1 de junio de 2024
Alice
En el coche sonaba "Castle on the hill" a todo volumen, Emma y yo la cantábamos como si nada más importara. Su pelo marrón oscuro, revuelto por el aire que entraba por las ventanas del coche, se movía de un lado al otro mientras movía la cabeza como loca al ritmo de la canción. Era la primera vez que ella conocía Lake Harmony, después de que yo le hablara de ese lugar por tantos años, desde que somos mejores amigas. Ella lo sabía todo sobre ese lugar sin haber siquiera puesto un pie ahí, todos los besos de verano, todas las tardes en el lago y Miles, todo lo de Miles, desde el día en que lo conocí, el día en el que me dijo que estaba enamorado de mi y yo no pude sentir lo mismo, las tardes lluviosas en las que me quedé viendo pelis con su prima, mi otra mejor amiga, su madre, y, por supuesto conocía la caótica llamada que tuvimos meses atrás. Miles y yo no habíamos vuelto a hablar desde entonces, pero sabía perfectamente que el plan sigue siendo el mismo: tener el mejor verano de nuestras vidas, juntos. Seguíamos cantando y bailando en el coche junto con mis padres, que estaban igual de emocionados que nosotras por llegar al pueblo, la carretera se veía dorada por el sol y los pinos alrededor de ella se veían como manchas verdes por la velocidad, el aire estaba impregnado de bosque con un ligero aroma a lavanda, todo era precioso en verano, como si tuviera la capacidad de opacar a cualquier otra estación, me daban ganas de salir del coche y correr por las praderas y bosques como si así fuera a llegar más rápido a mi destino, pero no tenía sentido, a veces los mejores sentimientos no lo tienen.
Por fin, llegamos al pueblo y comencé a enseñarle a Emma todos los lugares importantes por los que pasabamos, sus ojos miel brillaban cada vez que le enseñaba un lugar y me miraba sonriente sabiendo perfectamente a que recuerdos pertenecía cada local y cada esquina, ella me conocía muy bien, más que yo misma en algunos sentidos. Llegamos a la calle de mi casa, y fue el momento en el que tuve que enseñarle también la casa frente a la mía, la casa de Miles, su estructura blanca se alzaba sobre el lago cubierta en zarzas que escalaban los muros, era tan bonita como siempre, los rayos de sol se reflejaban en sus ventanas creando juegos de luz dignos de una película. No tuve que decir nada, Emma supo que casa era en cuanto la vio, por supuesto que mi expresión con una mezcla brutal entre nervios y fascinación también le dio una pista. Había humo saliendo del jardín, Miles ya estaba aquí, supuse que estaban haciendo una carne asada. Aunque el coche estaba dando tumbos por el empedrado de la calle a mi me pareció que todo pasaba a cámara lenta.
Llegamos a mi casa, amarillo claro con toques de madera en la fachada, cogimos las maletas y entramos. Le enseñé a Emma el jardín, la sala con cojines rojos, la piscina que te invitaba a dar un salto dentro, el sauna y la mesa donde solíamos comer, ella miraba fascinada cada detalle, mientras sus ojos miel se movían de un lado a otro, genuinamente extasiada, porque así es ella, como un sol que irradia felicidad, y que contagia a los demás de esta misma. Entramos y le mostré la sala, la cocina, y nuestro cuarto, paredes blancas y decorados como cuadros de colores, luces colgantes y fotos. Pusimos las maletas en un rincón y empezamos a deshacerlas, su maleta era enorme, la mía tampoco se quedaba atrás, estaríamos ahí 78 días, como suelo estarlo todos los años, e íbamos bien equipadas. Deshacer maletas estuvo lleno de risas y chistes malos, entonces me dijo algo que yo llevaba evitando desde el coche "¿vas a querer ir a la casa de Miles a saludar a todos? No tienes que ir por el, seguro que también está Brooke" dijo con una sonrisa alentadora "Pues no veo porque no, se supone que el y yo estamos bien, además no he hablado con Brooke desde marzo y quiero saludarla" sonreí despreocupada "casi creo que no estas nerviosa mentirosa, pero muy bien ¡fake it till you make it bitch!" se rió y yo la imité, salimos de la casa y les avisé a mis padres de a donde íbamos, pude captar perfectamente como se miraron entre sí con una sonrisilla, no era posible que hasta ellos juraran que había salseo ahí. Los ignoramos y seguimos caminando, solo hizo falta cruzar la calle, en unos pasos, ya estábamos ahí, ni siquiera llamé a la puerta, entré directamente por el jardín como de costumbre, y entonces los vi a los todos, Miles, sus tíos y Brooke "¡Hola a todos!" dije con una gran sonrisa extendiendo los brazos, Brooke corrió hacia mi y me abrazó, olía como siempre, a menta fresca, sus brazos me aplastaron con fuerza, estaba segura de que Miles le había contado todo lo que había pasado aquella noche de febrero, porque al alzar la vista sobre el hombro pálido y pecoso de Brooke vi su media sonrisa, que por suerte no dejaba entrever ni una gota de incomodidad. Brooke dejó de abrazarme y saludó amablemente a Emma, no se conocían, por lo menos no en persona, pero sí sabían perfectamente quién era la otra por todo lo que les había contado. Corrí hacia Milees y lo abracé, fue un abrazo distinto al último que tuvimos el año pasado entre lágrimas y melancolía, fue un abrazo cálido, de esos que sin una palabra te dicen que todo es como debería ser, que te dan derecho a ser feliz. Los tíos de Miles me abrazaron también, Margaret, su tía comenzó a hacerme los típicos comentarios de persona adulta "que guapa te has puesto", "que alta", "que mayor", etc, mientras Richard su esposo solo sonreía apreciando el momento mientras se rascaba su cabeza calva. En esa casa todos me querían, era como mi segunda familia, esa que uno si tiene derecho a elegir. Entonces, pude ver por el rabillo del ojo a alguien aparecer desde la entrada de la casa y mirarme fijamente con los brazos cruzados. Me giré, y lo vi, un chico que no conocía, alto, pecoso y de rizos negros, con los ojos más azules que he visto en mi vida. Javi, Miles me había enseñado fotos de su mejor amigo, solo que en ellas el se veía bastante más amigable. Hicimos contacto visual por unos segundos, que pasaron como horas, analizando al otro, hasta que Miles rompió el silencio "Bueno Alice, te presento a Javi, el idiota de la llamada" se rió mientras sentí como Javi me fulminaba con la mirada con odio. Después de que me llamara perra malvibrosa, sabía que no le agradaba, pero me había parecido algo irrelevante, o por lo menos cuando no sabía que tendría que compartir el verano con el. Miles ya me había hablado de él, de lo divertido, gracioso y lo increíble que era aquel ser que tenía enfrente mirándome directamente con asco y arrugando la nariz, sin una gota de ganas de esconder que no nos caíamos muy bien. Fue entonces cuando mi educación le tuvo que ganar a mi orgullo y lo saludé
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78 días para olvidarte
RomanceAlice lleva toda su vida pasando 78 días de cada año en su casa del lago. Para ella ese lugar sabía a verano, helados, lago, fogatas, atardeceres y fiestas, siempre había sido así hasta que conoció a su mejor amigo, Miles Foster, a partir de ahí el...