3.- Desaparecido

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Esa mañana la floristería no estaba abierta, aunque en un principió se creía que hubo algunos contratiempos con el joven siguieron así por unos días luego una semana y no hubo señal del muchacho. Entre ellas Daishinkan, que después de aquella visita que le hizo, creía que lo evitaba por aquella vez mas la información proporcionada por su hijo Whis aclaró sus dudas.

Él esta bien, solo se tomó un tiempo para cuidar de su abuelo que se encuentra delicado de salud”

También supo donde vivía y por medio de su hijo que lo acompañó llegaron al hogar del joven Shin. Era una pequeña casa de una sola planta, no muy buena pero tampoco mala y lo notó cuando tocaron la puerta donde un hombre de piel rojiza los abrió, se vio confundido con la visita de ellos pero con la breve explicación de Whis los dejo pasar.

El interior de la casa era modesto y acogedora, la sala con algunos sofás y adornos de épocas antiguas. Por el pasillo vieron a Shin llevando unas medicinas en una bandeja. Cuando llegó hasta ellos los saludo cordialmente ocultando la sorpresa que sentía al ver a Daishinkan. A esa persona que para Shin le resultaba todavía todo un enigma.

—Buen día joven Shin ¿Cómo ha estado? —preguntó Daishinkan. La otra persona se retiró dejándolos solos e invitó a Whis a la cocina a preparar el almuerzo, Whis acepto animada mente dejandolos solos.

—Buenos días señor Daishinkan —respondió Shin.

—Su ausencia en la floristería ha creado una polémica entre las personas —dijo sorprendiendo a Shin —¿Tendrá alguna escusa?.

—Deberia tenerla? —señaló Shin confundido por esa pregunta.

—No pero les debe una explicación del por qué se ausentó.

—Puede ser, pero de flores no vive una persona.

—No puede que no sin embargo las personas que lo aprecian a usted le preguntaran por su ausencia.

—No lo dudó —diria Shin con una ladina sonrisa.

Daishinkan antes de poder hablar Shin se adelantaría.

—Sin embargo al igual que usted, las personas ya se hubieran tomado el tiempo de venir a verme ¿No creé?.

—¿Le gustaría recibir a todas esa gente? —Le preguntó y Shin dirigió su mirada a la cocina donde vio a su padre preparar un té mientras Whis hacia unas galletas —Veo que no...

—Whis me platicó que usted tiene una habitación llena de libro ¿Es eso cierto?.

—Si ¿Por qué?

—Le importaría alguna vez mostrármela —pidió.

—No veo por que no.

—Gracias.

Algunos días después la floristería volvió abrir y Shin tuvo unas semanas llenas de complicaciones, sobre todo por la presencia de Bills. Mientras volvía a su casa se encontró con Whis y una mujer similar a él, supuso que era Vados la hermana gemela de Whis, pues él alguna vez le platicó de ella. Hubo una platica entre ellos y luego se despidieron. Toda esa escena fue vista por Daishinkan desde la ventana de su casa, cuando una llamada lo sacó de sus pensamientos y decidió contestar.

El fiscal se niega a reabrir el caso señor Daishinkan”

Le dijo la otra persona del otro lado del teléfono. Daishinkan suspiro con pesar, después de unas cuentas palabras colgó sirviéndose un poco de vino y lo tomó amargamente sintiendo un mal sabor en su paladar y no era precisamente por el vino era por la noticia de aquella persona. Luego abandonó la sala para ir a su habitación a descansar pues era hora de su descanso como usualmente lo tomaba en esos días donde no tenía cosas importantes que hacer.

Continuará...

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