Capítulo 18: Conflicto en el Hospital

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El hospital, que solía ser un refugio seguro para Elena, se había transformado en un lugar lleno de ansiedad y tensión. Las amenazas de Marco y la constante presencia de los paparazzi habían convertido cada día en una batalla por mantener la calma y la profesionalidad. Pero ese día en particular, las cosas tomaron un giro aún más oscuro.

Elena estaba revisando las historias clínicas en la sala de descanso cuando una colega, Clara, se acercó con una expresión preocupada.

"Elena, hay alguien en la recepción que pregunta por ti. Parece muy alterado," dijo Clara con tono de advertencia.

Elena sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. "¿Dijo quién era?" preguntó, ya temiendo la respuesta.

Clara negó con la cabeza. "No, pero parece urgente."

Con un nudo en el estómago, Elena salió de la sala de descanso y se dirigió hacia la recepción. Al llegar, su peor temor se materializó: allí estaba Marco, con una mirada oscura y llena de rabia.

"Marco, ¿qué haces aquí?" preguntó Elena, tratando de mantener la calma y no mostrar el miedo que sentía.

"Necesitamos hablar," dijo él, su voz baja pero cargada de amenaza.

Marco no esperó a que Elena respondiera. La tomó por el brazo con fuerza y la llevó a un rincón más apartado, lejos de la vista de sus colegas.

"¿Qué demonios crees que estás haciendo?" escupió Marco, su rostro cerca del de ella, su aliento caliente y lleno de ira. "¿Crees que no veo todas esas fotos? ¿Crees que puedes estar con Alexia y no habrá consecuencias?"

Elena intentó liberarse de su agarre, su corazón latiendo con fuerza. "Marco, déjame. Esto no tiene nada que ver contigo."

"¡Tiene todo que ver conmigo!" Marco gritó, apretando más su agarre. "Te advertí que te alejaras de ella."

Antes de que Elena pudiera responder, sintió el dolor agudo de un golpe en su rostro. Marco la había golpeado con tal fuerza que cayó al suelo, su visión nublada por las lágrimas y el shock.

"Esto es solo un recordatorio," dijo Marco, mirándola desde arriba. "La próxima vez será peor."

Elena se quedó en el suelo, aturdida y temblando, mientras Marco se alejaba rápidamente. Después de unos minutos, cuando logró reunir la fuerza suficiente, se levantó y volvió a la sala de descanso, tratando de ocultar el dolor y la humillación que sentía.

A pesar del dolor físico y emocional, Elena sabía que no podía dejar que sus pacientes sufrieran por culpa de Marco. Se forzó a volver a su rutina, atendiendo a sus pacientes con una sonrisa forzada y profesionalismo, aunque por dentro se sentía rota.

Cada vez que alguien la miraba con preocupación, ella inventaba una excusa rápida. "Me tropecé," decía. "Estoy bien."

Clara, sin embargo, no estaba convencida. "Elena, sé que algo no está bien. Si necesitas hablar, estoy aquí para ti."

Elena agradeció el apoyo, pero sabía que no podía contarle a nadie la verdad. No quería involucrar a sus colegas en el peligro que representaba Marco.

El final de su turno estaba a la vista, y Elena se sentía al borde del colapso. Cada paso dolía, cada respiración era un recordatorio del golpe que había recibido. Estaba recogiendo sus cosas, preparándose para ir a casa y descansar, cuando escuchó una voz familiar.

"Elena, ¿todo bien?"

Se giró y vio a Alexia Putellas, parada en la entrada de la sala de descanso con una expresión preocupada. "¿Alexia? ¿Qué haces aquí?"

Alexia sonrió, aunque su preocupación era evidente. "Quería darte una sorpresa. Pensé en invitarte a cenar, para que nos relajáramos un poco."

Elena intentó sonreír, pero el dolor en su rostro la traicionó. Alexia se acercó rápidamente, notando el moretón que empezaba a formarse en su mejilla.

"¿Qué te pasó?" preguntó Alexia, su voz llena de alarma.

Elena bajó la mirada, tratando de encontrar una excusa plausible. "Me tropecé y me caí. No es nada serio."

Alexia no parecía convencida, pero no quiso presionar más en ese momento. "Vamos, te llevaré a mi apartamento. Puedes descansar allí, y pediré algo de comida para nosotras."

El viaje al apartamento de Alexia fue silencioso. Elena estaba agotada y adolorida, y Alexia respetó su necesidad de silencio, aunque no dejó de lanzar miradas preocupadas en su dirección.

Al llegar, Alexia ayudó a Elena a acomodarse en el sofá y rápidamente pidió comida de uno de sus restaurantes favoritos. Mientras esperaban, Alexia preparó una compresa fría y la llevó al sofá.

"Déjame ayudarte con eso," dijo suavemente, aplicando la compresa en la mejilla de Elena.

Elena cerró los ojos, disfrutando de la sensación calmante. "Gracias, Alexia. Eres muy amable."

Alexia sonrió, aunque la preocupación seguía presente en sus ojos. "Solo quiero asegurarme de que estés bien. Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites."

La comida llegó poco después, y Alexia se encargó de servir los platos y llevarlos al sofá. Se sentaron juntas, comiendo en silencio por un rato, simplemente disfrutando de la compañía mutua.

"Sabes, realmente aprecio todo lo que haces por mí," dijo Elena después de un rato. "Estos últimos días han sido... muy difíciles."

Alexia tomó la mano de Elena, apretándola suavemente. "Estamos juntas en esto. No tienes que pasar por esto sola."

Elena sintió un nudo en la garganta, agradecida por el apoyo incondicional de Alexia. "Gracias. Significa mucho para mí."

Después de la cena, se quedaron en el sofá, viendo una película ligera para distraerse de los eventos del día. Alexia se acomodó más cerca de Elena, ofreciendo su apoyo físico y emocional.

Elena se permitió relajarse un poco, apoyando su cabeza en el hombro de Alexia. El dolor en su rostro aún estaba presente, pero la calidez de la presencia de Alexia ayudaba a calmar su ansiedad.

"¿Te sientes mejor?" preguntó Alexia en un susurro.

Elena asintió. "Sí, gracias a ti."

Se quedaron así por un rato, disfrutando del silencio y la compañía mutua. Aunque el miedo y la ansiedad seguían acechando en el fondo de la mente de Elena, en ese momento se sentía segura y protegida.

A medida que la noche avanzaba, Elena sabía que no podía seguir ocultando lo que realmente estaba sucediendo. La presencia de Alexia le daba la fuerza que necesitaba, pero también sabía que hablar sobre Marco y las amenazas que enfrentaba sería extremadamente difícil. Aunque no del todo lista para decirle toda la verdad, Elena sabía que debía enfrentar sus miedos y proteger a quienes amaba.

Ecos de Amor  - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora