Capitulo Diez

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Luke estaba espectacular con su castaña y sedosa melena, sus ojos castaños bellamente enmarcados por sus tupidas pestañas oscuras y su corto pantalón, que le dejaba al aire las bonitas piernas.

Al principio se había quejado de «aquella vieja ruina de castillo», cuando un empleado le dijo que lo acompañaría a visitarlo, pero rápidamente le sonrió al darse cuenta de su grosería.

Abrazó a Fluke sin titubear y frunció el ceño, decepcionado, cuando Ohm se excusó para hacer una llamada.

–¡Madre mía! –exclamó cuando él cerró la puerta–. Es incluso más guapo en persona. ¡Qué pómulos! ¡Qué cuerpo!

–¿Cómo están todos en casa?

Luke suspiró.

–Como siempre. Mamá atosigando a papá con el crucero que quiere hacer en otoño y papá negándose porque no se quiere perder el comienzo de la temporada de caza. Siento haberme portado tan mal contigo cuando fuiste a casa. No podía más, la decepción de George, tu cambio de suerte... Y te echaba de menos.

–Yo también –Fluke examinó el rostro de su primo y se quedó satisfecho al comprobar que no sabía nada de los problemas legales que acechaban a su familia. Él mismo seguía esforzándose en aceptar la situación que le había explicado Ohm.

Le indignaba que no le hubiera dicho nada antes y que solo le hubiera hablado de aquel asunto, que únicamente le concernía a él, por la llegada de su primo. Se hallaba en estado de shock por la noticia y, además, prefería no pensar en qué sería de su matrimonio a corto plazo.

Ohm no lo quería.

Si deseaba seguir casado más tiempo era para proteger a su hijo. él no podía hacer nada al respecto, pero podía pensar en sí mismo y marcharse.

Cada vez sentía más ganas de hacerlo, aunque las reprimía pensando en que su hijo se merecía un padre.

Ohm lo había hecho caer desde la cima de la felicidad a las profundidades de la desesperación. Si no podía tenerlo por completo y para siempre, no seguiría con él ni aceptaría una relación vacía y fingida que continuara durante años, porque el dolor acabaría con él.

–¡Vaya! –exclamó Luke inclinándose hacia Fluke para tocarle los pendientes de esmeraldas–. Ahora también tienes pendientes que valen una fortuna.

–Ohm es muy generoso conmigo.

–Entonces, entrégamelo –le pidió Luke alegremente, como si le estuviera pidiendo prestado cualquier nadería–. Es un hombre serio, ¿verdad? Necesita a alguien más excitante, como yo. Podrías volver a Inglaterra y yo...

A Fluke se le hizo un nudo en el estómago.

–Estoy esperando un hijo. No sería tan sencillo.

Luke lo miró, asombrado.

–¿De verdad que te has acostado con él? ¿Y te has quedado embarazado? –negó con la cabeza y tardó unos segundos en recuperarse–. Bien hecho, porque yo no quiero tener hijos hasta que no tenga más de treinta años.

Fluke lo miró sin inmutarse.

–Creo que tendrás que preguntarle a Ohm qué opina al respecto.

–Es evidente que me preferirá. ¡Todos los hombres lo hacen! Ya me he percatado de que se ha esforzado en no mirarme para ocultar su interés. Y ahora entiendo por qué. Si estás embarazado, le parecerá que no puede cambiar de barco.

Fluke se preguntó si era cierto que Ohm había intentado ocultar su interés. Luke era hermoso y sexy. Era evidente que él lo había notado, sobre todo porque Fluke estaba pálido y callado, ya que su relación tocaba fondo.

Príncipe por accidenteWhere stories live. Discover now