Gota

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No hizo falta más que mirar al rededor para saber que habían llegado tarde. Las palabras de la castaña dejaron toda la habitación en un silencio asfixiante. Ya no había nada que hacer para detener el caos que estaba explotando.

Los colores se fueron del rostro de Beto, que de inmediato intentó tomar la mano de la joven, pero ella se alejó, como si su tacto la quemara. El joven contrario hizo un gesto para articular un par de palabras, pero ella seguía con esa expresión que el joven no podía leer. 

-Valentina... no es lo que parece.

-Bien, entonces dime ¿Qué está pasando?

Los ojos de la joven castaña brillaron con algo de esperanza mientras muy apenas eran cristalizados por las lagrimas. Esa imagen hizo que a Beto se le contrajera el pecho dolorosamente porque ¿Qué podía decir?

-Valentina, solo... vamos a la panadería, te explicaré todo con calma.

La voz del castaño la hizo mirar sobre su hombro, él se había acercado, ni siquiera había logrado escucharlo cuando lo hizo, supuso que había sido por su llegada que la puerta había hecho un ruido tan estruendoso. El joven puso cuidadosamente una mano sobre su hombro, pero ella se alejó de él con la misma rapidez con la que se había alejado del toque de Beto.

-No te acerques, ni tu ni nadie. Basta de su repulsivo juego, díganme ¿qué está pasando? 

Dijo en un grito, que hizo que Leo retrocediera un paso. Beto, casi a su lado, volvió a intentar tocarla, pero ella de inmediato volvió a apartarse. 

-¡Dije que no me toques!

Todos se miraron entre sí, ninguno dijo nada ¿cómo podían cargar con el peso de sus palabras? No era que estuviesen tratando de hacer la confusión de Valentina más grande, es solo que ¿Cómo explicas algo como una boda falsa sin parecer un completo lunático? Ninguno se sentía con el derecho de explicar algo. Y mientras tanto, la castaña estaba siendo carcomida internamente por el nivel de silencio de la sala, por el secretismo, porque era claro que se estaban burlando de ella justo delante de su rostro, y nadie decía nada, nadie hacía nada, salvo mirarla con... lastima. Sintió la bilis formarse en la boca de su estómago, porque odiaba esa lasciva mirada, parecía que estaba a punto de perder la cabeza.

-Sí, Beto está comprometido con Teodora.

La voz que rompió el silencio hizo que de inmediato todas las miradas se posaran sobre él. Muchos de esos ojos anunciaban una muerte segura, pero no iba a quedarse a verla en esa situación un solo segundo más. Alex había tenido suficiente de ver a su amiga de la infancia en ese estado de confusión. 

El rostro de Valentina se pintó con las emociones que la golpearon. Sintió un golpe de tristeza directo a su pecho, seguida por uno de desilusión que se hizo evidente cuando una nueva ola de lagrimas cristalizó sus ojos, en ellos no había anda del alivio que había visto hace unos momentos, solo... dolor.

-¡No te metas en esto!

Leo de inmediato trató de abalanzarse sobre él, con su puño cerrado logró darle un golpe directo al rostro a Alex. El impacto hizo que este diera un par de pasos desorientados hacia atrás, pero no se cayó. Se llevó una mano al ardor caliente que sentía sobre la piel, solo para descubrir que su labio estaba sangrando.

Había sido un idiota por no haberlo visto venir, pero ahora estaba más que enojado.

Dio un par de pasos certeros hacia Leo, pero el joven no vaciló.

-¡Cállate! ¡Esto es demasiado para que puedas entenderlo!

-¿Y por eso vas a dejarla así hasta que TU decidas que es suficiente? 

Hilo de Sangre. Primera Lección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora