.— Me besa bajando hasta quedar sentada sobre mi y recibo el beso pegándola a mi cuerpo hasta que siento que no queda una célula de distancia entre nosotros. No se cuanto tiempo llevo con ella atada a mi cuerpo, pero siento que si la suelto se me ira de alguna manera.
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Eros -Borrador
RomanceNo existen salidas si todas las puertas llevan al mismo lugar; Raymond Vargas sabe esto mejor que cualquiera, estar exiliado parecía la oportunidad perfecta para cambiar su vida. -Solo las partes que no le gustan- Pero desaparecer y dejar todo atrás...